Capitulo 30

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Giré sobre mis talones para enfrentarlo

- ¿Qué? Repítelo.

- Me escuchaste muy bien Clara. No hace falta repetirtelo.

- Pe-pe-pero a qué te referís con eso? - Pregunté nerviosa.

Agustín se acercó a mi y cobijó mis manos entre las suyas.

- No quiero perderte, Clara. No quiero aceptar que Gino me haya ganado.

La expresión en su rostro era tan conmovedora que causó un pequeño derrame de lágrimas de mi parte.

- Agustín - pose mi mano sobre la suya para acariciarla con delicadeza - No tienes porque verlo así. Haces las cosas más complicadas de lo que ya son - Hablé apartando la mirada. No tenía la fuerza suficiente para ver esos ojos vacíos.

- Ahora no habrá nada que te impida estar con Gino.

- Pues si que habrá algo que me lo impedirá.

Levantó una ceja desconcertado por mis palabras.

- ¿Y qué será eso?

Estaba a punto de responder pero recordé las palabras que me dije a mi misma en la ducha la otra vez...

No dejare que terceros intervengan en mi felicidad. Dejaré de pensar en la felicidad de las otras personas más que en la mía.

- Pues Magda, Claramente - Mentí - No dejará a Gino irse con otra así como así. Tengo el mal presentimiento de que cosas muy malas sucederán.

- Magda no intervendrá - Giré para ver a Gino quien había estado escuchando la conversación.

Agustín y yo deshicimos la unión de nuestras manos.

- ¿Y vos que sabes? - Aporté.

- Vos tranquila, Clara. No dejaré que nada ni nadie intervenga en nuestra relación - curiosamente no era precisamente a mi a quien miraba cuando dijo eso.

Agustín lo desafió sin quitarle la mirada de encima. Continuaron a si por tanto tiempo que ya hasta me pareció ridículo.

- Me voy a la cama.

- Pero si no cenaste - Habló Agustín

- ¡Pues no cenaré!

- A menos que quieras convertirte en una chica anémica más vale que cuides tu salud.

- Bien - Gruñí.

- Siéntate. Después de comer podrás dormir.

Me desperté en la madrugada por un fuerte dolor en mis brazos

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Me desperté en la madrugada por un fuerte dolor en mis brazos.

- ¿Qué me está pasando?

Me dirigí al baño y me miré en el espejo con los brazos descubiertos.

- Oh, cierto - Dije al ver los moretones en mis brazos. Era obvio que me duela y mas si aplastaba mi brazo con todo el peso de mi cuerpo al dormir.

¿Cuando pasará? Ciertamente los días pasaban y el dolor desaparecía pero volvía por instantes y me hacía pasar muy malos ratos.

Me cubrí con la bata y salí de mi habitación para ver que hacía la gente. Sin embargo los unicos presentes en toda la casa seguiamos siendo Gino, Agustín y yo. Cada quien dormía en sus respectivas habitaciones.

- ¿Pero que rayos? ¿Por qué nadie ha vuelto a casa?

Tomé mi celular y marqué a la primera persona que se me vino a la mente.

***

- Hola - la voz que me recibió se notaba pasada de alcohol.

- Papry, hola. Yo solo quería preguntarte... ¡¿EN DÓNDE CARAJOS ANDAS QUE NO LLEGASTE A CASA?! ¡POR DIOS ESTOY SUPER PREOCUPADA, AGUSTINA!

Ella rió por el otro lado.

- Tranquila. Estoy en un bar a una cuantas cuadras de la casa de Tomás ¿Podés creer que hayamos discutido? Yo tampoco - Continúo riendo sola.

- ¿Y estás sola?

-¿Pues con quien más querias que este? ¿Con Batman?

Suspire.

- Decime en que bar estás.

- Mmm... Bueno ¿Dónde estoy? ¡Hey amigo! ¿Dónde estoy? - Gritó por el otro lado seguramente a un desconocido - Antares. Bar Antares - Pronunció interrumpida por varios hipos.

- De acuerdo. No te muevas de ahí ¿Puedes hacerlo?

- A la orden comandante - Respondió para hecharse a carcajadas nuevamente.

Colgué y fui a vestirme. No era bueno dejar a Papry sola en la madrugada por las calles y mucho menos en ese estado. Cargué conmigo mi gas pimienta por si se presentaba alguna situación de riesgo al mismo tiempo que rogaba al cielo que no me fuera necesario.

Me escabullí como un ladrón para no despertar a Gino y Agustín aunque a mitad de camino me reproche a mi misma lo tonta que fui por no haberles pedido que me trajeran hasta acá y así evitar riesgos.

15 cuadras después me encontraba en el bar Antares buscando a Papry con la mirada. Cuando al fin la encontré la vi muy cariñosa con un chico totalmente desconocido. Absorta, me dirigí hacía ellos.

- Me querés decir que puta estás haciendo?

Ella soltó los labios del muchacho para voltear a verme.

- ¡Amiga! Que onda, que andas haciendo por estos lugares.

- Te dije que vendría a buscarte.

- ¿Ya te vas? ¿Tan pronto? Y cuando la diversión recién estaba empezando - Le dijo aquel muchacho desconocido con quien unos segundos antes había estado besandose.

- Ya basta - Alejé a Papry de él - No la toques ¿Qué a caso no notas que esta borracha?

El chico me miró con gracia. Yo sólo me dedique a sacar a mi amiga de aquel lugar.

No le pediría que me cuente lo que pasó. No era el lugar ni el momento. La llevaría a descansar y ya.

- ¡Clara! - Gritó en mi oido - Vos sos mi mejor amiga.

- Y vos la mía. Pero cálmate. Ya estamos a medio camino. Sólo no te caigas - Dije mientras la ayudaba a caminar.

Ella se separo de mi y salto a la calle.

- Pero si yo estoy bien ¡Mira!

Comenzó a girar estando en medio de la calle sin darle importancia a mis reclamos de que parara. Cuando me percaté de que algo se acercaba.

- ¡Cuidado!

Empujé a Papry quedando en su lugar. Ella cayó en la vereda. Lo último que vi antes de perder el conocimiento fue una gran luz viniendo hacia mi y un gran impacto contra mi cuerpo.

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2020 ⏰

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