CAPÍTULO 25

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Abro mis ojos lentamente, estos se sienten demasiado pesados, siento dolor en mi brazo y en mi pierna, de pronto recuerdo todo lo que sucedió y giro mi cabeza para ver mi brazo, este se encuentra enyesado y unos tubos salen de el, comienzo a respirar con dificultad por la impresión que me da ver mi brazo en ese estado, pero mi verdadera preocupación es saber dónde está Dorek.

—Mi estrellita —la voz de mi padre me sorprende y lo veo levantarse del incómodo sillón en el que estaba sentado— al fin despertaste —se acerca a mi y besa cariñosamente mi cabeza, noto que en sus ojos hay algunas lágrimas queriendo salir— me asuste tanto cuando me avisaron de tu accidente.

—Estoy bien —me duele todo el cuerpo pero no quiero preocuparlo más— ¿Dónde está Dorek?

Mi padre resopla con molestia —él está bien —es todo lo que dice y por la manera tan seca que lo dijo se que no me dirá más— voy avisarle al doctor que ya despertaste.

Mi padre sale de la habitación y yo lo único que quiero es ver a Dorek, necesito saber que está bien, intento mover mi pierna izquierda y siento un ardor inmenso, es tan fuerte que se me escapa un grito, mi padre enseguida abre la puerta y corre hacia mi.

—No te muevas estrellita ya viene el médico.

Intento ser fuerte pero las lágrimas se escapan de mis ojos sin poderlo evitar, mi padre comienza acariciar mi cabeza tratando de tranquilizarme. El médico no tarda en entrar en compañía de una enfermera, mientras que está última inyecta una solución blanquecina en el suero, el médico comienza a revisarme.
Después de revisarme, el doctor me da una breve explicación de lo que me sucedió, me explica cómo tuvieron que operarme para reacomodar mi hueso, también me explica que tengo quemaduras en mi piel por la fricción con el pavimento que hubo al momento del accidente, de las dos cosas quedarán marca, pero me dice que hay algunas cremas que ayudará a cicatrizar mejor mis heridas y que me pueden ayudar a que quede menos marcada mi piel.

No sé en qué momento me quedé dormida, yo creo que fue después de que hiciera efecto el medicamento que la enfermera me administro a través del suero, cuando abro mis ojos me encuentro con Berenice sentada en el mismo sillón que estaba sentado mi padre más temprano.

—¿Cómo te sientes?

—Como si me hubieran roto los huesos, espera creo que si paso —intento sonreír.

Berenice se acerca a mi y noto que saca algo del bolsillo trasero de su pantalón, me extiende una hoja doblada —te la dejó Dorek —tomo la hoja con mi mano sana y la observo con dolor y angustia, no se bien que sucedió después del accidente y tengo miedo de saber lo que dice la hoja que aferro contra mi pecho.

La puerta de la habitación se abre de pronto y ahí están mis mellizos favoritos, ambos se acercan apresuradamente a mi y la primera en abrazarme es Nadia, comienzo a llorar sin poder evitarlo, tenerlos aquí conmigo es lo que más necesito, Nadia se separa de mi y ahora es Nico quien me abraza.
Después de que ambos me dicen lo asustados que estaban al enterarse del accidente y de abrazarme una vez más es Nadia la que se percata de la hoja que ahora está en mi regazo.

—No fue a su graduación —se perfectamente de quien habla— se que él está bien por Edric.

—Me ayudas a leerla —le extiendo la hoja con mi mano sana.

—No creo que sea el momento.

—Por favor.

Nico toma la hoja y la extiende, la angustia reflejada en el rostro de Nadia me hace saber que ella ya sabe lo que esa carta dice, Nico se aclara la garganta —Antes de empezarla a leer solo recuerda que no estás sola —yo asiento con mi cabeza y Nico suspira antes de comenzar a leer.

Corazón Vertiginoso (Saga #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora