Me alejé de los labios de Nathan por falta de aire. Nunca había besado a alguien por tanto tiempo.
Nunca habías besado a nadie.
Si los pequeños besos rápidos cuando era niña contaban, si había besado a alguien.
Bueno... él me besó a mi.
- ¿En qué piensas preciosa? - preguntó Nathan acercándose y besando mi nariz.
- En tu mal aliento. - dije con diversión.
- Oh ¿en serio? - preguntó de la misma manera que yo. - pues no parecía que te molestara cuando gemías. - terminó de decir.
- ¡Eso no es cierto! - respondí subiendo la voz.
- Tranquila nena, guardaré el secreto. - dijo guiñándome el ojo derecho.
- Pues... - fuí interrumpida por el sonido de la puerta. Mierda. Empujé a Nathan que se encontraba encima de mi cuerpo pero no me di cuenta de que usé más fuerza de la necesaria hasta que cayó al suelo de espaldas.
- ¡Dios! Lo siento tanto, ¿Estás bien? - pregunté sorprendida por lo que había hecho.
- ¿Así se siente que se avergüencen de ti? - preguntó en respuesta dolido intentando levantarse. Reí levemente y lo ayudé.
- No me avergüenzo de tí. Me avergüenzo de que me vean con un chico encima ¿entiendes? - pregunté con diversión acariciando su rostro. Él asintió con la cabeza y me dio un beso en los labios.
- Nadie se puede avergonzar de mí. Soy perfecto. - dijo cuando se alejó arruinando el momento.
Salí de mi cuarto al tiempo que reía y negaba con la cabeza. Volvieron a tocar la puerta.
- ¡Ya va! - grité y abrí la puerta sorprendiendome con quién estaba detrás. - ¿Qué haces aquí? - pregunté un poco tosca.
- ¿Puedo pasar? - preguntó Naty ignorando mi pregunta.
- Mejor no. - dije lentamente. Nathan se encontraba dentro y no quería que mi ex mejor amiga creyera cosas equivocadas.
- Okay. - respondió con tristeza viendose los pies. - quería decirte que lo siento y tenías razón. Tyler es un imbécil manipulador. - dijo con ironía.
- ¿O sea que vienes aquí sólo porque ese idiota te dejó? - pregunté fastidiada. Me sentía como plato de segunda mesa, si eso tenía algún sentido.
- ¡No, por supuesto que no! - dijo rápidamente. - Te extraño y no sé por qué hice lo de antes. Eres mi mejor amiga y entiendo si no me perdonas pero la culpa me estaba matando. - terminó por decir y una lágrima caía de su ojo izquierdo.
- También te extraño. - respondí y la abracé mientras ella me devolvió el abrazo sorprendida.
Se que posiblemente sea una estúpida pero era nuestra primera pelea y conocía a Naty. Si no se encontraba verdaderamente arrepentida nunca pediría disculpas.
- Perdóname por todo. - susurró abrazandome aún más fuerte.
- Disculpen la interrupción. - oí la voz de Nathan detrás de mí. Cerré los ojos con fuerza maldiciendo y me alejé de Naty que se encontraba con los ojos muy abiertos.
- No te preocupes. - respondí mirandolo. -Naty supongo que ya conoces a Nathan. - dije poniéndome de mil colores.
- Ehm sólo de vista. - respondió Naty.
Nathan puso su mano izquierda en mi cintura y me tensé ya que no estaba acostumbrada a tantas muestras de afecto y con público. - Las dejo solas - explicó con una sonrisa coqueta y dejó un beso en mi cuello ya que me encontraba a su lado
- Nos vemos mañana preciosa. - susurró y yo asentí muerta de vergüenza por la cara de Naty.
Vimos como se alejaba caminando tranquilamente con sus manos en los bolsillos.
- Quiero saberlo todo. - gritó Naty abrazandome y juntas entramos a la casa.
- No hay nada que saber. - dije poniendo un mechón de cabello detrás de mi oreja.
- Si, claro. Dices eso y mañana me enteraré que se casan. - respondió ella con sarcasmo.
- Estas loca. - dije con diversión a lo que iba a la cocina a servirme agua. Tenía mucho calor y sed.
- No lo estoy. - respondió detrás de mí. Me giré y Naty estaba sentada sobre la isla moviendo sus pies esperando a que le contara.
- Nos besamos... - dije y ella lanzó un grito.
- ¡No lo puedo creer! Mi niña está creciendo. - respondió fingiendo emoción y me abrazó ya que me encontraba cerca. - ¿Qué tal besa? - preguntó subiendo y bajando sus cejas.
- Bien, supongo. - respondí desinteresadamente. Estaba mintiendo, Nathan me dió los mejores besos que pudieron darme.
- tú cara me dice que no supones. - dijo ella con diversión. Negué con la cabeza pasando de ella.
- Mejor hablemos del idiota de Tyler. - dije cambiando de tema y noté como Naty se tensaba.
- No hay nada de qué hablar. Se quiso propasar conmigo y cuando lo rechacé se puso violento. - respondió como si nada viendo sus pies.
- ¿Estás bien? - pregunté acercandome a ella y asintió. Volví a mirarla y negó con la cabeza. - Oh Nat. - dije a la vez que la abrazaba y comenzó a llorar en mi hombro.
- Lo siento tanto... - dijo entre sollozos. - me enamoré de él y me molesté contigo por no apoyarme, pero tenías razón. - terminó por decir mientras yo le acariciaba su corto cabello negro.
Había escuchado que el amor cegaba a las personas pero nunca creí que fuera cierto. Ahora si sentía miedo de enamorarme y caer en las garras de un enfermizo amor.
- Tranquila Nat, eres hermosa y encontrarás a alguien mucho mejor que ese imbécil. - dije lentamente y ella asintió con la cabeza secando sus lágrimas.
- Me siento como la peor mejor amiga del mundo. - respondió lamentándose.
- No lo eres. Todos cometemos errores y merecemos una segunda oportunidad. - dije con una sonrisa y ella respondió a mi sonrisa de la misma forma.
- Eres la mejor. - respondió abrazandome nuevamente.
- Lo sé. - respondí y reímos.
- Hoy haremos una pijamada, ¿Qué te parece? - preguntó y asentí.
- Está bien, mi madre no vendrá hasta mañana. - dije sin importancia.
- ¿En serio? Mañana no habrá clases. - respondió con los ojos bien abiertos y fruncí el ceño sin entender.
- ¿Y qué? - pregunté.
- ¿Como que "y qué"? Tenemos que salir. - respondió obvia.
- Creí que haríamos pijamada. - dije.
- Lo sé, pero tenemos que festejar. - explicó.
- ¿Y a donde iremos? - pregunté.
- ¡Fiesta! - Gritó mientras bailaba.
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Nota de la autora:
Es algo corto pero voy a publicar otro hoy ❤ Perdonen la tardanza!! Gracias por leer 😄😄
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Nosotros Ponemos Las Reglas.
RomanceAnna decidió cambiar su personalidad en el verano por pedido de su madre, de adolescente triste y solitaria a alguien más alegre vistiendo colores. Tiene 18 años, es hija única, pelirroja, pecas en el rostro y una hermosa sonrisa que hasta ahora nad...