Bajé las escaleras detrás de Naty para luego despedirnos de mi madre. Le dije que no me esperara pero si volvía a casa le avisaría. Estaba por cumplir dieciocho años y mi madre entendía que sabía cuidarme sola.
No éramos mejores amigas pero teníamos una excelente relación de madre e hija, sabía cuál era la diferencia y me gustaba tener la confianza de mi madre ya que nunca había hecho nada para perderla.
Estábamos de camino a la fiesta en el auto del padre de Naty, ella sabía la dirección y por eso decidió conducir. Aunque yo tampoco tenía voz de voto, ella siempre era la que mandaba como si fuera mi hermana mayor. Irónico ya que la mayor era yo.
Sentía un nudo en el estómago, estaba nerviosa y no sabía el por qué. Quizás porque hace tiempo no iba a una fiesta, antes Naty era más fácil de convencer pero al ser porrista tenía una "reputación" que proteger y nunca la haría elegir entre algo que sabía que le gustaba y yo.
Éramos como hermanas y nos tratábamos como tal.
En las vacaciones Naty no había ido a ninguna fiesta por quedarse conmigo así que era mi turno de ceder. Bajé la mirada hasta la pantalla de mi celular y noté que tenía un mensaje de un número desconocido.
¿Qué tal? :)
No sabía quién era la persona que me había escrito así que respondí yendo al grano.
¿Quién eres?
La respuesta no tardó en llegar.
Nathan. ¿A cuántas personas les diste tu número hoy?
Mi estómago dió un brinco y una leve sonrisa apareció en mi rostro sin poder evitarlo.
Sólo a chicos quienes me obligan a dárselo.
Estaba bromeando con él, en realidad no esperaba que me escribiera. Respondió un minuto después.
No parecías muy en desacuerdo al dármelo hoy nena, pero guardaré el secreto ;)
Me reí levemente y apagué la pantalla del celular para guardarlo en mi bolso. Ya luego le respondería.
Levanté mi vista y noté que Naty estaba estacionando. Miré por la ventana y estábamos frente a una casa con muchas personas fumando y bebiendo en la entrada, también autos alrededor. La música se escuchaba desde donde nos encontrábamos aún con las ventanas cerradas.
Suspiré y volví a ver a Naty con nerviosismo y ella sonreía. - Te la vas a pasar genial, no te preocupes. - me dijo y bajó del auto así que terminé por hacer lo mismo.
Comenzamos a caminar hasta la entrada y noté que ya habían varios chicos alcoholizados y muchas parejas besándose como si no hubiera nadie alrededor.
Entramos a la casa y tomé del brazo a Naty a lo que ella rió. Estaba lleno de personas que conocía de vista en el instituto pero no había nadie con quien haya hablado antes.
Había una especie de "pista" en donde estaba la sala de estilo abierto, las personas bailaban al ritmo de la fuerte música y otras sé dirigían a la cocina donde había bebidas. Era una casa muy grande, Ya luego le preguntaría a Naty de quién era la fiesta.
Mientras nos dirigimos a la cocina, ya que Naty me dijo al oído que tenía sed, yo accedí ya que posiblemente en la cocina no habrían muchas personas y no me sentiría tan ahogada en esa ola de desconocidos sudorosos bailando, sudando, tomando entre otras.
- Ésto es genial. - me dijo Naty sonriendo, en la cocina se escuchaba menos fuerte la música, cosa que agradecí mentalmente, pero habían varias personas tomando. Vi como Naty se dirigía hasta la mesa en donde había bebidas y tomaba dos cervezas en sus manos.
- Ten. - se movía hacia mi bailando a lo que yo reí. Tomé la botella de cerveza que me estaba tendiendo e hicimos un brindis con una sonrisa para luego darle un trago al igual que ella.
- Vamos, bailemos. - me dijo con un puchero. Giré mi vista hacía toda la gente bailando y volví a ver a Naty.
- No creo que sea buena idea. Sabes que no soy buena en eso. Pero ve tú si quieres. - le dije con una sonrisa. La verdad no me molestaba quedarme en la cocina no muy lejos de ella, ya luego cuando se cansara haríamos otra cosa.
- Será divertido. - volvió a intentar y negué con la cabeza sin dejar de sonreirle. - ¿Estás segura? - preguntó con duda.
- Claro que sí, es más, saldré al patio a tomar aire. - le expliqué. - no soy fanática de éste olor y tanta gente. - me refería al olor del cigarro y sudor.
Ella asintió no muy convencida. - Cuando termine ésta canción voy por ti. - achinó los ojos a lo que yo reí.
- Okay, No soy una niña. Soy mayor que tú. - siempre le decía eso cuando quería convencerla de algo.
- sólo por tres meses. - Gritó mientras se alejaba a la pista bailando y saludaba a chicas que al parecer eran porristas del Instituto.
Caminé rápidamente hasta la puerta que daba al patio que estaba en la cocina y salí dando una fuerte exhalación.
Había gente fuera, chicos que se lanzaban a la piscina. ¡Estaban locos! Yo me estaba congelando ahí afuera. Supongo que no tomaré más alcohol de la cuenta pensé mirando la cerveza que estaba en mi mano para luego darle otro sorbo.
Mejor me alejaba de ahí. Con los adolescentes alcohólicos no sabia lo que podía suceder y no era fanática del agua.
Por ende, No sabía nadar.
Cuando era muy pequeña casi me ahogo en el mar por lo que no quise aprender a nadar y no quería ni ver el agua de cerca.
Comencé a dirigirme de nuevo a la cocina cuando escuché un grito desgarrador. Me giré y ví cómo lanzaban a una chica al agua para después comenzar a reír. Me asusté y quise salir de ahí rápidamente.
La chica a la que habían lanzado salió del agua gritando e insultando al chico que la empujó. Lo vi con atención y recordé que ese era uno de los amigos de Nathan.
¿Él estaría aquí?
Cuando me giré para entrar a la casa choqué con un cuerpo que me sujetó de los brazos. - Vaya ¿Qué tenemos aquí? - preguntó y sentí su horrible aliento a whisky. - ¿Quieres darte un baño preciosa? - preguntó con diversión y sentí el terror correr por mi cuerpo.
- Aléjate de mí. - escupí e intenté soltarme bruscamente pero no lo logré.
- Déjala en paz Tyler. - le dijo el amigo de Nathan. Lo que me faltaba, un par de idiotas borrachos queriendo jugar conmigo. Ésto no me estaba gustando y comencé a entrar en pánico.
- Suéltame maldito idiota. - mala idea haberle insultado Anna.
sonrió de una forma que me erizó la piel y luego me tomó de la cintura. - Veamos si a ésta gatita le gusta el agua. - Dijo y mis ojos casi se salen de mis órbitas.
- ¡Ayudenme! - Les grité a las personas que se encontraban alrededor. Estaba temblando del miedo y cada vez me acercaba más a la piscina.
- Dejala hombre, no está jugando. - le dijo el amigo de Nathan al idiota que no me dejaba en paz.
- olvidalo, yo si me estoy divirtiendo. - respondió el idiota, al parecer, llamado Tyler en mi oído. Yo no dejaba de intentar zafarme de sus asquerosas manos y gritaba que me soltara de una maldita vez - ésto te va a encantar. - fue lo último que escuché antes de que me lanzara al agua.
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Nota de la autora:
Seguimossss
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Nosotros Ponemos Las Reglas.
RomantikAnna decidió cambiar su personalidad en el verano por pedido de su madre, de adolescente triste y solitaria a alguien más alegre vistiendo colores. Tiene 18 años, es hija única, pelirroja, pecas en el rostro y una hermosa sonrisa que hasta ahora nad...