No Puedo dejar de Mirarte

84 4 1
                                    

Narra Marcus

Despierto por la claridad que se cola por las persianas, respiro hondo y puedo sentir la calidez de Chris a mis espaldas -Dios como amo que me abrace al dormir- miro su mano que está fuertemente adherida a mi abdomen, su respiración está en mi nuca, me siento protegido, me siento bien, definitivamente me enviaste el mejor ángel guardián que tenias.

—Hora despertar señor Muller —Digo burlón acariciando su brazo, lo siento moverse y abrazarme aun más hacia él.

Deja un beso en mi nuca.

—Buenos días señor Arguinzones —Me respondió risueño. —Porque mejor nos olvidamos de estudiar, de todo el mundo y nos quedamos aquí, viviendo para siempre —Dijo metiendo su cabeza en mi espalda, haciéndome cosquillas.

Solté una carcajada.

—Suena una excelente idea, si a ti no te deportaran y a mí mi madre no me asesinara —Digo riendo a causa de las cosquillas.

—Oh, se me había olvidado tus cosquillas en la espalda —Afirmó malicioso y empezó a masajear mi espalda con un poco de rudeza, haciéndome estremecer de la risa.

—¡De...deja...me Chris! —Grite entre risas cuando comenzó a hacerme cosquillas por las costillas.

—Dime que me amas y te dejare en paz.

—Te... te amo —Dije rápidamente y alzando la voz.

Paró de golpe y me vio anonadado

—¿Mucho? —Preguntó sobre mi rostro -Dios amaba más que fuese tan amoroso conmigo- subí para acortar el espacio que quedaba dándole un corto beso.

—Demasiado —Le respondo y recibo ahora un beso de su parte.

—Yo también te amo —Me responde viéndome como si apreciara mi rostro.

—Ahora tenemos que ir hacer desayuno —Le dije riendo. —No podemos quedarnos, tenemos responsabilidades —El chico me vio como si fuese un niño pequeño haciendo un berrinche y se acuesta encima mío con peso muerto —Chris, tenemos que irnos.

No puedo evitar reírme de toda la situación.

—Está bien, está bien, aguafiestas.

Se separó de mi y se fue hacia la cocina, tome mi celular y marque el numero de mi madre. Hoy regresaríamos y todos estaban emocionados con nuestra llegada, según me contaban por mensajes, fotos, audios y mensajes, la estaban pasando genial con el abuelo.

—Hola mami, bendición —Dije cuando escuché su saludo.

—Dios te Bendiga ¿Ya salieron? —Preguntó contenta.

—Estamos levantándonos, debemos estar en el terminal a las 10 de la mañana.

—Esta bien, los buscaremos en el aeropuerto —Dijo y se escuchó un estruendo seguido de un montón de carcajadas de las cuales mi madre no quedo exenta.

Me alarmé.

—¿Qué fue eso? —Pregunté.

—Andreina acaba de caerse por las escaleras mientras le decía a Teresa que tuviese cuidado que estaba resbaloso.

—Ya veo —Dije riendo —Nos vemos al rato ma, bendición.

—Nos vemos hijo, Dios me los traiga —Finalizó y cortó la llamada.

Un Amor Inesperado (Por editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora