011.

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No pudo pegar un ojo en toda la noche; lo había intentado, múltiples veces, pero eran los constantes e inconscientes quejidos del chico a su lado que no le permitían caer con tranquilidad.

Eso y el pacífico rostro con el que él dormía. Como si nada en el mundo pudiera atormentarlo; lo observó en silencio, cuestionándose por qué alguien como él le había dado la oportunidad de seguir viviendo.

"No te voy a compartir con nadie." Se escuchó gruñir por lo bajo cuando las palabras que había dicho volvieron a su cabeza y alzó sus dedos hacia su aún hinchado pómulo, sin alcanzar a tocarlo. Ella había causado aquello. Pero él no parecía estar enojado con ella en lo absoluto.

La incertidumbre comenzó a crecer en su pecho y volvió a poner su mano lejos de él. Sin poder dejar de observarlo aún.

No supo en qué momento quedó finalmente dormida, pero lo que la hizo despertarse fue la brusca manera en que el fornido brazo del hombre la rodeó de repente y su rostro quedó estampado contra su pecho.

La exquisita colonia la hizo cerrar los ojos y la suave sensación de su piel contra sus labios, le provocó un corto desespero que la invitó a abrazarse más a él.

Lo único que no pudo percibir, fue la sonrisa que se formó en el rostro de Hoseok cuando lo hizo; la satisfacción le vibraba en cada parte de sí como si el hecho de tenerla cerca fuera el premio a todo lo que había aguantado en la noche.

Suspiró cuando los labios de la chica se presionaron contra su piel y ensanchó la sonrisa que adornaba en su rostro antes de buscar su cara.

- ¿Ya tienes hambre? -le preguntó con burla viéndola arrugar su nariz ante la insinuación.

Se sentó de inmediato alejándose del rubio, quien colocó una mano detrás de su cabeza para elevarla y admirar la imagen de recién levantada de la peli-negra. La claridad de la mañana hacía contraste con la pálida piel de Mae, pero no fue hasta que el tirante de la pijama de seda que tenía puesto se deslizó fuera de su hombro que se dio cuenta de lo hermosa que se veía. Algo a lo que sólo él quería tener exclusividad.

Ella, por otro lado, intentaba que Hoseok no notara el rojizo rubor que incluso ella misma podía sentir ardiendo en sus mejillas; la imagen de tenerlo recostado en su cama, descamisado y con el pelo alborotado era una imagen suficiente para ceder ante la tentación. Aquél hombre parecía haber bajado del cielo sólo para deleitarla.

Sintió su respiración empezar a pesarle. La estaba poniendo nerviosa.

- ¿Cuál es el menú de hoy? -preguntó atrayendo la atención de la muchacha devuelta a su rostro, haciéndola tragar con dificultad ante la picardía que danzaba en sus ojos al mirarla.

- Esto no es un hotel -murmuró tratando de disimular sus nervios, pero estos sólo empeoraron cuando él se sentó y se inclinó hacia ella, la cual no hizo más que desviar la mirada.

- Pero debe haber algo que pueda comer -continuó acercándose a ella mientras sus palabras derrochaban su intención-. Algún cereal. O, a ti, por ejemplo.

Se levantó con brusquedad de la cama, exhalando en el momento en que una risa burlona y corta salió de los labios de él. Se abrazó a sí misma y miró hacia la puerta, pensando en que su compañera podría levantarse en cualquier momento y que ésta también tenía la maña de entrar a su habitación para despertarla.

Siseó ante el pensamiento de su reacción al ver que había llevado un hombre a la casa, pero cuando intentó girarse hacia él con el propósito de conseguir que entrara en el baño para evitar algún evento desafortunado, no contó con que él ya estuviera parado frente a ella con una media sonrisa que gritaba que se alejara de él.

CHÈRIE | JUNG HO SEOK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora