Veía a mi esposo dormir placidamente por el sedante que Heather se había encargado de inyectar antes de desinfectar la herida y coserlo, para que no sufriera más dolor y decir qué al principio fue inútil porqué no hacía afecto, y en dónde Zenda lloraba al ver a su padre sufrir y yo me aguantaba las lágrimas para no hacerlo, hacía el momento increíble ver cómo se encotraba durmiendo cómo si nada hubiera ocurrido, sonreí acariciando su mejilla izquierda, me gustaba tanto verlo dormir qué al decir verdad me gustaba todo de él, y por eso cuando me propuso matrimonio un año después de estar en pareja y casi dos años de conocerle lo más que pude, acepté.
Nuestra convivencia fue absurda desastroza, adversa y poco convenible para ambos.
Hasta qué algo nos hizo frenar en el lugar, frenar el mundo en dónde estábamos y unirnos para comenzar uno nuevo, lleno de amor y pasión.
Por que si algo lo definía a Joshua era la pasión qué sentía. Era algo tan energético, saludable y envidiable.
Tan magnífico, tan él.
Abandoné la habitación para ir en busca de un agua, todos en la casa dormían o eso parecía. Mientras bebía, observé cómo las primeras luces provocadas por todo aquello que habitaba el cielo, hacía iluminar al gran planeta.
Cómo un flash el olor a sucolonia llegó a mi mente recordando, parecía que se había impregnado en mí a través del impacto no producido gracias a su ayuda, moví la cabeza tratando de olvidar, recordando sus palabras antes de qué lo ignorara en lo que resto su presencia en la casa.
—¡Deja de pensar un poquito! —Habló con voz ronca detrás mío haciéndome sobresaltar del susto. Apoyé mi mano izquierda en mi pecho, mi corazón palpitaba a cien por segundos y todo eso era gracias a mi queridisima amiga Heath.
—No te rías, inmunda. —Traté de sonar seria pero al escucharla reír, todo mi intento se fue por el retrete. Su risa era contagiosa, muy chistosa por eso fue que reí con ella.
—Bueno...¡Pffs!
—Trataba de calmarse pero ni ella misma podía, volvió a reírse a carcajadas limpias. Ya me había dejado de parecer gracioso así qué lo siguente que hice fue arrojarle un vaso de agua fría en la cara. —¡MALDITA SEAS, ESTÚPIDA! —Esos eran los chillidos de Heath mientras corría detrás de mí por las escaleras a las casi seis de la mañana.Llegué a mi habitación y me encerré. Tapé mi boca para acoplar la risa cuando la escuché decir.
—¡Me las pagarás! ¡Me las pagarás! ¡AGHHHH!
—¿Heather? ¿Qué haces hablando con la puerta? ¿Te sientes bien mi niña? —Apoyé mis dos manos ahora, me resultaba imposible parar de reír.
—No, nana es qué...
—Deja, no me expliques no importa. Todos alguna vez tuvimos un amigo imaginario ¿Si? No es nada malo, ven conmigo ahora. —La interrumpió comprensiva.
—Pero...
—Vamos, camina. —Unos pasos después, no podía dejar de reír con la boca tapada. Me tranquilicé y me llevé el segundo susto de la noche al verlo sentado en mi cama mirándome todo pálido.
—¿Qué ocurre? —Preguntó en un altivez de sonreír.
—Nada importante. ¿Cómo te sientes? —Pregunté acercándome hacía la cama para estar junto con mi marido.
—Bien, eso creo.
—Asenti. Si bien quería preguntarle qué fue lo qué ocurrió, opté por no hacerlo, Joshua no estaba en condiciones y mi curiosidad por saber podía esperar al menos unas horas más.______________
Séptimo capítulo.©Derechos Reservados.
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Caroline #2
Romantizm¡Segunda parte de Steven! Las segundas oportunidades tampoco se dan para volver amar.