PIETRO MAXIMOFF

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Advertencia, lenguaje algo explisito—grosero y unas cosas subidas de tono pervertido por si alguien es susceptible a esto, pues mejor advierto :p

Trabajo aburrido.
Vida aburrida.
¡Jefe irritante!

¿Como mierdas un solo cabron puede ser tan hijo de la gran...

—¡Evans!—Rodé los ojos — ¡Quiero ya el trabajo!

Hijo de puta— Pensé, necesitaba el trabajo y no me iba a arriesgar a perderlo.

—Enseguida, señor Maximoff — Dije con los dientes apretados de coraje.

Estúpido señor Maximoff, si no necesitará tanto el trabajo, ya lo hubiera mandado al carajo hace mucho tiempo.

¡Pero no! Aquí estaba yo, cumpliendo todo el tiempo sus caprichos de señor rico, todo un cabron.

—¡Evans! —Rodé los ojos cuando su cabello plateado cruzó el umbral de la puerta — ¿Y mi café?

—Señor, yo seré su secretaria— Me miró con una ceja arriba— Pero no su asistente personal, esa es Hill, ella es la encargada de su café.

Me Di la vuelta sin esperar reacción, estaba cabreada y no había medido lo que dije, hasta que grito.

—¡Evans, a mi oficina! — Y cerró su despacho de un cabreado portazo.

Apreté los ojos con fuerza, seguramente estaba despedida.

—La has cagado— Dijo Natasha del otro lado, a unos metros de mi.

—Ni que lo digas. — Me levanté con cuidado, dejando un poco mi lugar en orden, esperando no ser despedida.

Toque la puerta con cuidado hasta que el Pase se escuchó de adentro.

Abrí la puerta con cuidado y la cerré de la misma forma detrás de mi.

—Señor Maximoff, yo...— No pude terminar de hablar.

Él estaba frente a mi con uno de sus brazos recargado a uno de mis lados, con su rostro peligrosamente cerca del mío.

—Señorita Evans, ¿Alguna vez ha notado lo mucho que me atrae? —Pregunto con una media sonrisa en su rostro.

—¿Esto no es acoso laboral? — Hable como en un susurro, sentía mi corazón latir de forma rápida.

—No es acoso cuando ambos quieren — Su mano que no estaba recargada a mi lado me sujeto la cadera, cosa que me hizo estremecer.

—Yo no quiero— Dije en un susurro a penas audible, él pegó su nariz a la mía.

—¿Estas segura? Tu cuerpo me dice lo contrario. — ¡Mierda! Que buen punto. — Te he visto, Evans, como me ves, la forma en que te muerdes el labio, incluso cuando cruzas las piernas con fuerza después de ver a la nada.

—¿Debería estar asustada? — Sus labios rozaban los míos, cosa que hiciera me mis piernas temblaban como gelatina.

—Deberías estar excitada. — Y vaya que lo estaba.

Me dio la vuelta, quedando mi pecho y mi rostro pegados en la puerta.

Paseaba sus manos por mis piernas, subiendo un poco mi vestido, podía sentir su erección en mi trasero.

—No quiero ser la puta que cogió con el jefe...— Dije en un susurro, sentía mis piernas empapadas.

—Nadie tiene que enterarse...

—¿Que diré cuando salga de aquí?

—Qué te despedí.

Quitar sus manos de mi y lo voltee a ver, totalmente asustada.

—Pero necesito el trabajo— Todo lo que había sentido se había esfumado con las palabras que me dijo.

—Ya no lo necesitas...

Comenzó a besarme con necesidades y mucha, mucha pasión.

Me colocó sobre el escritorio y el se posicionó entra mis piernas, ya no podía parar.

Y ciertamente, tampoco quería.

One Shot MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora