Cap ‹‹19››

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Lentamente volteé encontrandome con el rostro de Lucas, quien me miraba de una manera decepcionante pero a la ves sencible. Sabía que en su interior estaba cantando victoria por haberme encontrado.

— L–Lucas — Titubearon mis labios. Mi mirada reflejaba miedo y tristeza, aunque por dentro me sentía muy asombrada de habermelo encontrado.

No sabía que sentir, no sabía que hacer o que decir. Por un lado, sabía que sin importarme lo que dijera tendría que mantenerme firme ante la decisión que había tomado. Pero por el otro, me sentía feliz de verlo, sabía lo que me pediría, aunque tal vez, las cosas no serían como yo las imaginaba, los había extrañado y mucho... Me mataban las ganas de abrazarlo e ir con él para encontrarme con Papry, Gino, Parra, Agustin, Mateo y Alejandro. Pero me contuve.

— ¿Que haces aquí? — Cuestioné.

— ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? Te fuiste dejándonos a todos muy decepcionados y frustrados ¿Por qué lo has hecho?

— Me sentía un ente en aquella casa. Yo no tenía nada que hacer ahí.

Lucas alzó una ceja.

— No. Hay algo que todavía no nos has dicho, hay algo más aparte de lo que acabas de mencionar, hay otra razón.

— Ya les dije que también había sido por los constantes conflictos ocasionados por Gino y Parra.

— Aparte de eso — Volvió a insistir.

Bajé mi mirada. Como es que podía conocerme tan bien en tan poco tiempo. Como podía saber que es lo que pasaba en mi cabeza, es como si me leyera los pensamientos.

— Me encuentro entre la espada y la pared — Musite mientras una lagrima se resbalaba por mi mejilla, la limpié con disimulo manteniéndome cabizbaja.

— ¿A que te refieres? — Preguntó sin entender.

— Olvidalo.

Me di media vuelta pero él me tomo por el brazo.

— Lucas dejame porfavor — Supliqué conteniendo mis lágrimas.

— No te escaparás. No otra vez. Ven, explicame que pasa, no te guardés las cosas.

Suspiré.

— Ya no se que sentir ni por Gino ni por Agustín — Confesé.

Cuando me di cuenta de lo que había dicho, corrí hasta salir del local y llegar a un parque cercano. Me senté en una de las bancas ocultando mi rostro entre mis manos y rompí en llanto. No podía creer lo que acababa de decir.

Tenía mucha frustración y confusión acumulada.

Lucas logró alcanzarme y al verme se sentó a mi lado en silencio, sentí su cercanía, al igual que su mirada

— ¿Por qué actúas así?

— Me siento muy frustrada — Respondí etre sollozos — Nose que fue lo que dije ahí dentro.

— Dijiste la verdad y te diste cuenta de ello muy tarde como para detenerte.

— Perdón — Musite.

Lucas arrodilló una de sus piernas en el banco y mantuvo la otra extendida en el suelo. Tomó mis manos y las sostuvo con mucha delicadeza.

— Si quieres que te perdonemos, vuelve a casa.

— Yo me fui de allí con el fin de que dejasen de pelear. Para que estuvieran mucho mejor. Desde el primer día que llegué a esa casa les advertí que me dejaran ir porque causaría muchos problemas — Respondí cabizbaja.

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