JAMES BARNES

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Había veces en que odiaba vivir en Alemania, solo estaba aquí por mi hermano... Y quizá por el vecino guapo... Solo quizá.

Salí del trabajo y me dirigí a casa, el pequeño pueblo estaba a oscuras, la luz debió haberse ido. Las calles se veían tenebrosas, comencé a caminar más rápido, quería llegar a casa cuanto antes.

También odiaba que el edificio donde vivía con mi hermano estaba justo detrás de un horrible callejón oscuro y con el pueblo entero a oscuras, era todavía peor.

Comencé a caminar a paso rápido y cuidadoso por el callejón.

-Solo unos pasos más- Pensé.

Sentí unas manos en mi espalda que me hicieron ir de bruces al suelo, quizá debí ir más rápido.

Di la vuelta para encarar al hombre, no podía distinguir su cara, pero podía ver con claridad el arma que apuntaba directo a mi cara.

-Yo..no... - La voz no me salía, estaba aterrada.

-La bolsa. - Exigió aquella voz masculina, tan fría que hizo que un escalofrío recorriera mi espina dorsal.

-No tengo dinero ni nada de Val...- No pude terminar, me había golpeado con la culata del arma.

-¡Dije la bolsa! - Me sentía aturdida para entender lo que me decía, toda mi vista se había nublado.

Un golpe más, y sentí el frío del asfalto en la cara.

-¡Suelta la maldita bolsa! - Sabía que la estaba jalando, pero no sabía que yo estaba aplicando fuerza para que no me la quitará.

Lo Vi levantar nuevamente el arma, pero esta vez no iba a golpearme, estaba listo para disparar.

Una tercera mano lo detuvo, y sin darle tiempo de nada, aquel hombre que había llegado para salvarme comenzó a golpearlo.

No pude ver que fue lo que pasó, mi vista estaba nublada, puntos morados se atravesaban por todos lados, hasta que llegó la claridad.

Los ojos verdes más brillantes que jamás había visto, se veía preocupado y en el fondo se veía la tristeza que cargaba con él.

-¿Estás bien? - Preguntó acercándose un poco más a mi

Ahora sabía por qué no había luz en todo el pueblo, aquellos ojos verdes se la había robado para brillar de aquella forma... -¿Yo acababa de pensar eso?- sacudí la cabeza, alejando aquel pensamiento tan tonto, él levanto una ceja, demostrando confusión.

Pronto me Vi levantada en el aire, los pocos pasos que me hacían falta para llegar al edificio pasaron frente a mi.

La primer puerta se abrió y de pronto todo se volvió brillante, la luz al fin había regresado, pero aún no podía ver a mi salvador, una gorra le cubría la cara y la altura en que me levantaba solo me dejaba ver su mandíbula cuadrada, con una barba de un par de días.

-Que bueno que sirve el elevador - Dijo él, creo que había subido ya un buen par de kilos.

La puerta se abrió y me dejó sentarme en el piso de este, hasta llegar al quinto piso, donde se encontraba mi departamento.

-¿Puedo preguntar tu nombre? - Susurre algo cansada, el aturdimiento no se iba de mi cuerpo.

-Creo que ya lo has hecho - Dijo seguido del sonido que a mí me pareció una risa tímida. -Has recibido dos golpes realmente fuertes, ¿Como no te desmayaste?

Las puertas se abrieron y aquel hombre me volvió a cargar, camino hasta el final del pasillo y abrió la puerta que siempre se encontraba abierta gracias al descuidado de mi hermano.

Me depósito en el sillón y solo entonces pude ver su rostro, era el vecino.

-Aun no me has respondido- Me dedicó una sonrisa que no llegaba hasta sus ojos.

-Quizá tuve un padre científico muy descuidado - Levantó una ceja - Mi padre era un científico, se la pasaba haciendo experimentos peligrosos todo el tiempo. Siempre de alguna forma me escabullia para poder verlo, pero siempre me golpeaba con algo, quizá tanto golpe me ayudó a recibir estos. - Y entonces si, soltó una risa.

-¿De dónde eres? - Preguntó directamente - Digo, no pareces muy Alemana

- Soy estadounidense - Él volvió a sonreír - De Brooklyn, de hecho.

-James Buchanan Barnes - Me extendió una mano, yo la tomé y en lugar de sacudirla, como todos, depositó un beso sobre mis nudillos, cosa que me hizo sonrojar.

-Angela Zola - Y su sonrisa se borró. - ¿Está todo bien?

-¿Quien era tu padre? - En su mirada se leía el dolor, quizá mi padre le había hecho algo malo.

-Tristan Zola - Asintió con la cabeza con una media sonrisa.

Los días pasaron, siempre que iba al trabajo James me acompañaba y al salir, él estaba ahí, esperándome.

Mi hermano se había vuelto loco cuando me vio los mofletes morados, se calmó cuando descubrió que el vecino guapo ahora me acompañaba de ida y regreso.

Un día descubrí la verdadera identidad de James, le había tenido, sí, pero entendí que había cambiado, me había salvado y día con día cuidaba de mi.

-¿De verdad no me temes? - Preguntó por quinta vez

-Claro que no, James -Acaricie su mejilla con la mano, su piel caliente me hizo sentir un brinco en el corazón - Tú me salvaste, cambiaste y yo... Yo... - Mi rostro se puso caliente - Yo te quiero, James...

Y sin más, me besó, un beso que sabía a la soledad que había sufrido, que sabía a todas las ganas que había tenido de hacerlo.

-Yo también te quiero, Ángel - Y me volvió a besar.

Los días siguieron pasando, James era cariñoso, atento y un excelente besador, cada día le quería más.

Hasta que un día...

-Hey Tristán - La mañana era Tranquila, mi hermano no había trabajado y estábamos a gusto viendo una película.

-¿Dime? - Antes de que pudiera decir algo, el sonido de una puerta al romperse me hizo sobresaltar.

-James... - Susurre y me levanté enseguida, abrí la puerta principal y Vi a James, rodeado de policías y el mítico Capital América.

Sentí las manos de Tristán llevarme hacia atrás, cerró la puerta con fuerza y me llevo a mi habitación, desde mi ventana se podía ver la de James.

-¡Tristán, no! - Intenté soltarme, pero él apretaba su agarre - ¡Debo ayudarle!

Finalmente me solté, salí de la habitación y después del departamento, abrí la puerta al momento en que James arrojaba a un tipo al otro lado de mi puerta.

-James... - Se acercó a mí y me beso.

-Pase lo que pase - Giró y golpeó a otro policía con su brazo de metal - confía en mí, yo no hice nada.

Asentí con la cabeza, me volvió a besar con más fuerza que antes, como si se estuviera despidiendo.

Cuando se separó me miro justo a los ojos, susurro otra disculpa y me arrojo dentro del departamento, me miro una última vez y cerró la puerta con fuerza.

Tristán llegó a mi lado y me volvió a llevar a mi habitación, veía a través de la ventana, donde se veía la habitación de James, de pronto lo Vi saltar por la ventana con una mochila en la mano, giró a la ventana, se despidió con la mano y siguió corriendo.

-James... - Tristán me acariciaba el cabello con delicadeza.

Algo en mi me decía que esa iba a ser la última vez que le vería.

One Shot MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora