CAPITULO 11

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Regla #4 Haz de tu vida una aventura.

VIELKA

Al día siguiente me despierta con el sonido de mi celular, se que es mi papá que se asegura de que me levante para ir a la universidad, así que respondo el teléfono y después de un buenos días por parte de los dos y un cuídate mucho de mi padre la llamada finaliza, la verdad es que aún están las cosas un poco tensas entre nosotros por lo de Dorek, lo bueno es que no sabe que él vino ayer en la tarde y se fue por la noche de aquí.

Llego a la universidad y es en mi tercera clase cuando entrego mi avance sobre mi trabajo, el profesor lee el título y me sonríe.

—Este será el primero que lea, me interesa saber tu opinión sobre este tipo de espectáculos —dice de manera despectiva— interesante elección —por último me sonríe— el lunes les entregaré sus trabajos junto con mis notas sobre su trabajo.

Asiento con la cabeza y me siento en mi lugar justo al lado de mi mellizo favorito, en cuanto todos entregamos nuestros avances el profesor inicia la clase, una vez que finaliza por fin podemos ir almorzar algo a la cafetería, cuando llegamos me doy cuenta que mi amiga ya está aquí esperandonos y sorprendentemente Dorek también está ahí junto a ella, Nico y yo llegamos hasta ellos y nos sentamos frente a ellos.

Dorek me sonríe —¿Cómo te fue con tú tarea?

—Nos dará su opinión hasta el lunes —resoplo realmente frustrada— si lo iba revisar este fin de semana no entiendo porque nos estreso tanto con que lo entregáramos hoy —niego con la cabeza.

Nico se ríe —la única que se estreso fuiste tú, todos ya sabíamos de que se trataría nuestro trabajo menos tú.

—Lo bueno es que Dorek te salvó el pellejo amiga —dice Nadia alzando las cejas de forma divertida.

—Lo se, y una vez más muchas gracias por todo Dorek.

—De nada niña, por cierto hoy en la tarde te veo en el circo el dueño te dejará que le hagas una entrevista antes del domingo.

—Muchas gracias —me levanto como resorte y lo abrazo— ¡Demonios! Lo siento —me separo de él con las mejillas calientes.

—De nada, ahora me tengo que ir tengo una clase en el hospital —se pone de pie y revuelve mi cabello— nos vemos por la tarde niña, hasta luego chicos.

Mis amigos se despiden de él y yo tomo asiento nuevamente en mi lugar y dejó caer dramáticamente mi cabeza sobre la mesa está retumba, levanto mi cabeza y acto seguido comienzo a sobar mi frente.

Nico no deja de reír mientras que Nadia me sonríe —estás acabada amiga —la miró con un gesto de molestia por el dolor en mi frente— $500 pesos a qué se enamora antes de encontrar a la novia de Dorek.

—$1000 pesos a qué se enamora de él antes de terminar el proyecto —Nico extiende su mano y su hermana la estrecha y ambos dicen hecho.

—Malditos desconsiderados.

Ellos simplemente se ríen, y continuamos con nuestro almuerzo hablando de otras cosas hasta que Nadia tiene que irse a su salón, Nico y yo nos marchamos veinte minutos después a nuestro respectivo salón. La mañana continua muy tranquila y al finalizar la última clase me marcho a mi casa donde decido descansar un poco antes de comer, me levanto por el sonido de mi teléfono y es un mensaje de Dorek donde me dice que nos vemos en media hora, me hierve el buche de gusanos me quedé dormida como siempre me apuro a cambiarme de ropa y por último pago mis dientes antes de salir de casa corriendo y tomar un taxi.

Cuando llegue al circo me sorprendió darme cuenta de que era muy parecido al que había ido en San Luis, pero casi todos los circos eran muy parecidos, la verdad es que no soy muy observadora por lo que cuando no conozco algún lugar termino perdiendome.
Alguien revuelve mi cabello así que me giro y ahí está Dorek con una camisa de mezclilla que se le veía de maravilla, ya se la había visto con anterioridad y además trae puesto un pantalón azul marino que se ajusta a sus piernas, debería ser un delito que este hombre se vea bien con cualquier cosa.

Dorek se aclara la garganta —ahora se que sienten las mujeres.

Me sonrojo por mi descaro de habérmelo comido con los ojos —yo... Tu tienes la culpa.

Su risa ronca hace estragos dentro de mi como siempre que lo hace —la culpa es de mis padres por haber hecho hijos tan guapos.

Ahora soy yo quien ríe —malditos genes.

Él coloca la palma de su mano en mi espalda baja por lo que siento que en cualquier momento los malditos triceratops saldrán de mi estómago, Dorek me hace caminar aún con su mano en el mismo sitio por lo que siento mi cuerpo un poco más torpe de lo normal, no sé si él se dará cuenta de lo que ocasiona a mi pobres hormonas, me regaño mentalmente ya que debo dejar esos pensamientos atrás.
Llegamos a una caravana plateada con varias calcomanías de las personas que trabajan en el circo, un par de trapecistas, un payaso, un domador de leones, la puerta de la caravana se abre y detrás de esta aparece un hombre mayor alto de cabello negro con unas cuantas canas esparcidas del lado derecho y una barba bien recortada totalmente blanca por las canas, este ríe y abraza a Dorek.

—Pensé que nunca volverías muchacho —se separa de él y me observa ahora a mi— tú debes ser su amiga— besa mi mejilla— mi circo es su circo —dice esto extendiendo su brazos.

—Gracias Tony.

—Pasen chicos —él se hace a un lado para que podamos entrar en su caravana.

Una vez adentro comienzo a observar todo, hay un pequeño escritorio en la parte delantera y en la pared hay muchas fotografías cada una enmarcada en cuadros, mis ojos se abren ante la sorpresa, en uno de los cuadros está la familia de Dorek con unos trajes llamativos, en la fotografía también se encuentra Dorek con una enorme sonrisa y justo a su lado una pelirroja despampanante y ahora recuerdo haberla visto antes, pero como pude ser tan tonta Dorek formaba parte de este circo y además ya había visto su show en mis vacaciones, como no recordé su rostro, me giro hacia él —yo ya había venido a este circo, bueno en realidad lo vi en la ciudad de San Luis —noto como su rostro palidece y el dueño se pone realmente nervioso— tienen un espectáculo sorprendente— parece que mis palabras logran relajar la actitud tanto de Dorek como del dueño.

—Me alegro que te haya gustado – puedo notar que algo lo pone nervioso y no entiendo que podría ser, él se aclara la garganta— mis hermanos llegarán el jueves por la noche para la presentación del fin de semana, solo Sarahí llegará el viernes por la noche debido a su escuela.

El dueño asiente con la cabeza y nos invita a sentarnos para iniciar con la pequeña entrevista, muchas de las cosas que me platica ya las sabía gracias a lo que me platicó Dorek el día de ayer por la noche.

Cuando salimos del circo ya está atardeciendo y Dorek me dice que me suba a su motocicleta para llevarme a mi casa, cuando me acomodo detrás de él mi estómago ruge y el gira su rostro.

—Alguien tiene hambre.

Le sonrio apenada —lo siento, no alcance a comer.

El asiente con su cabeza —entonces iremos a cenar primero.

Me entrega un casco y me coloco, el hace lo mismo con el suyo y enciende la motocicleta. Llegamos a un pequeño puesto de hot dogs muy famosos y por supuesto muy ricos, mientras que yo me como un hot dog de tamaño normal Dorek pide dos hot dogs grandes, como es posible que comiera tanto y estar así de bueno.

Dorek se ríe —hago ejercicio cuando tengo tiempo.

Me sonrojo porque me doy cuenta que lo dije en voz alta, sonrio apenada —eso explica mucho.

Quince minutos después llegamos a mi casa y me despido de él, doy gracias al cielo que mi padre sigue de viaje y no piensa regresar hasta el lunes, si no estoy cien porciento que ya estaría armando otra escena como la última vez.

Corazón Vertiginoso (Saga #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora