Capítulo «26»

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Volví a casa muy cansada. Esto de llorar y no comer me está dejando muy débil.

- Agustín ¿Puedo hablarte un ratito?

- Ahora sí querés hablar.

Bajé la cabeza arrepentida.

- Bueno, habla. No vaya a ser que me grites.

- No. De eso precisamente te quiero hablar. Agustín, perdón. No quise hablarte así. Estaba de mal humor, desganada. En cerio, perdoname, por favor.

- Si sé. Te noté que estabas así. Por eso te dije sí querías hablar.

- Es que yo... - De repente todo a mi alrededor dio vueltas y vueltas. Tambalee a punto de carme pero Agustín me sostuvo.

- Eu, ¿Estás bien?

- No... Si - Me incorporé - Sólo fue un mareo.

- ¿Por qué te mareste?

Me encogí de hombros.

- Veni. Vamos a decirle a los chicos.

El mareo volvió a mi pero esta vez Agustín no pudo sostenerme. Trastabille y caí estruendosamente al suelo.

- ¡Clara! - Su grito fue lo último que pude escuchar antes de perder la noción del tiempo.

***

Percibí un fuerte olor. Me desperté de inmediato, estaba en la clínica.

Quise levantarme pero el doctor, quien se encontrabaa a mi lado, me tomó por lo hombros y me volvió a recostar en la camilla.

- Tranquila. Hacelo con cuidado. No queremos que te marees.

- ¿Qué - qué pasó? - Pregunté un tanto aturdida.

- Te desmayaste mientras hablabas conmigo - Me informó Agustín.

Me incorporé cuidadosamente hasta quedar sentada en la camilla.

- Ayy - Me quejé - Me duele la cabeza.

- Bien, ahora que la señorita Clara está despierta, puedo decirles que fue lo que pasó.

- Debió habérnoslo dicho desde el momento en que llegamos - Reclamó Papry.

- Si no lo hice fue porque quería que Clara escuche esto - Le respondió mirandome de soslayo - Clara no se ha estado alimentando bien. Normalmente una persona que no come tarda una semaña en llegar al desmayo pero es que esta niña no le ha estado dando ni siquera agua a su cuerpo, y el estrés por el que está pasando tampoco le ayuda.

- ¿Estrés? - Cuestionó Mateo - Clara ¿Estás estresada por algo?

El doctor volteó a verme.

- Sería bueno que lo comentes.

Me sentía demasiado nerviosa. Todas las miradas estaban posadas en mi.

- No quiero hablar ahora.

- Bueno, va a ser como quieras - Habló el doctor - Otra cosa, se le bajó la presión.

- Fua, ¿Algo más que le halla pasado? - Preguntó irónico Alejandro.

- Doctor, ¿Qué tiene que hacer para mejorarse? - Preguntó Gino.

- Lo primero que tiene que hacer es alimentarse. Yo le voy a recetar una dieta para que le de a su cuerpo los nutrientes que necesita y se recupere más rápido. Debe descansar y dejar de exponerse a situaciones de alto estrés.
Escucha ¿Vos querés volver a estar bien? - Asentí - Bueno, entonces no vuelvas a descuidar de esa manera tu salud. Cuidate - Dijo resaltando esta última palabra - Si seguís con esto más adelante podés contraer alguna enfermedad, y sos muy joven para estar enferma. Así que yo te recomiendo que te cuides y te alimentes bien.

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