Capítulo 16

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- No entiendo. - dije sin mirar a Nathan intentando entender la película que estábamos viendo.

- ¿Qué es lo que no entiendes? Jack no podía subirse ahí o los dos se ahogarían. - explicó concentrado.

- Para mí que ella no lo quería tanto como para darle un espacio. - dije con diversión. Apenas dije eso Nathan me miró con seriedad. - tranquilo, es sólo una película. - levanté las manos en señal de rendición.

- Sigo sin poder creer que no hayas visto ésta película. - dijo sin apartar la vista del televisor y comiendo palomitas.

A mi no me sorprendía. Cuando era niña mi madre trabajaba y mi entretenimiento era leer por lo que no teníamos televisión, al cumplir los dieciséis mi madre compró la que teníamos actualmente pero sólo miraba películas de vez en cuando. Si Naty se encontraba en casa y hacíamos alguna pijamada pero no era de mis cosas favoritas.

Volviendo a la actualidad, apenas entramos a la casa almorzamos y le propuse a Nathan ver una película ya que era temprano y no quería quedarme sola en casa deprimiéndome.

Él aceptó y se encargó de las palomitas mientras yo elegía al azar alguna película que no haya visto. Aunque al parecer todo el mundo, excepto yo, había visto la bendita película.

- Ya dime de qué planeta vienes. - Volvió a hablar. - Guardaré el secreto. - me dijo en un susurro.

- Soy un ángel que descendió del cielo ya que perdí mis alas. - respondí de la misma manera que él.

Nathan negó con la cabeza y prestó atención a la película nuevamente.

- ¿Así termina? - pregunté luego de diez minutos cuando terminó la película.

- Llora si quieres, no me burlaré. - dijo con fingida lástima.

- Es la peor película del mundo. Lloraría de lo mal hecha que está. - respondí. - Pobre Leonardo DiCaprio, esperaba más de él. - volví a decir a lo que Nathan me miró con sorpresa.

- Eres la única persona que conozco en el mundo a la que no le gusta ésta película. - dijo con diversión.

- Soy la única con buen gusto entonces. - dije alegre y me levanté del sofá

- Por supuesto, los premios de Academia no cuentan. - respondió divertido.

- ¿Qué más podemos hacer? - pregunté y él subió y bajó las cejas. Pervertido. - tengo cartas. - dije poniendo mis manos en la raíz de mi cabello. Rió en respuesta.

- No juego a las cartas desde que tengo nueve años. - dijo.

- Nunca es tarde para volver a jugar. - respondí al tiempo que corría a mi habitación en busca de cartas. Recuerdo que con Naty...

Vaya.

No sabía que la mayoría de las cosas que hice en mi vida las hice junto a ella y ahora ya no estábamos juntas. Había preferido a ese idiota antes que a mi.

Miré hacia la mesita de tocador donde se encontraba encima una foto que había tomado mi madre donde me encontraba distraidamente sentada en el césped del campo de mis abuelos con Naty a mis espaldas abrazandome y sonriendo.

Ese verano los padres de Naty viajaron por negocios y le rogué a mi madre que dejara que Natalie pasara las vacaciones con nosotras.

Decidí que no iba a pelear con mi mejor amiga por una estupidez. Iba a ceder y pedirle disculpas.

- Lo siento. Te extraño. - estaba presionar el botón enviar pero fuí interrumpida.

- Oye, No es que me muera por jugar a las cartas pero... - dijo Nathan y se quedó callado cuando me vió. - ¿Qué sucede? - preguntó con el ceño fruncido.

Nosotros Ponemos Las Reglas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora