17.

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Seungcheol regresó a su oficina al día siguiente, sin embargo, su mente nunca había abandonado aquella cuadrícula lleno de información. Había algo que lo estaba perturbando bastante y ese algo era más bien un alguien; Seokmin era un novato, el cual aparentaba ser bastante cobarde, sin embargo comenzaba a sospechar que aquello no era más que pura actuación. 

¿Cómo era posible que toda aquella información que tenía no dijera nada más que lo obvio? Toda esas pistas que tenía sobre el tan buscado asesino de paga no decía nada más que lo mismo que veía en las grabaciones; peso y posible altura del criminal. 

No obstante, acaba de percatarse de algo importante, algo que SeokMin había pasado por alto: no solo el hecho de la ausencia de su jefe quien supuestamente había pedido la interrupción del interrogatorio, si no la evidente mirada de terror que Seo Kyu tenía a la hora de hablar sobre la mafia y su constante manera de ver hacia el espejo unilateral donde varios oficiales (entre ellos Seokmin) se encontraban observandolo todo.. 

¿Por qué tendría tanto temor al hablar sobre la mafia si toda esa información no saldría de la oficina de Seungcheol? "Hay un infiltrado en la policía" habían sido sus palabras. ¿Era coincidencia que cuando fuera a delatar su identidad el novato haya interrumpido todo?

Encendió la luz de su oficina y se dirigió a su escritorio, sentándose en la cómoda silla con ruedas de siempre y apoyando los codos sobre la madera, pensativo.

—Hyung, llegó algo para ti —el moreno amigo del detective entró en la habitación después de golpear el cristal de la puerta—. Pero no tiene remitente.

Seungcheol frunció el ceño y tomó el sobre de papel madera. Efectivamente tenía su nombre impreso en el frente. No era muy común recibir correos en su oficina, y que quien lo haya enviado no pusiera su nombre era aún más sospechoso.

Bajo la atenta y curiosa mirada de su compañero abrió el sobre y extrajo un par de fotos y una carta impresa con la misma tipografía que el envoltorio. Ver a su hermano allí le revolvió el estómago y, a pesar que no movió un músculo de su cara, el miedo comenzaba a recorrer su pecho.

—¿Puedes llamar al jefe, por favor? Necesito que venga a mi oficina —solicitó con una tranquilidad alarmante.

Mingyu lo miró extrañado y decidió no preguntar nada mientras llevaba a cabo su petición.

[...]

Jeonghan se sentía terrible.

Durante la madrugada había utilizado su ropa de Dark Angel para llevar aquella amenaza a la central de policías y pasarla por debajo de la puerta procurando que las cámaras no capturaran su rostro. 

Al regresar a su casa, sentía un repugnante dolor de cabeza y estómago. No debería sentirse así, al menos no estaba dañando físicamente al detective, ¿no? El solo estaba haciendo su trabajo.

Pero Seungcheol también.

Las personas con las que Dark Angel había acabado era gente que tenía deudas, que había robado y gente que, como él en ese previa momento, amenazaba a las personas incorrectas. Él no debería estar amenazando a Seungcheol; el detective solo estaba haciendo lo correcto, lo que la ley dictaba. Todo lo contrario a lo que la mafia le exigía que hiciera.

Por primera vez en muchos años se sentía acorralado entre la espada y la pared; él no quería hacerle daño a Seungcheol (por lo que seguía retrasando y tratando de evitar todo lo que pudiera llevarlo a dañarlo físicamente) pero si se apartaba y le cedía el lugar a otro, ellos lo matarían sin titubeos.

Pálido como una hoja, decidió regresar a su trabajo en la cafetería después de dos días de reportarse "enfermo". Tenía su teléfono con más de cuatro mensajes de Seungcheol preguntando si le había sucedido algo, si se encontraba bien o simplemente se había cansado de él; por supuesto ninguno había sido abierto o respondido.

The Dark Angel (JeongCheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora