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Un nuevo día comenzó para Seungcheol, el reloj despertador sobre su mesa de luz empezó a sacudirse mientras sonaba irritantemente hasta caerse al suelo por su propio movimiento.

El azabache soltó un quejido de dolor y pasó sus manos por su cara y cabello para espabilarse, dándose una pequeña palmada en la mejilla al mismo tiempo que se sentaba en la cama; sus costillas dolían igual o peor que sus brazos.

Aquello era lo único de odiaba del boxeo: los dolores del día siguiente.

Después de quedarse mirando a la nada durante unos minutos, se levantó y se metió al baño para darse una ducha de agua caliente y quedarse allí hasta sentir que no aguantaba más la temperatura del agua. Un nuevo día de arduo trabajo le esperaba, algo se lo decía.

—Seungcheol, tenemos una nueva llamada de desaparición... —el oficial de policía al mando, había llamado a su mejor detective para que se presentara en la casa de quien le había informado de tal caso—. Una mujer llamó diciendo que su marido había estado todo el día de ayer fuera de la casa sin atender sus llamados, y que tampoco regresó durante la noche. No tiene forma de contactarse con él.

—Se me hace que es algún borracho que se perdió en la ciudad, ya hemos tenido de esos casos. Dame la dirección, iré en mi motocicleta.

El oficial Oh dictó el domicilio de la mujer y Seungcheol la anotó a toda velocidad en un papel que por ahí encontró.

—El oficial recluta Lee irá contigo, sé bueno con él —el tono suplicante en la voz del oficial, hizo que Seungcheol rodará los ojos y afirmara.

Choi Seungcheol tenía fama de ser un amargado y serio detective, pero era todo lo contrario; cualquiera que lo conociera bien sabría que era una persona normal, que gozaba de pasar tiempo con sus amigos, divertirse, de vez en cuando ir a fiestas y llevar a cabo su pasatiempo favorito: el boxeo. Sólo había algo que le fastidiaba a sobre manera; y era que lo interrumpieran mientras estaba trabajando.

Si había algo que lo caracterizaba, era su eficiente trabajo como detective. No había caso que tarde o temprano no resolviera, pero para eso necesitaba del mayor silencio y serenidad posible; cosa que, para su infortunio, pocas veces tenía en la comisaría.

Una vez vestido, el azabache tomó su placa de identificación, su arma, además de sus pertenencias y fue hasta el garaje del edificio para sacar su motocicleta y de esa manera viajar hasta la vivienda del denunciante.

—Ah, hyung, llegaste más rápido de lo que creí...

Lee Seokmin, al verlo apagar el motor de su vehículo y quitarse el casco, se enderezó y le sonrió con nerviosismo. Era el primer caso al que lo habían mandado con Seungcheol y los nervios lo carcomían poco a poco.

—Primero que nada, cálmate —ordenó, mirándolo—. No sé qué te haya dicho el idiota del oficial Oh sobre mí, pero no es cierto. No soy un monstruo que te comerá, sé que eres nuevo y sé los rumores que corren sobre mi "amargura"... pero a menos que entres sin permiso a mi oficina cuando el cartel dice que no deben molestarme, nos llevaremos bien.

Dándole una palmadita en el hombro y una sonrisa tranquilizadora, el detective logró hacer que el novato se calmara un poco. Acto seguido, caminó hasta la entrada para presionar el timbre y esperar pacientemente que la mujer abriera la puerta.

—Buenos días, señora, recibimos una denuncia desde esta dirección informando una desaparición... —dijo Seungcheol, luego de mostrar su placa.

—Oh, sí, pasen —la pobre mujer se hallaba ojerosa e invadida por la preocupación. Seungcheol frunció el ceño, pensativo—. Es mi esposo, lleva casi veinticuatro horas sin aparecer ni dar señales de vida.

—¿Tuvo alguna pelea antes de irse? ¿Su esposo suele beber alcohol fuera de casa? —con una señal de la mujer, ambos policías tomaron asiento y Seokmin sacó una pequeña libreta para anotar todo lo que considerara importante.

—No, no, realmente hace mucho tiempo que no tenemos peleas, podría decirse que somos un matrimonio feliz... y respecto a lo otro, si, él toma fuera de casa, pero lo hace muy poco ya que debe conducir de regreso —al terminar de hablar la mujer, Seungcheol se levantó del sofá para empezar a recorrer la sala prestando suma atención a cada detalle, quizá algo podría darle alguna pista.

Tomando un retrato donde la dueña de casa posaba felizmente junto a un hombre, se le ocurrió preguntar si aquel caballero era el desaparecido y al obtener una respuesta positiva grabó su imagen lo más detalladamente en su cabeza: Facciones, contextura física y color de piel.

—¿Cómo se encontraba vestido la última vez que lo vio? —preguntó Seokmin, mirándola desde el sofá.

—Llevaba ropa deportiva, un pantalón gris y una sudadera roja...

—Perfecto, esto es todo lo que necesitamos saber por ahora —anunció el detective—. Tenga por seguro, que encontraremos a su esposo y le avisaremos como se encuentra.

Seungcheol y el novato se fueron de la casa después de que la mujer les diera las gracias por su ayuda.

—Bien, debemos llevar está información a la comisaría y allí podemos ver si sus datos coinciden con los que tenemos en nuestra base —comentó, mirando su celular.

Antes de que pudiera subirse a la motocicleta, pudo oír como la radio del patrullero donde estaba Seokmin comenzaba a sonar.

—Tenemos un 10-0 en la calle 53, saliendo de la ciudad, solicito al detective Choi en la escena —oyó desde el exterior del carro.

—Detective Choi al habla, voy en camino, pero no iré en este móvil, 10-27 canal 3. Cambio y fuera —respondió.

—¿10-0? —Seokmin, a quien aún se le dificultaba un poco recordar los códigos, frunció el ceño pensativo.

—Fallecido. Por el tono que usó sospecho que fue un asesinato —aclaró—. 10-27 es que cambiaré de canal. Que me llamen a mi teléfono cualquier novedad que tengan. Ve a la comisaría, yo iré más tarde.

Seungcheol tomó el casco de su motocicleta y emprendió viaje a la escena del posible crimen. El lugar era cerca de donde él había estado la noche anterior boxeando, todo era casi tan de mala muerte como en la noche.

Al ver varios autos policía y oficiales parados allí, supo que había llegado. Aparcó su vehículo y caminó hasta el lugar con expresión sería, un agente levantó la cinta amarilla para cederle el paso y asintió con la cabeza a manera de agradecimiento.

Al llegar a la escena, supo que sus sospechas eran ciertas; el pobre hombre había sido asesinado. Su cuerpo estaba lleno de golpes, su rostro era casi irreconocible gracias a la sangre y el disparo en su cabeza.

—Lo asesinaron anoche —comentó un oficial de rubios cabellos—. Una mujer escucho a "dos personas peleando y ruidos como de golpes", según sus palabras.

—¿Sabes su nombre?

Otro policía con guantes y pinzas le pasó una bolsa con la identificación del hombre; Kim Sung Mo. Soltó un suspiró y pasó su mano por sus oscuros cabellos, impotente.

—Joder —gruñó—. Acabo de venir de su casa, su esposa lo reportó como desaparecido.

—Tendremos que darle la mala noticia... —respondió el oficial— Pero primero debemos hacer autopsia, confirmar su ADN...

—¿Hay huellas digitales en alguna parte? —Seungcheol se acuchilló junto al cadáver luego de colocarse los guantes y movió su cabeza para tratar de ver los golpes que había recibido— ¿Arma homicida?

—Ninguna de las dos cosas, el callejón no tiene cámaras que nos permitan ver el momento en que pasó todo... —respondió—. Pero si las calles, y ya pedí que las grabaciones sean analizadas y nos las envíen cuando estén listas.

Seungcheol volvió a ponerse de pie y se quitó los guantes, echando un nuevo vistazo al lugar tratando de encontrar algo que quizá ellos hubiesen pasado por alto. Pero sus ojos no avistaron nada nuevo.

—Iré a la comisaría, necesito revisar su base de datos... saber si tiene antecedentes, y esas cosas —arrugó la nariz y, con una reverencia, se despidió.

Sería una larga y ocupada tarde para él.

The Dark Angel (JeongCheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora