Me alejé de los rojos e hinchados labios de Nathan y abrí mis ojos lentamenteSus párpados se encontraban cerrados, como si fueran muy pesados como para mantenerlos abiertos.
Me sentía como en un sueño. Mi corazón latía muy rápido y mi rostro se sonrojó al recordar lo que había hecho.
Le había besado.
Yo, había besado a un chico sin su permiso.
No parecías en desacuerdo cuando te tiraste sobre sus labios.
Supongo que hacer las cosas con adrenalina en el cuerpo no era buena idea, pero a pesar de la vergüenza inexplicable que sentía no me arrepentía de haber sabido por fin lo que era ser como esas chicas que no tenían miedo a nada.
Esas chicas se arriesgaban, eran valientes y hacían lo que se proponían. Definitivamente yo no era así.
Tenía que tener todo planeado, saber lo que iba a suceder en mi futuro, si no me preocupaba por mi vida nadie lo haría. No podía ser de esas personas que vivían un día a la vez.
Por alguna razón al estar con Nathan sucedía exactamente lo contrario. Los minutos que pasaba a su lado los vivía como si fueses los últimos y no sabía si eso era bueno.
Tampoco me preocupaba.
Nathan abrió sus ojos lentamente y dejó un casto beso en mis labios. Sus manos se encontraban en mi cuello y las mías se encontraban inertes a los lados de mi cuerpo.
- Eres preciosa. - susurró cerca de mi rostro. En respuesta no hice más que bajar la mirada.
Uy ¿ahora estás avergonzada?
Maldito subconsciente.
- Gracias. - respondí con una sonrisa. Mi celular comenzó a sonar asustandome, lo tomé de mi mochila y vi que era mi madre quien llamaba.
Abrí los ojos como platos y vi el rostro de confusión de Nathan.
- Es mi madre. - dije y atendí poniendo el celular en mi oreja. - ¿aló? - respondí.
- Hija, ¿Dónde estás? - preguntó preocupada.
Maldición.
- Ehm... - dudé. No sabía que decirle.
- No estás en la escuela, ¿verdad? - dijo con reproche. Cerré los ojos con fuerza. - ¿Estás en la casa de Natalie? - preguntó a mi silencio.
- Si, yo... - respondí. Odiaba mentirle a mi madre pero no podía decirle que me encontraba en un estacionamiento con un chico en mi auto porque habíamos escapado de una patrulla de policía.
- Okay, sólo avísame la próxima vez. ¿A qué hora vuelves? - preguntó exhausta. Al parecer la asusté mucho y me sentí culpable. Antes de que respondiera volvió a hablar rápidamente como si se estuviera moviendo. - Creo que lo mejor es que te quedes a dormir con ella, hoy tengo que trabajar doble turno en el hospital y no quiero que te quedes sola en casa, ¿Si? Te amo. - dijo y colgó.
- ¿Mamá? - pregunté pero no había caso, ya había colgado.
Mierda.
Eso te sucede por mentir.
- ¿Está todo bien? - me preguntó Nathan. Por poco y olvidaba que él se encontraba allí.
- En realidad no. - suspiré. - le mentí a mi madre diciéndole que estaba con Natalie y ahora piensa que me quedaré a dormir en su casa ya que ella trabajará doble turno en el hospital y no quiere que me quede sola en la casa. - dije poniendo mis manos en mi rostro.
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Nosotros Ponemos Las Reglas.
RomanceAnna decidió cambiar su personalidad en el verano por pedido de su madre, de adolescente triste y solitaria a alguien más alegre vistiendo colores. Tiene 18 años, es hija única, pelirroja, pecas en el rostro y una hermosa sonrisa que hasta ahora nad...