- Ya puedes bajarme. - susurré cerca de su rostro.
- ¿y si no quiero? - preguntó enarcando una ceja.
- aún así me bajas. - dije sin más.
- No seas tan débil pequeña Anna. - me respondió Nathan con una leve sonrisa.
Débil y pequeña la tendrás tú, pensé por lo que se me escapó una risita.
Ya quisieras comprobarlo.
Puse los ojos en blanco ante mis pensamientos.
- Me gustaría saber qué está pasando por tu cabeza. - dijo mirándome con sus bellos ojos entrecerrados.
- Sigue queriendo. - respondí prácticamente tirándome al sofá y cerrando mis ojos.
- Me encanta que se hagan las difíciles. - escuché su tono de voz divertido.
- ¿Siempre hablas en plural? - dije irritada.
- En realidad, lo hago cuando me gusta que se pongan celosas algunas preciosas chicas pelirrojas que conozco. - respondió mientras acariciaba mi cabello. Mis ojos aún se encontraban cerrados y evité sonreír.
- ¿eso lo tenías ensayado? - pregunté mientras me levantaba y lo miraba con diversión. Él negó con la cabeza en respuesta miestras le daba espacio para que se sentara a mi lado en el sofá.
- No lo sabrás. - respondió sin más.
- Ví a tu hermanastra hoy. - le dije cuando recordé su conversación con Tyler. Apostaba que si no se lo decía a nadie en la mañana olvidaría todos los detalles.
- ¿Denise? - preguntó con su ceño fruncido, asentí en respuesta. - No puede ser, se supone que ella tendría una reunión de porristas o algo así. - dijo.
- pero eso es mentira, Natalie es porrista y debió haber estado ahí si fuera cierto ¿no crees? - expliqué un poco molesta porque él no me creyera. - además, yo no te mentiría. - volví a hablar ante su silencio.
- Tienes razón, lo siento. - respondió negando con la cabeza, parecía un poco confundido. Ahora era a mi a quien le gustaría saber lo que pasaba por su mente ahora mismo. - ¿dónde la viste? - preguntó.
- cuando subí en busca del baño escuché la voz de Tyler y me acerqué a la habitación, ahí fue cuando noté que hablaba con alguien más, la puerta estaba entreabierta y la ví. - expliqué mientras bostezaba y estiraba mi cuerpo.
- es muy extraño. - dijo y asentí en respuesta.
- Lo sé, no soy tan mala espía como creías. - repuse y él sonrió en respuesta. Me levanté del sofá planeando subir a la habitación. - voy a ponerme algo más cómodo para dormir, ¿Quieres subir? - pregunté. Tenía un colchón de más que se suponía que iba a poner en el suelo y Naty iba a usarlo pero se adueñó de mi cama.
- Claro. - respondió Nathan y subimos nuevamente a mi habitación. Todo se encontraba a oscuras pero yo sabía exactamente dónde se encontraban las cosas por lo que no se me hizo muy complicado hallarlas.
Dejé el colchón que se encontraba en mi armario en el suelo al costado del lado derecho de mi cama donde Naty ocupaba prácticamente todo el espacio. Tomé ropa interior y mi pijama que consistía en unos shorts color rosa y una blusa pequeña que combinaba. Me dirigí al baño de mi habitación donde me di una ducha caliente y me quité el maquillaje, me vestí y me lavé los dientes.
Al salir Nathan se encontraba acostado boca abajo en el colchón, tapado con unas sábanas y colcha que le había dejado. Suspiré pesadamente y él se incorporó mirándome gracias a la tenue luz de mi baño.
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Nosotros Ponemos Las Reglas.
RomanceAnna decidió cambiar su personalidad en el verano por pedido de su madre, de adolescente triste y solitaria a alguien más alegre vistiendo colores. Tiene 18 años, es hija única, pelirroja, pecas en el rostro y una hermosa sonrisa que hasta ahora nad...