1. Capítulo 4: Sentimientos y secretos (2ª Parte)

8.4K 954 179
                                    

Sin darme tiempo para lamentarme, Treena avanzó hacia mí. Logré ver un puñetazo que se dirigía a mi rostro y me cubrí la cara antes de que llegara.

Sin embargo, en los escasos segundos que el puño de la humana me golpeó los antebrazos, noté que poseía una fuerza muy superior a la mía y que, si llegaba a un punto en que no pudiera continuar, con semejante fuerza, quedaría destruida sin posibilidad de levantarme en los próximos días. Por lo que, de alguna manera, tenía que ser capaz de golpear a Treena, o la iba a pasar muy... muy mal.

Apenas el puño de la chica acertó contra mi barrera, moví uno de mis puños rápidamente en un intento de golpearla en las costillas, pero pegó un salto hacia atrás y levantó una de sus manos para empujar un rizo de su cabello que había escapado de su elaborada trenza.

La sonrisa que me dio la morena era burlesca y notablemente una invitación a que le mostrara algo de acción, así que me acerqué a pasos lentos hasta ella y, mientras nos sondeábamos dando vueltas, creí encontrar el momento adecuado para derribarla con una patada de lado. No obstante, ella fue más rápida y tiró de mi pierna, haciéndome morder el polvo.

Estaba en el suelo, respirando con profundidad, cuando vi la fuerte mano de mi entrenadora extendida hacía mí. Empero, un poco antes de tomarla, recordé aquella misma escena en un millón de películas que solía ver en la Tierra, donde el rival extiende la mano, de manera que el contrincante la toma solo para recibir un golpe y la clásica lección de "no te despistes, no confíes en el enemigo".

Deduje que, por la manera en que el entrenamiento había empezado, Treena era una chica astuta... y yo también podía serlo.

Extendí mi mano, pretendiendo que tomaría la de mi entrenadora. Sin embargo, antes de que estas se tocaran, apoyé mi otra mano en el suelo e impulsé mis piernas hacia arriba, tratando de golpearla en el estómago. Pero fui muy lenta, pude darme cuenta de mi error. Mas, no dejó de sorprender a Treena, quién, evidentemente turbada, se alejó, justo antes de que pudiera tocarle.

—Así que has aprendido a jugar sucio, Princesa —murmuró y, sonriendo de lado, tronó sus dedos—. Te lo haré más fácil, dame un golpe...

No la dejé terminar, me puse de pie de un salto y corrí hacia ella. Vi un puño acercarse a mi rostro y me agaché, tratando de agarrar a la chica de la cintura para derribarla.

Aunque, en esa oportunidad, fui bastante rápida, no fue suficiente y Treena elevó su rodilla, golpeándome duramente en el pecho y provocando que cayera sentada en el suelo, sin poder respirar bien. Tratando de calmarme, me levanté y me puse en guardia. Ella me estaba esperando porque yo era inexperta, pero en una batalla real ya estaría muerta. Aprender a lidiar con el dolor en batalla era necesario, así que intenté golpearla nuevamente, a pesar de que casi no podía respirar y me dolía el abdomen y las manos me ardían.

Mi puño se acercó a su rostro y ella lo bloqueó con sus antebrazos, para luego pegarme un codazo en el hombro. Me aguanté el dolor y, mientras sentía como poco a poco el aire volvía a circular por mis pulmones, me alejé un poco e intenté golpearla por el costado. Una patada en mis tobillos me hizo caer de nuevo al suelo.

De esa manera, se repitió durante mucho tiempo. Treena me golpeaba y yo intentaba remontar, pero era demasiado lenta. Mordí el polvo más veces de las que estoy dispuesta a admitir y me dolía casi todo el cuerpo. Sin embargo, tratando de ver las cosas de la manera más positiva, lo cierto era que estaba lejos de no poder continuar, en cambio, mi contrincante empezaba a mostrarse exhausta. Mi entrenamiento no había sido el mejor en combate, pero los elfos me habían empujado al borde lo suficiente para que mi resistencia al dolor y el cansancio fuera mayor que la media.

CDU 4 - La travesía de los Eternos [BORRADOR COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora