- Llegamos. - dije cuando Nathan se estacionó frente a mi casa. Miré hacia el asiento trasero y Naty se encontraba dormida.
O desmayada.
Maldición.
Bajé del auto y abrí la puerta trasera, me agaché y comencé a mover a Naty levemente.
- Si la sigues moviendo así va a volver a vomitar. - dijo Nathan divertido mirándonos a través del espejo retrovisor.
- Tú callate y ayúdame a bajarla. - respondí molesta con él, molesta conmigo por haber aceptado ir de nuevo a la fiesta, con Natalie por haber bebido tanto, con el mundo en sí.
¿Estás segura de que no estás con tu período?
Sentí las manos de Nathan en mi cintura intentando alejarme levemente para así poder levantar a Natalie y llevarla hasta mi casa por lo que me levanté del suelo ignorando el zoológico que estaba en mi estómago por su toque y le di espacio.
- Voy a abrir la puerta. - dije y comencé a caminar hacia mi hogar, metí las llaves en la cerradura ya que mi madre se encontraría trabajando y sabía que no se encontraba en casa.
Entre a casa y dejé la puerta abierta para que Nathan pudiera pasar. Noté su presencia detrás de mi por lo que me giré y él se encontraba en la puerta cargando a mi mejor amiga en sus brazos.
No estarás sintiendo celos, ¿verdad?
Negué con la cabeza ante mis pensamientos y me alejé de la entrada dejando que Nathan pasara. Así lo hizo y le pedí que la subiera a mi habitación si no era mucha molestia pero él sólo se limitó a asentir con la cabeza.
Apenas Natalie tocó mi cama se desparramó sobre ella ocupando todo el espacio. Ahora no sé donde voy a dormir.
- te lo agradezco mucho. - dije en voz baja por miedo a que Naty se despertara. - La verdad no sé cómo agradecerte todo lo que has hecho por mi. - repuse divertida.
- ya se me ocurrirá algo. - respondió con una sonrisa.
- si, de todas maneras tienes mi número. - dije mientras los dos nos alejabamos de mi cama, él rió levemente y asintió con la cabeza. Cerré la puerta de mi cuarto y me apoyé en ésta. - ¿Qué vas a hacer ahora? - pregunté confundida recordando que los tres habíamos venido en el auto de mi madre y él dejó su camioneta en la fraternidad.
- iré caminando, sabes que mi casa queda a unas calles. - dijo guiñándome el ojo. Me sonrojé un poco al recordar cuando lo conocí y me había perdido a unas calles de mi casa.
- Si, lo sé. - puse los ojos en blanco. - puedes quedarte, no creo que sea buena idea que estés sólo caminando tan tarde y... - comencé a decir.
Por Dios, pareces su madre. Ya callate.
Me sonrojé enseguida cuando escuché su risa.
- Me parece una buena idea. - respondió. - ¿dónde dormiremos? - preguntó subiendo y bajando las cejas.
- No quieras pasarte de listo. - dije pasando frente a él pero me tomó del brazo empujándome hacia su cuerpo sin hacerme daño. Mi corazón comenzó a latir con fuerza ante su cercanía.
- ¿Te he dicho lo preciosa que te ves cuando finjes que no te importo? - preguntó con su mirada fija en mis ojos antes de ver mis labios.
- ¿Finjo? - pregunté con una ceja enarcada.
- Si, lo haces nena, porque te importo tanto o más que tú a mi. - respondió. Su aliento a menta intentando tapar el alcohol que había tomado chocaba en mi rostro.
- ¿Estás diciendo que yo te importo? - pregunté algo divertida por la situación pero también nerviosa por su cercanía.
- No puedo crees que seas tan terca. - respondió negando con la cabeza pero antes de que pudiera opinar sus labios ya se encontraban sobre los míos.
Sus manos apretaron mi cintura con un poco de fuerza acercándome hacia su cuerpo donde dejé de sentir, casi al instante, que había estado sintiendo frío.
Incluso diría que en sus brazos nunca podría volver a sentir frío.
Mis manos acariciaban el cabello de su nuca.
Si antes dije que había un zoológico en mi estómago, olvidenlo. Ahora era un parque de diversiones donde los animales bailaban encima de una montaña rusa.
Bien, ahora estás delirando.
Me alejé de los labios de Nathan rápidamente por falta de aire o eso creí hasta que sentí náuseas.
- Creo que voy a vomitar. - dije lentamente.
- Vaya, si me han dicho muchas cosas luego de besar pero nunca algo como eso. - respondió algo confundido.
- Sabes que no me refiero a eso. - dije cuando las náuseas se alejaron. Me dirigí a la cocina en busca de un vaso de agua.
- ¿Entonces el beso si te gustó? - preguntó en tono divertido detrás de mi.
- Por Dios, ya cállate Nathan o te tiraré éste vaso en la cabeza. - respondí mostrándole el vaso que acababa de tomar de la alacena para luego llenarlo de agua.
- Conozco muchas otras maneras de hacer que alguien se calle. - dijo apoyando su barbilla en mi hombro. Mi piel se puso de gallina al instante.
- Me alegra que uses tus trucos conmigo. - respondí irónica.
- Joder... - dijo en voz baja y dejó un beso en mi cuello por lo que me alejé de él. - tranquila pequeña celosa. - volvió a hablar pero lo ignore. No estaba celosa.
Y tampoco te gusta, ¿No?
Claro que no me gusta, son pocas las cosas que me gustan de él. Podría hacer una lista sabre cosas que me gustan y no me gustan de él.
Entonces dí algo que no te guste de él.
Pues...
Él...
Toma alcohol.
Tú también lo haces.
Bueno, aún no había algo que no me gustara de él pero es lógico puesto que apenas lo conozco.
Lo que sí conoces es su lengua. ¿no es así pequeña pelirroja?
Maldición ¿de qué lado estás?
Del chico guapo.
Supongo que alguien debía estarlo.
Dejé el vaso en la encimera nuevamente luego de terminar el agua que se encontraba en él. - Deja de ignorarme nena. - dijo Nathan suplicando por lo que sonreí. Sabía que estaba fingiendo por lo que me quedé en silencio.
Me giró hacía él y antes de que pudiera reaccionar me tomó debajo de los muslos y mis piernas casi por inercia abrazaron su cintura y mis brazos alrededor de sus hombros. Nathan no hizo más que sonreír cerca de mi rostro.
- Ya bajame idiota. - dije molesta con él. Supongo que me había afectado más de la cuenta lo que había dicho.
- Vas a volverme loco. - respondió dándome un beso en la mejilla.
- Tú me estás volviendo loca. - dije mirándolo a los ojos.
- Eso es lo que más quiero preciosa. - respondió sin más.
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Nota de la autora:
¡Segundo capítulo de hoy! Se los debía por haberme tardado taaanto en actualizar 😓 espero que les guste 😁😁
¿Qué opinan sobre Luke? 🤔
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Nosotros Ponemos Las Reglas.
RomansaAnna decidió cambiar su personalidad en el verano por pedido de su madre, de adolescente triste y solitaria a alguien más alegre vistiendo colores. Tiene 18 años, es hija única, pelirroja, pecas en el rostro y una hermosa sonrisa que hasta ahora nad...