Desperté incluso más temprano de lo habitual. Salí de la cama y me dirigí al baño.
Me saqué la remera dejando al expuesto mis brazos, los cuales se encontraban marcados ya no por las manos de Gino, sino por unos terribles moretones.
— Estupido — Espeté sin quitar la mirada de ellos.
Me vestí y bajé a la sala a desayunar. Lo único que le rogaba a Dios es que Gino no sea el próximo en despertar.
Preparé mi desayuno, uno muy cargado por cierto, y me senté a desayunar.
— Hola ¿Cómo amaneciste?
Levanté la vista para ver a Papry.
— Muy bien. Gracias — Repliqué dedicándole una gran sonrisa.
— Por lo visto era verdad eso de que ibas a desayunar bien.
— Quiero recuperarme lo más rápido posible.
— Y lo vas a hacer, estoy segura de eso.
— ¿De qué hablan? — Preguntó Lucas bostezando.
— Le decía a Clara que hoy vamos a salir, para que despeje su agenda.
— ¿Salir? — Cuestioné — ¿A dónde?
— Por ahí. Vamos a pasarla bien.
— ¿Van todos?
— Si. Sol también va a ir así que no podés faltar vos.
— Mmm...
— Deja de vacilar. Si vas a ir — Emitió Lucas.
— Bueno.
LUCAS
Esta vez me encargaré de averiguar por mi propia cuenta que es lo que mantiene a Clara tan estresada. Aunque de algo estoy seguro, esto tiene que ver con los problemas que anda teniendo con Gino.
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CLARA
Era hora de irnos, Sol esperaba en la sala mientras nosotros terminábamos de arreglarnos.
Una vez estuve lista esperé a que Papry también lo estuviera, luego salimos del cuarto.
— Listo, ahora si, vamos.
— Una eternidad para arreglarse ustedes la puta madre — Se quejó Mateo.
— Ya deberías estar acostumbrado. Vos especialmente que te criaste con una mujer.
— Bueno, vamos antes de que se haga más tarde.
Salimos. No me atreví a cruzar palabra con Gino, y él tampoco lo hizo.
Llegamos al centro. Lo primero que hicimos fue ir al cine.
— Que bien, la taquilla está vacía — Exclamó Papry.
— Pero se está llenando — Informó Sol al ver que la fila se hacía mas larga.
— ¡Entonces corran! — Nos dijo Agustín.
— Vamos, Clara ¡Apurate! — Exclamó Sol jalando mi brazo, lo cual me provocó un gran dolor.
— ¡Ay! — Me quejé adolorida escapando de su agarre.
— ¿Qué te pasa?
— Nada, es sólo que me tironeaste muy fuerte.
— ¿Estás bien? — Preguntó Agus.
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HECAMOR
Любовные романыClara ah perdido la memoria debido a un fuerte incidente y fue a parar en manos de los hecatombe. Esas siete personas la harán experimentar sensaciones nuevas y le despertarán sentimientos los cuales ella creía muertos, pero eso no es todo. Dos chi...