Narra el Autor
Los 6 meses siguientes pasaron como si de una estrella fugaz se tratase. Todos estaban volcados en los preparativos para la boda del siglo. La felicidad y emoción que llenaba todos los días el apartamento de la feliz pareja recién comprometida no tenia medida. Luego de esa tarde donde Marcus y Chris fueron una vez más felices y participes de su propio destino. El más pequeño terminó sus estudios y comenzó su ultimo año, el cual era relajado y sin preocupaciones.
Su hogar estaba lleno, todos los días a todas las horas. El abuelo y la madre de Marcus junto con José se mudaron a una de las habitaciones, para ayudarlos a planear todo. Haziel ocupaba la otra habitación junto con Teresa y Andreina quienes se negaban a irse por más que Chris las echara.
Isa y Carlos iban sin falta todos los días y por las noches se retiraban a su hogar. El último terminó su postgrado y pudo volver a su casa como tanto anhelaba. A pesar de que aquel apartamento era un desastre con todos trabajando, estudiando y planeando, la armonía y felicidad que reinaba no tenia comparación.
El tiempo se les fue de las manos y les encantó, puesto que así el día tan esperado llegó y no podían estar más felices.
—¡Ya voy! —Corría Isabel por los pasillos de aquella casa infernal. Llevaba en sus manos lo que se supone llevaría Marcus en su cabeza. Cargaba además a los gemelos a cada lado con ayuda de una especie de cangurera que los dejaba firmes a ella.
Ambos bebes saltaban y reían por el hamaqueo que llevaba su madre, corriendo y saltando por todos lados. La pobre había recibido unos mil mensajes de todos los que estaban con Marcus -Nunca debí aceptar ir a buscar esta tiara- pensó la chica.
Por fin llegó al pasillo donde estaba la habitación con su princesito. Aquello era un enorme mansión a las afuera de la Nueva Colonia Tovar, la cual Christopher alquiló para hacer el evento. Para Isa era una casa infernal por el hecho de que tenía un montón de habitaciones y pasillos. Abrió la puerta y entró en el cuarto.
—Al fin llegas, querida —Dijo Cleopatra. Aquel hombre travestí era el mejor diseñador de toda Venezuela y discípulo directo de la que sería la reina de la moda, estilo, diseño y maquillaje, Luisa Urbina. A opinión de todos era una mujer hermosísima, pero todo era maquillaje, pelucas y un muy buen estilo.
Isa lo asesinó con la mirada.
Maldito, me hiciste correr porque a ti se te olvido traerla —Le respondió respirando con mucha profundidad, el hombre se arregló el chal de plumas que tenía con mucho estilo y caminó como si de una pasarela se tratase hasta Isa.
—No tengo la culpa que lo rubia te haga tan torpe —Su forma de hablar era como la de una señora fina con un toque exagerado de grandeza.
—Que yo...
—Isa —La llamó su princesito. Cuando lo vio toda su ira se le esfumó del cuerpo, se veía radiante y hermoso, casi se enamora de él de no ser porque es el hermano que nunca tuvo.
—¡Te ves hermosísimo! —Gritó emocionada y sus gemelos aplaudían aunque en sus pequeñas mentes no entendieran porque su madre se emocionaba así.
—Claro, no todos tienen a alguien tan maravilloso como yo para maquillarlo —Volvió a intervenir Cleopatra haciendo una pose de grandeza.
—Pero si yo fui quien lo maquilló —Dijo Teresa con la paleta y el polvo en la mano, con una cara burlona y confusa.
—Pero yo te vigilé —Le respondió el hombre poniéndose una mano en el pecho.
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Un Amor Inesperado (Por editar)
Roman d'amourUn demonio Llamado Siriel tiene una misión, la cual se ve en riesgo cuando este empieza a sentir ¿Lastima? por el humano a quien se supone debe torturar. Un chico llamado Marcus Arguinzones sufre de toda clase de acosos, inseguridades, miedos y dolo...