009.

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El suave jazz que inundaba la estancia la hacía sentirse evidentemente fuera de lugar. El frío y la multitud de personas que casualmente, de vez en cuando, las atrapaba observándola habían conseguido que se abrazara a sí misma.

No era el lugar en sí mismo, eso lo sabía. Eran las personas en él.

Removió los ojos por el salón tratando de buscar por centésima vez a Hoseok, quien se había retirado cinco minutos atrás para conseguir unas copas de vino para ambos, pero, sólo encontró a más hombres intimidantes mirándola sin discreción alguna.

¿Para qué aquél hombre la habría traído allí? ¿Por qué no la había llevado a un restaurante cualquiera, como había esperado?

Gruñó por lo bajo y llevó su mano hasta su hombro, abrazándose aún más; la pregunta volvió a surgir, ¿realmente estaba dispuesta a hacer aquello por un collar?

Bufó. ¿Qué era este lugar, siquiera?

- ¿En serio eres tan inocente como luces? -reaccionando, se apretó más contra sus propios brazos, ante la poderosa y masculina voz que sobresaltó entre el bullicio de gente justo detrás de su nuca.

Se giró con miedo, el cual intentó disimular apretando sus uñas contra los costados de sus brazos, justo sobre sus codos.

Esta vez, un hombre alto de pelo rojo oscuro le sonreía lascivamente, sin enseñar los dientes.

No habló, desviando lentamente la mirada hacia el piso tallado con moda victoriana, sintiendo cómo él chico aún la seguía penetrando con la mirada.

Ese tipo de personas, seguían apareciendo. Justo esa noche.

Lo escuchó chasquear y cuando percibió cómo dio un paso hacia ella, subió con rapidez la mirada, retrocediendo en respuesta. A lo cual el muchacho, se detuvo, apoyando su lengua contra su mejilla, cómo si intentara evitar reírse.

- Eres la chica que trajo Jay, ¿no?

Su ceño se frunció de inmediato, arrugando la nariz en confusión. El pelirrojo ladeó la cabeza ante el gesto de la chica, mostrando sus dientes por fin en una sonrisa burlona. Mae empezó a incomodarse, esa vez, de verdad.

Negó y esta vez fue turno del muchacho en fruncir el ceño, pero no en completa confusión. Más bien, como si estuviera imitándola.

- Te he visto entrar con él -musitó, mientras soltaba una risa floja, que no le causó ni un poco de gracia a la peli-negra.

- He entrado con tres hombres -respondió y las cejas del alto se elevaron con diversión, tal vez, sin haber esperado una respuesta.

- Pero no creo que Joo y Min hayan podido conseguir tan buen partido como tú -continuó, inclinándose un poco hacia delante, causando que la joven observara a su alrededor buscando una vez más algún rastro del rubio-. Estoy seguro que harás una buena plata.

La indignación se esparció por su rostro y desde la primera vez que empezaron a hablar, sólo en ese momento, le prestó su genuina atención.

- ¿De qué hablas? -cuestionó, esta vez frunciendo su ceño mientras ella se acercaba a él.

Sólo consiguió que él volviera a sonreír abiertamente.
- No me digas que Jay aún no te lo ha dicho.

Cerró los ojos por la mitad de un segundo y sacudió la cabeza; la diversión con la cual el desconocido hablaba combinada con el ambiente por el cual estaba rodeada, estaba ocasionando que tuviera unas terribles ganas de correr. Pero, lo que la estaba manteniendo aún firme, por poco, allí, era el hecho de que aquél hombre estaba llamando a Hoseok de otra manera y la estaba viendo a ella como un premio que podía llevarse casa. Eso lo pudo entender de inmediato.

CHÈRIE | JUNG HO SEOK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora