STEVE ROGERS

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|1945|

Al desnudo.

Bueno, no literal, no traía blusa ni zapatos, solo un pantalón y un sostén.

Caminaba por el hielo, tambaleándome, a punto de morirme.

Mire mis manos por un segundo, mis uñas eran moradas y mis dedos lucían azules.

Mire hacia arriba ¿Era eso una nave de los alemanes?

Intente correr, pero estaba congelada, solo pude esperar el golpe.

*

Abrí los ojos poco a poco, la nave que creí alemana se estaba hundiendo, un hombre desmayado estaba dentro de la nave, no lo quería dejar morir de esa forma.

Con las últimas fuerzas de mi cuerpo, caminé hacia la nave, lo más rápido que pude, a mí suerte, el vidrio estaba roto, lo que me permitió entrar.

La nave comenzó a hundirse, ya no podía hacer nada, ahora yo iba a morir con ese hombre.

Tomé un último respiro, al igual que él, y nos hundimos en aquel helado mar.

|2019|

Caminaba por las calles de New York con total tranquilidad, mi tacón se atoró en un agujero, lo cual me hizo chocar con un hombre.

—¡Cuidado! — Me tomo por los hombros y me ayudó a estabilizarme.

—¡Una disculpa! — Grité mientras seguía caminando.

Y lo vi, ahí, parado mientras me miraba con curiosidad, yo seguí caminando.

Llegué al edificio para el que trabajaba, a un lado del edificio Stark, yo trabajaba para un hombre de apellido Rumlow, quién me pedía que analizará muestras de sangre, jamás pregunté por qué.

—¿Algo especial hoy, Frozen? — Rode los ojos y seguí caminando.

Verán, no soy tan joven como parezco, caí en el hielo cuando tenía 24, desperté muchos años después, en un mundo que parecía diferente al mío.

Los doctores dijeron que el calor que el hombre emanaba, me había salvado.

Yo había estado congelada junto a un hombre, un hombre al cuál abrazaba, pero nunca supe quien fue y yo no recuerdo ese último momento.

Comencé a analizar la muestra, una nueva al parecer, de un hombre al que llaman "el soldado del invierno", un hombre al que jamás he visto.

—Dios mío... —La muestra...

Una explosión se escuchó unos pisos más abajo, Rumlow entro corriendo, me tomo del brazo y me saco corriendo por la escalera de incendios.

—¡Dime qué esa era diferente! — Gritó mientras corría.

—¡Lo era! — Me miro un segundo, me arrojo sobre la banqueta y regreso corriendo.

El edificio frente a mi se estaba desmoronando, yo solo podía observar desde afuera.

Un hombre de traje azul paso frente a mi y no podía creer que lo estaba haciendo, ambos nos miramos con duda, la rapidez con la que su moto se movía me sacudía el cabello, pero yo sentía todo en cámara lenta.

Un hombre de traje azul paso frente a mi y no podía creer que lo estaba haciendo, ambos nos miramos con duda, la rapidez con la que su moto se movía me sacudía el cabello, pero yo sentía todo en cámara lenta

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Él entro en el edificio y yo me quedé ahí parada, como si no fuera cierto.

Unos segundos después, otro hombre apareció en el cielo.

—Mujer de cara hermosa, lo mejor es que se vaya de aquí, el edificio va a colapsar...— Era el millonario.

—Yo... —No pude responder... El edificio colapsó.

|Un mes después|

Abrí los ojos con lentitud, la luz me lastimaba. ¿Que había pasado?

Intente moverme, pero estaba muy lastimada, me dolía todo, absolutamente todo.

—...si... Está despertando...— Alguien hablaba a la lejanía.

Giré mi cabeza hacia la voz, pero solo veía manchas azules, no entendía quien era.

—¿Me recuerdas? — La voz era más clara, al igual que la imagen.

—Eres el hombre... De la nave Nazi. — Pude ver su cara, al parecer mi respuesta no fue la mejor.

 — Pude ver su cara, al parecer mi respuesta no fue la mejor

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—Bueno, puedo señalar que no era mi nave. —Subio los hombros y cruzo los brazos, se veía muy bien.

—Tu salvaste mi vida, desperté en un mundo que no era el que yo había dejado, pero desperté y todo gracias a ti. —Sonrei y el lo hizo igual.

—Yo diría lo contrario, TU, salvaste MI vida, de no ser por ti, no habría un capitán América en este momento — Levanté una ceja— Quizá el mundo te lo agradezca.

—Estare conforme si me invitas un café...— El soltó una risa, lo que me pareció adorable.

—Claro que si. — Se acerco a mi y tomo mi mano — Estuve casi nueve años esperando por ti, incluso pensé que habías muerto, pero hoy estás aquí y eres lo único que queda de esa época, será interesante compartir contigo.

—Claro que lo será, Capitán.

One Shot MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora