Se detuvo en el umbral de la sala cuando divisó a su mejor amiga removiendo y colocando alimentos en la mesa. Se estrujo el ojo derecho con el dorso de su mano y bostezó, dando una pequeña bocanada dándole a saber a la castaña que estaba ahí, aunque no se giró.
- Supongo que haberte levantado temprano aquella vez fue realmente un milagro -se burló, sirviendo el café de ambas en dos tazas de porcelana diferentes. Mae no pudo evitar esbozar una boba sonrisa, aprovechando que ella no la veía.
Los recuerdos de Hoseok hacían que su corazón palpitara rápido.
- Buenos días, Hyeolbin -se mofó en su lugar mientras se subía en los taburetes que se encontraban rodeando la meseta. A la mayor le molestaba cuando decía su nombre completo, pero, a pesar de que medio sonrió cuando se giró hacia ella, pudo ver algo de incomodidad en sus ojos, los cuales evitaban encontrarse con los de la peli-negra. Frunció el ceño.
- ¿Dónde se fue el chico ese? -preguntó, aún sin mirarla mientras daba un sorbo del café. Mae torció la boca y llevó la cucharita de azúcar a su bebida.
- Hoseok -le recordó, sin saber con exactitud si los había presentado en realidad. Sumergió otra cucharada y subió la mirada hacia la de su amiga; había detenido todos sus movimientos.
- Sí, Hoseok.
La peli-negra se remojó los labios y comenzó a soplar sobre el caliente líquido que estaba haciendo agua de su boca. Pero, tan pronto dio el primer soplido, se vio obligada a detenerse: no era porque se lo impidieron, sino, había algo tan inquietante en los claros ojos de Bin que se sintió totalmente incómoda.
Nunca desayunaban tan calladas, al menos, cuando desayunaban juntas. El silencio le estaba quitando todo el apetito y, aunque creía sospechar de qué se trataba, no quería jugar todas sus cartas y empeorar las cosas.
- ¿Todo bien? -preguntó lo más natural que pudo, esta vez, moviendo la cuchara dentro del café. No la miró, pero pudo percibir cómo asintió sin decir palabra-. Bin...
La castaña carraspeó y bajó su taza sin derramarla pero tan rápido que Mae tuvo que mirarla un poco exaltada. Observó cómo sus labios se apretaban y, no quiso escuchar lo que iba a decir a continuación, pero estaba obligada a hacerlo. Era su amiga.
- He estado con muchas cosas en la cabeza últimamente -se colocó un mechón detrás de la oreja y la menor imitó la acción de bajar la taza a la mesa. Esperó paciente a que continuara, pero algo dentro de ella ya sabía la respuesta-. La familia de Daebum cayó en quiebra, me han amenazado con despedirme del pub, la paranoia que tengo causada por las desapariciones de las mujeres... -los ojos de la peli-negra cayeron en el líquido oscuro de su taza cuando los ojos de Bin por fin subieron a los suyos- y ahora, estás saliendo con alguien -se abrazó a sí misma soltando un corto exhalo y la mayor cruzó sus brazos sobre su pecho-. Ese chico no me convence.
Mae debió haber respondido de inmediato para ocultar los nervios que comenzaban a crecer dentro de su pecho, pero ninguna palabra parecía salir de su garganta: además de lo obvio, sabía a qué se refería. No quería hablar sobre ello.
- Antes no sabía lo que hacía -fue lo único que pudo murmurar, pero aquello no funcionó para la castaña que arqueó una ceja.
- Lo único que has hecho es esconderte desde entonces, Mae -su voz salió dura, reprendiéndole y la mencionada sintió la indignación y molestia crecer en su pecho-. ¿Cómo puedes asegurarte de que ahora estás segura de lo que haces?
Empezó a trazar el diseño en la porcelana de la taza, sintiendo cómo sus labios comenzaban a temblar; quería decir algo para convencerla y hacerle saber que estaba mal. Pero, lo único que se cruzaba por su mente era todo lo que Hoseok había hecho antes de conocerla y lo que seguía haciendo aún así.
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CHÈRIE | JUNG HO SEOK.
FanfictionLIBRO SIETE. "-esto sólo iba a ser un juego, nada más." - leer: todas las historias de la saga antes que esta. ©clitaeris; 10/17. contenido sexua no copia parcial ni adaptación sin mi permiso.