CLARA
Escuchamos un carraspeo de garganta, era Papry.
Ay no.— ¿Interrumpo algo?
Gino se apresuró a responder.
— No.
Se incorporó rápidamente mas yo no podía hacer lo mismo. El vaso se había roto en mi mano haciendo que esta sangrara.
— ¡Ay! — Me quejé — Ayudenme, por favor — Supliqué con lagrimas de dolor.
Papry se acercó más hacia nosotros, hasta que logró ver lo que había pasado.
— ¡Clara! Por Dios, ¿Qué te pasó?
Gino me ayudó a ponerme de pie.
— Se resbaló y el vaso se rompió en su mano. Traté de advertirle pero no me escuchó.
— A ver Clara — Tomó mi mano.
— Ay, me duele — Las lagrimas no cesaban, me dolía muchísimo.
— Esto se ve muy mal — Comentó. Posteriormente miró a Gino — Tenemos que llevarla al hospital.
PAPRY
Llevamos a Clara al hospital más cercano, su mano no paraba de sangrar ni ella de llorar.
Cuándo llegamos nos atendieron rápidamente debido a la gravedad del asunto.
— Necesito el nombre de la paciente y su edad — Pidió amablemente la recepcionista
— Clara Stuart, 17 años — Respondió Gino con cierta preocupación.
— El doctor saldrá en cualquier momento a darle el informe de salud de la señorita Stuart. Si gustan pueden aguardar en la sala de espera.
Nos sentamos y luego de un tiempo no calculado vimos al doctor salir de la habitación de pacientes.
— Familiares de Clara Stuart — Llamó el hombre.
— Nosotros doctor.
— Miren, lo que le pasó a la señorita Stuart no es tan grave, pero se incrustaron varios vidrios en su piel, por suerte, se pudieron extraer.
— ¿Y qué tiene que hacer para recuperarse? — Preguntó Gino.
— No debe usar para nada su mano por lo menos durante 2 semanas. Una vez terminado ese periodo de tiempo deberá volver al hospital para poder ver la evolución de su cicatrización.
Le puse una venda, y se la van a tener que cambiar cada noche. Les voy a resetar unas pastillas para que alivie el dolor.— Muchas Gracias.
Nos dio instrucciones de como cambiarle el vendaje y nos permitió llevarla a casa.
*En casa*
— Te duele mucho?
— Ya no tanto. En la clinica me dieron un medicamento para aliviar el dolor.
— Que bien — Comentó Gino — Yo... Lamento no haber podido evitar que te accidentaras.
— No es tu culpa — Sonrió — quisiste salvarme, eso es lo que cuenta.
— Ya vamos a descansar. Mañana vamos a tener que explicarle esto a todos. Chau Gino.
— Chau Paps.
— Buenas noches, Gino.
— Hasta mañana, Clara.
Nos metimos al cuarto y en menos de lo esperado quedamos profundamente dormidas.
CLARAAl despertar lo primero que quise hacer fue bañarme pero luego recordé que no podía hacerlo. Así que muy cuidadosamente me vestí poniendome un simple vestido para no hacer tanto esfuerzo con mi mano.
Salí y trate de prepararme el desayuno; luego de varios intentos fallidos de tratar de verter el agua en la taza me rendí. Para colmo se me lastimó la mano a la que mas le daba uso, porque con la otra no puedo hacer nada.
— Mierda. Odio esto.
— ¿Qué odias? — Reconocí esa voz a la perfección. Me di vuelta y tal y como lo sospeché, esa vos era de Lucas.
Suspire pesadamente.
— Es que no puedo hacerme el desayuno — Dije decaida.
— ¿Y por que no?
Le mostré mi mano. Hizo una expresión de asombro y se acerco rapidamente, quiso agarrarla pero la aleje.
— No me la agarres. Me duele.
— Pero ¿Qué te pasó?
— No sé si te acordaras del quilombo que dejaron anoche vos, Parra, Matte, Agus y Ale.
— Sí me acuerdo.
— Bueno. Resulta que estaba llevando un vaso a la pileta pero no me di cuenta de que el piso estaba mojado así que... Resbalé, caí y el vaso se me rompió en la mano.
— Uff, Clara perdón — Me abraza.
— No es tu culpa, Lucas. Solo es culpa del pelotudo que tiró la bebida al piso.
— ¿Osea, mia?
— Emm... No. Bueno, no sabía que habías sido vos. Pero bueno, ya no importa.
— Claro — Miró la mesada — Sentate, yo te preparo él desayuno.
— Muchisismas gracias.
Tomé asiento y él me dio la taza con el té ya listo. Se sento enfrente mio.
— ¿Y como la pasaron ayer con Papry y Sol?
— Muy bien. Hicimos de todo... — En ese momento Papry salió de la habitación y a los segundos vino Gino
— Buenos dias — dijeron en una sola voz.
— Buenos dias — Respondimos Lucas yyo de la misma manera.
— ¿Como te sentis? — Me preguntó Gino
— Bien, pude dormir sin molestias gracias al cielo.
Se sentaron con nosotros a hablar y de a poco fueron llegando los demas hasta que la mesa estaba completa.
Ya estabamos almorzando y estabamos hablando de todo lo que hicimos ayer tanto los chicos como las chicas.
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HECAMOR
Любовные романыClara ah perdido la memoria debido a un fuerte incidente y fue a parar en manos de los hecatombe. Esas siete personas la harán experimentar sensaciones nuevas y le despertarán sentimientos los cuales ella creía muertos, pero eso no es todo. Dos chi...