PIETRO MAXIMOFF

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La ciudad se desvanecía a todo mi alrededor, un espectáculo que jamás pensé que sucedería, algo que incluso parecía imposible.

Sokovia estaba en el aire.

-¡Natalia! -Grito mi madre detrás de mi, quería salir corriendo del edificio, pero parecía imposible.

-¡Madre!- Me abrace lo más fuerte que pude a ella, estaba muerta de miedo.

-Tu puedes, cariño - Sus ojos se comenzaban a humedecer - Yo se que tu puedes, nos puedes salvar a ambas.

Antes de que pudiera decir cualquier cosa, una luz de color azul paso frente a mi, inconscientemente cerré los ojos, cuando los volví a abrir pude apreciar como el edificio en que yo estaba hace solo un instante se desmoronaba.

-¿Están bien? - Me sobresalte al escuchar la voz masculina y sentir un fresco aliento en mi nuca.

-Eso fue... -El chico de cabellos plateado se paro frente a mi, tendiendo su mano en mi dirección - Simplemente increíble

Estaba por tomar su mano, cuando una serie de robots se acercaba a nosotros, mi madre profirió un grito detrás de mi.

Ese era el momento.

Antes de que aquel chico de cabellos plateados pudiera reaccionar, yo ya tenía un atisbo de energía azul en mi mano, el cual descargue sobre los robots, liberando el perímetro.

-Eso... - Me apunto con un dedo - Si fue increíble, Pietro Maximoff, a tus órdenes y deseos.

No pude evitar sonrojarme al saber a lo que hacía referencia.

-Natalia Romanova - Él tomo mi mano y depósito un beso - Para cumplir órdenes y deseos.

- Stark - Apretó algo en su oído y espero una respuesta - He conseguido ayuda.

Después de un momento el hombre de la armadura llegó, mirándome de pies a cabeza, como si no creyera lo que estaba viendo.

-Esto... - no lo deje terminar, brinque sobre su brazo para poder dar una patada a un robot, el cual callo al piso enseguida.

Una vez con ambos pies en el piso levanté la mano y con toda la energía que acumule en la mano, deje caer el rayo sobre tres robots que se disponían a atacar.

-Bien, estás dentro, ayuda a Maximoff - Stark estaba por irse, pero lo detuve tomándolo del brazo.

- Si quieres que les ayude - Sentencie con la voz más seria que cargaba en mi interior - Lleva a mi madre a un lugar seguro.

- S.H.I.E.L.D. ya está aquí, la llevaré ahí, busquen más civiles y lleve los ahí. - Tomo a mi madre como a un peluche de felpa y se fue de ahí.

- ¿Estás lista para esto? - Pregunto Pietro, a lo que yo solo negué con la cabeza

-No, pero toda mi vida estuve esperando un momento así - Me indico que subiera a su espalda, confundida, lo hice.

Cerré los ojos por un segundo y al siguiente me encontraba en una especie de iglesia abandonada, donde una chica de cabello castaño luchaba sola con los robots que se acercaban.

-Cuidense mutuamente, por favor - Pidió Pietro y salió corriendo.

-Soy Wanda - Dijo amable la castaña mientras ambas luchabamos con nuestros extraños poderes. - A mi hermano, Pietro, le pareces una chica linda, quizá cuando todo esto acabé te invite a salir.

En cuanto escuché el "quizá te invite a salir" enseguida gire a ver a Wanda, estaba impresionada.

En mi distracción, un robot se acercó a mi y comenzó a golpearme, Wanda no podía ayudarme, puesto que según lo que me dijo, no se podían acercar al inmenso reactor del centro.

Y ahí estaba yo, tirada en el suelo, siendo golpeada por un robot. Estaba por ceder, cuando comencé a sentir la electricidad recorrer todo mi cuerpo, como una llamarada.

Puse mis manos al frente, a punto de recibir un disparo por parte del robot, cuando la electricidad salió disparada de mis manos sin mi consentimiento.

El robot salió volando al mismo tiempo en que un fortachon rubio lo golpeaba con su martillo. Golpeó a un par más y entonces me tendió la mano.

-Gracias por eso - Dije una vez de pie.

-Me pareces familiar - Levanté mi mano y dispare a un robot detrás de él.

Esta vez no sentía el cansancio como cada vez que usaba los poderes. Todo en mi interior rugía con su propia fuerza.

La luz azul paso a mi lado y la cabellera plateada me sonreía.

-Es hora de irnos, Romanova - Asentí lentamente, me sentía aturdida por los poderes.

Me cargó de forma princesa, hasta que llegamos frente a un jet gigantesco.

Eso debía ser S.H.I.E.L.D.

Pietro me bajo y ambos miramos el jet frente a nosotros, estábamos impresionados.

-Así que esto es S.H.I.E.L.D - Dijo Pietro a un hombre tras él.

-Capitan - Dije yo sonriente al hombre tras de mí, hice un saludo militar que enseguida respondió

Pietro me abrazo levemente, era hora de irnos.
Pero la felicidad duro poco, los disparos comenzaron a escucharse por todos lados.

Los vengadores comenzaron a correr a la salvación de los jets, yo seguía a Pietro, quien corría a velocidad normal para asegurar que no quedarán nadie.

Estábamos por llegar, hasta que Pietro se desvió.

Me quedé parada en mi lugar, pensando que se había vuelto loco, hasta que Vi a uno de los vengadores, tirado en el suelo con un niño en sus brazos, cubriéndolo con su cuerpo y esperando el impacto.

-¡Pietro! - Comencé a juntar la energía en mis manos, sin saber que hacer - ¡No!

Los disparos nos alcanzaron pronto, lance toda la energía en su dirección, haciendo un campo de fuerza que no sabía que podía hacer con la electricidad de mi cuerpo.

Todo quedó en silencio.

-¡Esto no puede ser! - Escuché a Hawkeye

-¡Mi hijo! - Una mujer bajo del jet y corrió hacia el niño

-Pietro... - Fue lo único que pude decir antes de caer al suelo.

-No, Natalia - El se agachó a mi lado, una bala lo alcanzó a rozar en el costado - Tenía que ser yo.

-¿A caso no lo viste venir? - Mis ojos empezaron a pesar.

-Lo lamento - Me dió un beso en los labios, lo más suave que pudo.

-Agradezco haber podido ayudar - Mi cuerpo no resistía mas - Cuida a mamá.

Y todo se volvió negro, lo último que pude ver fueron aquellos hermosos ojos y su cabello platinado.

One Shot MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora