CAPÍTULO 24

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Dorek

Hay un carro detrás de nosotros que insiste en pegarse más y más a mi motocicleta, de hecho está comenzando a ponerme nervioso, si viniera solo comenzaría acelerar más la velocidad pero no vengo solo, Vielka viene conmigo y no puedo ponerla en peligro. Comienzo a buscar dónde aparcar la motocicleta para alejarme del automóvil pero noto por los espejos laterales de la motocicleta que el auto ha disminuido la velocidad por lo tanto se ha separado de nosotros, respiro con alivio pero todo eso se termina en cuestión de segundos, siento el impacto del auto en la parte trasera de la motocicleta, esta por el impacto se levanta , yo me aferro más a la motocicleta ya que gracias al trabajo en el circo se en que momento debo brincar de esta pero no es el mismo caso con Vielka, todo lo veo en cámara lenta, siento el momento preciso en que las manos de Vielka dejan de sujetarse de mi cintura y la veo salir disparada hacia un lado, veo como la parte lateral de su cuerpo impacto contra el asfalto y por la velocidad con la que salió disparada su cuerpo avanza todavía más haciendo estragos en su piel, se que eso causará graves daño en su piel.
Finalmente salto de la motocicleta impulsando mis piernas en el asiento para dar una pirueta en el aire y caer en el suelo, mi mano izquierda cae primero y siento como algunos de mis dedos se rompen, no es la primera vez que me sucede eso, nunca aprendí a caer correctamente, no como mis hermanos.
Retiro el casco de mi cabeza  y veo como mi motocicleta ha quedado tirada a unos metros de mi, pero eso no es lo que realmente importa, me logro poner de pie y cuando apoyo mi pie derecho siento un calambre recorrer toda mi pierna, casi pierdo el equilibrio pero la mano de alguien más me sujeta evitando que volviera a caer, estoy por agradecerle al señor cuando notó que el carro que nos impacto se da a la fuga, quiero creer que estoy alucinando al ver al conductor, tiene que ser eso porque no creo capaz a esa persona de dañarnos, el señor trata de hacer algo pero sabe que prácticamente él es el que me está sosteniendo por lo que el causante del accidente huye sin ningún problema.

—Por favor —observo al señor de edad avanzada y noto su preocupación— necesito llegar a ella.

El señor que es un poco más bajo que yo asiente con su cabeza y me ayuda a cruzar la calle, cada que apoyo mi pie derecho siento un dolor inmenso recorrer toda mi pierna pero no me importa lo único que quiero es llegar hasta donde esta ella, mi niña.

No sé cuánto tardamos en llegar hasta ella pero para mí ha sido una eternidad, lo primero que noto es que no se mueve, también noto que hay dos personas a su lado, una de ellas está hablando por teléfono a la ambulancia, mientras la otra persona está apunto de moverla.

—¡No la toque! —la señora me mira con sorpresa ante mi grito— soy médico —se que aún no me he graduado pero prácticamente ya lo soy.

El hombre que ha sido mi apoyo para poder caminar me ayuda a acercarme hasta donde está, él incluso me ayuda a ponerme sobre mis rodillas, lo primero que hago es tomarle el pulso y siento como el alma me regresa al cuerpo al sentir su pulso, es un poco débil pero ahí está, el brazo sobre el que cayó está roto y es una fractura expuesta, trato de tranquilizarme por que estoy a punto de entrar en una crisis nerviosa.

Miro a la señora que estaba hablando por teléfono —¿Cuánto tiempo le dijeron que tardaría la ambulancia?

La señora me observaba con preocupación por mi pregunta —dijeron que no tardarían.

Asiento con mi cabeza —gracias.

Ella asiente con su cabeza —¿Cómo está?

Se que se refiere a Vielka —estará bien, ella es fuerte —esto último lo digo en un susurro más para mí que para ella.

Intento buscar mi celular en mi bolsillo pero recuerdo que lo deje en el departamento, creo que todos notan lo que estoy buscando porque los tres me extienden su celular, tomo el del señor que me ayudó agradeciéndoles a los tres, marcó el número de mi hermano y doy gracias al cielo que este no tarde en responder, le digo a grandes rasgos lo que sucedió y cuelgo la llamada, le regreso el celular al señor.
Tomo la mano de mi niña y comienzo acariciarla, mi vista comienza a nublarse por los lágrimas, siento la mano del señor apoyarla sobre mi hombro.

—Todo estará bien joven.

No digo nada porque en este momento estoy pensando en un sin fin de estupideces, escucho la ambulancia acercarse y levanto mi rostro, noto como hay más personas pero las dos señoras impiden que se acerquen más a nosotros.

La ambulancia llega e inmediatamente se bajan los paramédicos de esta, acomodan a Vielka en la camilla y cuando está acomodado su cuerpo boca arriba, uno de ellos retira el casco, su rostro está demasiado pálido y ahora que está en esa posición puedo notar la quemadura en su pierna, uno de los paramédicos limpia la herida mientras que otro hace lo mismo con su brazo. Escucho los gritos de mi hermano y el maldito logra liberarse de uno de los oficiales y corre hacia mi, su abrazo es fuerte pero cuidadoso es como si no quisiera que me rompiera, pero lo cierto es que ya lo estoy.

Los paramédicos suben la camilla a la ambulancia y entre un paramédico y mi hermano me ayudan a subir a la ambulancia, Edric me dice que me verá en el hospital después de que le dicen a que hospital nos llevarán.
Al llegar al hospital nos separan a Vielka y a mi, mientras a ella se la llevan a otra área a mi me llevan a urgencias, el doctor Rodríguez en cuanto me ve se acerca y se encarga de atenderme, es un alivio que nos hayan traído al hospital donde estuve haciendo guardias.
Mis dedos meñique, anular y medio han sido entablillados, en cuanto mi pie este ha sido enyesado, había sufrido una pequeña fractura al caer, el doctor Rodríguez me había ayudado a saber el estado de Vielka, ella había despertado poco después de que nos separaron y debido al dolor que está sufriendo y a la crisis de ansiedad que le dió la tuvieron que sedar, el diagnóstico de ella era lo que me había temido, ella tenía quemaduras de segundo y tercer grado en su pierna, parte de su costado y brazo, en cuanto a su brazo ella entraría a cirujía para reacomodar su hueso y le tendrían que colocar clavos para mayor fijación de su hueso.

Edric no se había separado de mi en ningún momento ni siquiera cuando tuve que declarar los hechos a los oficiales, Edric podía ser un verdadero dolor de cabeza pero era sin lugar a duda un buen hermano mayor.
Nos dirigimos a la sala de espera donde me imaginaba que ya estaba su familia, sabía lo que vendría a continuación y también sabía cual era mi desición.

—No tienes porque culparte siempre —decidí ignorar el comentario de mi hermano, él no sabía que era ver a la persona que amas en una situacion así— fue un jodido accidente que le pudo haber ocurrido a cualquiera, no eres malo hermano —niega con la cabeza ante mi silencio— no somos malos porque nos guste la adrenalina.

Yo sabía que no éramos malos, sabía también que no tenía nada de malo que nos gustará las motocicletas, pero si era mi culpa no haberme alejado de Vielka, ella era como un imán para atraer los accidentes y por lo visto yo también lo era solo que las que se veían perjudicadas eran ellas, las que siempre salían lastimadas eran ellas.

Cuando llegamos a la sala de espera su padre se levanta furioso de su asiento pero es el ex novio de Vielka quien se acerca a mi y me impide el paso, noto que tiene una herida arriba de su ceja izquierda y es todo lo que necesito para confirmar mis sospechas, me doy cuenta que no estaba alucinando, fue él.

—Apartate si no quieres que sepan que tú eres el verdadero culpable de que ella esté ahí —digo apretando los dientes tan fuerte que incluso duelen.

La imagen de prepotencia que siempre mantiene se desvanece al igual que su intento por detenerme, él se hace a un lado y me acerco al padre de Vielka que me ve con odio, la madrastra de Vielka se aferra a su brazo intentando detenerlo.

—Lamento mucho que Vielka esté en esta situacion.

Su padre cierra sus ojos unos segundos pero no dice nada —no es tú culpa, fue un accidente —dice con la voz quebrada la madrastra de Vielka.

—Claro que fue su culpa —el padre de Vielka me ve fijamente y yo asiento con la cabeza— te quiero lejos de mi hija.

Asiento nuevamente con la cabeza y extiendo la carta que de mala gana me ayudó a escribir mi hermano —se la puede entregar —es la madrastra de Vielka quien toma la carta— les prometo que será lo último que ella sabrá de mi —escucho a mi hermano resoplar mientras la madrastra de Vielka me ve angustiada.

—Espero que eso sea verdad —es lo último que dice su padre antes de girarse y sentarse nuevamente donde mismo.

Me alejo de la sala de espera con mi hermano a mi lado —me dan ganas de golpearte con esas jodidas muletas que traes a ver si así comienzan a trabajar tus estúpidas neuronas.

Vuelvo a ignorar a mi hermano, no hay nadie que me haga cambiar de opinión, ni siquiera ella, Vielka estará más segura sin mi, juntos no somos una buena combinación.

Corazón Vertiginoso (Saga #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora