cap ‹‹12››

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Las lágrimas de Papry nos preocupaban a todos.

— ¿Qué te pasa Papry? Por favor decinos.

Papry se soltó de mi y miró a todos los presentes.

— Tomas... Tomas me dejó — Volvió a romper en llanto. Lucas la abrazó.

No podía evitar sentirme culpable. Salí en busca de Tomas pero no había rastro de él.

Yo le dije que charle con él, yo le dije que se den un respiro... Debe ser que Tomas mal interpretó esas palabras.

Papry estaba devastada, todos trataban de consolarla con abrazos.

— Papry — Me acerqué a ella — ¿Querés hablar de eso?

Ella se secó las lágrimas.

— Bueno.

Nos acomodamos en los sillones dispuestos a escucharla.

— Cuándo fui afuera salí con la intención de decirle lo que vos me dijiste — En ese instante todos voltearon a mirarme — De decirle que nos teníamos que alejar un poco y dedicarnos más a nosotros mismos. Pero ni siquiera pude decirle nada.
Cuándo le dije "tenemos que hablar" me respondió " creo que ambos sabemos de que trata y es verdad. Esto no está funcionando, creo que debemos terminar, lo siento" no pude contestarle, se me hizo un nudo en la garganta, y sin más se fue.

— Ay Papry yo... Lo siento mucho.

— No es tu culpa, Clara. Voy a estar bien, sólo... Necesito... Descansar — Se incorporó — Buenas noches.

La seguí y ambas nos encerramos en el cuarto

— Voy a hablar con él.

— No. No quiero que hables con él. Esto es asunto mío. Por favor Clara, no te metas.

— Pero no puedo verte así.

— Porfavor — Volvió a repetir.

— Está bien, no lo haré — ¿Qué carajos le pasaba?Papry estaba muy equivocada si pensaba que no iba a intervenir en su dolor.

Cómo siempre, o como la mayoría de la veces, fui la primera en despertar.

Al verme en el espejo no podía creer lo que estaba viendo, ¡Era un desastre! Estaba sucia, despeinada, mi pelo sucio. Hace días que no me bañaba pues no podía hacerlo sola y eso no era lo peor, me levanté con dolores en mi mano. Fui rapidamente a la cocina y tomé mi pastilla.

***

Estuve un rato sentada en el sillón leyendo un libro, era tan interesante. Estaba tan concentrada en mi lectura que no me di cuenta cuando alguien más había despertado.

— ¡Buenos días! — Gritó con su cara delante de mi libro haciéndome sobresaltar. En respuesta sólo grité — ¡Shhh! — Exclamó al instante.

— ¡Mateo, te voy a matar! — Me levanté y lo empujé al sillón. Me puse a su lado y le empecé a pegar — Porque me saludas asi ¡Casi me da un infarto!

— ¡Perdón! ¡Perdón! — Exclamó entre risas — Dejame por favor.

Mis golpes cedieron hasta que finalmente me senté.

— Que tonto. Me asustate fule, estupido.

— Eso fue muy divertido. Quería decirte que ya hablé con tu jefa.

— ¿Encerio? ¿Qué te dijo?

— Le mostré la orden del medico y me dijo que estabas justificada a faltar únicamente Por esas 2 semanas

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