Los siguientes días pasaron demasiado rápido. Entre prácticas con Haliee, para utilizar fuego y agua como elementos defensivos y unos primeros y erráticos pasos con el dominio del elemento aire; además de las exigentes luchas con Treena y las subsecuentes noches de largas charlas con mis amigos, Edric e incluso Naila —junto a un gran y dispar grupo de hechiceros, dragones y hasta un hada que me visitaron en diferentes oportunidades— para chequear mi "estado mental", no tuve ni un poco de tiempo para hablar con Alhaster o intentar darle cabida a la posibilidad de que la manipulación del mentalista en mí había motivado mi reacción con él. A pesar de que era consciente que las dudas no empezaron de un día para otro y que, según Edric, solo estaba siendo llevada al límite de mis emociones y cualquier sentimiento que me estuviera abrumando, ya había estado allí en menor medida, solo que ahora estaba siendo potenciado.
Finalmente, ante la imposibilidad de esclarecer lo que ocurría conmigo, elegí evitar a mi dragón. Lo que no implicaba que dejara de notar que las cosas mejoraban para él, pues su vuelo era más estable y las huellas de los grilletes empezaban a desaparecer de sus patas. Mientras que, bajo su mandato, la extracción de Somniun letalis estaba llevándose de la mejor manera, debido a que, salvo por algunos accidentes aleatorios, no habían ocurrido nuevos decesos y el júbilo entre los dragones era palpable, debido a que no serían sometidos una vez más.
El problema era, entonces, que usar Somnium Letalis no parecía la mejor decisión, pues, en palabras de Haliee, el que los siempre-tolerantes dragones decidieran mostrarse con un arma tan peligrosa, alentaría al resto de criaturas a crear el siguiente apocalipsis y, muy probablemente, el problema ya no sería tomar el trono de Lordania, sino tratar de recuperar algo debajo de los escombros.
No pude darle más que la razón a la chamán, pero, en favor de mi cordura, decidí mantener la boca cerrada, recordando la petición de mi dragón de que no lo retara una vez más.
Por otro lado, tenía muchas otras cosas en las que concentrarme. Como que no pude cuestionar a Seth sobre Eu Sung, debido a que, mientras estuve inconsciente, él se había ido del reino, debido a una misión, y que ya había compartido con mis amigos todo lo que sabía de Los Eternos, quienes sorprendentemente entendieron que mi idea de conseguir un acercamiento a ellos sí podría ayudarme a llenar los espacios en blanco existentes en mi vínculo con Faedra y su relación con Eu Sung, Elric y Evhannaj.
Mi octava luna menguante en Umbrarum estaba pasando sin pena ni gloria y, aunque supe por Naila que mi dragón estaba en la barraca contigua, con algunos miembros de su consejo, evité cualquier actividad que incluyera salir de la habitación en que estaba, con la excusa de aprovechar el único momento en que mi cabeza no parecía explotar con opiniones no deseadas. Y es que con Alhaster no estábamos en el mejor momento y suponía que tenerlo en una imagen tan cercana a lo que soy despertaría sentimientos difíciles de manejar e incompatibles con la postura que había tomado.
Todos entendieron, por supuesto, por lo que empezaba a sumar unas siete horas en soledad, cuando el sonido de golpes en la entrada principal de la barraca me obligó a dejar la comodidad de las sabanas abrigadas.
—¡Merde, Castiel, hace frío! —exclamé, dando brinquitos, debido a que había dejado la cama sin colocarme zapatos—. Te dije que dejaras sin seguro y entraras cuando quisieras, no soy tu escla...
Las palabras se atascaron en mi garganta, cuando abrí la puerta y me topé de frente con la silueta de la única persona que no esperaba ni estaba preparada para ver.
Tragué en seco, sin soltar la puerta, que en ese momento se había convertido en mi sostén para no caer al suelo como la idiota que estaba demostrando ser y detallé con cuidado cada rasgo que mi mente había olvidado durante los meses que no lo vi en aquella apariencia tan terrenal, tan humana.
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CDU 4 - La travesía de los Eternos [BORRADOR COMPLETO]
FantasyCon muy pocos meses restantes para obtener la aprobación de cuatro de las criaturas de Umbrarum, Ilora retoma su viaje con todo un plan trazado para descubrir aquello que no se le ha revelado. Ella sostiene que los Eternos son el objetivo correcto y...