CAPÍTULO 30

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VIELKA

Dorek y yo caminamos hacia dónde estan mis cosas, mientras enredo la toalla alrededor de mi pecho para después sentarme en uno de los camastros, él hace lo mismo apoyando sus brazos sobre sus piernas y junta sus manos para después entrelazar sus dedos, su mirada está fija en la piscina, el silencio entre nosotros es demasiado ensordecedor e inquietante.

—¿Cómo has estado Dorek? —soy yo quien decide romper el silencio.

Él gira su rostro hacia mí y me sonríe —pensé que te habías vuelto muda —le devuelvo la sonrisa y él suspira ante mi silencio— estoy bien niña, trabajo en el área de emergencias en un hospital de la ciudad de México, a ti te ha ido bien —esto último lo dice más como una afirmación.

—Si, he crecido mucho —Dorek se ríe y entiendo a que se debe —me refiero en lo laboral.

—Lo sé, nadie en la familia se pierde tu programa.

Me sorprendo ante su revelación y comienzo a moverme un poco incómoda, por lo que la toalla se resbala y deja al descubierto una de mis piernas, la vista de Dorek se pierde en ella y su semblante se ensombrece, él acerca su mano y siento el roce de sus dedos sobre mi piel, cada parte de mi cuerpo reacciona ante su tacto a pesar de que se que su toque se debe a la cicatriz que dejó la quemadura por el accidente. Dorek deja de acariciar mi pierna para después centrar su atención en la cicatriz de mi brazo, esa que dejó la operación para poder arreglar la roptura de este.

Detengo su inspección al colocar mi mano sobre la de él —no fue tu culpa.

Dorek cierra sus ojos y cuando los abre puedo notar su dolor —perdóname Vielka —comienzo a negar con mi cabeza— perdóname por haberte dejado después del accidente —siento el nudo formarse en mi garganta— primero fue Mia y después tú —Dorek toma una de mis manos y entrelaza sus dedos con los míos— realmente creí que yo era un peligro para a todas aquellas personas de las que me enamoraba, fue años después que entendí que yo no tuve la culpa sino que solo fuí un afectado más —se ríe sin humor, más bien como una risa nerviosa— se que te lastimé mucho con mis estúpidas decisiones y por eso te pido perdón.

Asiento con la cabeza —hace mucho que te perdoné —le sonrío— no te voy a negar que llegó un momento en que quise odiarte pero nunca pude, con el tiempo entendí que tú tomaste esa decisión porque creíste que era lo mejor para los dos debido a los sucesos que viviste con Mia.

—Hace tiempo quise buscarte —dice perdiendo la mirada una vez más en la piscina— pero mis hermanos me dijeron que ya era tarde para eso —gira su rostro hacia mí una vez más y me sonríe con tristeza— al parecer tú ya estabas con alguien más.

Niego con la cabeza —nunca perdí contacto con Sarahí y se que Edric nunca perdió el contacto con Nadia.

Dorek finalmente deja escapar esa risa que tanto me enloquecía y me doy cuenta que sigue ocasionando el mismo efecto en mí y eso me asusta en cierta medida —esos dos son todo un caso, a Nadia le veo seguido gracias a mi hermano —abro mis ojos con sorpresa ante las palabras de Dorek— ¿Nunca te dijo?

Niego con mi cabeza —me cuenta de sus encuentros con Edric más nunca mencionó tu nombre.

Asiente con su cabeza —tal vez nunca te dijo porque te veía feliz con tu novio.

—Tal vez.

Dorek me observaba fijamente —lo lamento —estoy por decirle por segunda ocasión que ya lo perdoné hace tiempo cuando sus labios impactan sobre los míos, sin que lo pueda evitar mis labios comienzan a responder el beso, dentro de mi siento que todo vuelve a su lugar, me doy cuenta con su beso que nunca lo dejé de amar, que simplemente guarde el amor que sentía por él muy en el fondo di corazón y que trate de engañarme durante mucho tiempo al decirme que él era parte de mi pasado y la verdad es que nunca podrá ser así ya que siempre estará este sentimiento que quema en mi interior.
El beso cada vez es más demandante y mientras el acaricia mi pierna yo he enredo mis manos en su cabello tratando de pegarlo más a mi, su mano sube hasta mi cadera y me acerca mas a él, prácticamente estamos uno sobre otro pero son años de no estar en el lugar correcto, de pronto recuerdo que Kennan es mi novio y que él no se merece que le sea infiel después de todo él fue el que logró una vez más que me abriera ante la idea de volverme a enamorar.
Sé que está mal que no quiera separarme de Dorek pero también me doy cuenta que nunca podré amar a Kennan de la misma forma que amo a Dorek.

Es Dorek quien pone distancia entre nosotros y a pesar de que solo está a unos centímetros de mi, siento un vacío que me hiela la sangre.

—Se que no debí haberte besado pero no pude evitarlo, de joven cometí muchos errores pero ya no quiero equivocarme más —pega su frente a la mía y ese simple gesto me da paz— no quiero volverte a perder mi niña, se que tienes alguien más en tu vida —se separa de mi una vez más pero es solo para acariciar mi mejilla con su mano— pero también me doy cuenta que aún sientes algo por mí —sonrie y me da un beso corto en los labios— ese beso fue todo un delator.

A pesar de todo me separo de él y cierro mis ojos unos segundos —no puedo Dorek, perdóname tu a mí ahora, estoy muy confundida —miento y se que él lo sabe por la sonrisa traviesa que tiene —necesito acomodar mis ideas y sentimientos.

Él asiente con su cabeza —te entiendo mi niña y por eso te daré tiempo para que pienses las cosas.

Después de eso Dorek me acompaña hasta la puerta de mi habitación donde vuelve a besarme con la misma pasión que hace unos momentos atrás y cuando separa sus labios de los míos me deja totalmente desorientada.

Dorek acerca sus labios hasta mi oreja  y me susurra —consulta muy bien con la almohada lo que vas hacer porque solo tienes hasta mañana.

Él muy maldito se separa de mi y me guiña un ojo antes de dar la vuelta para marcharse, mientras que yo me quedo toda hecha un lío, abro la puerta y me encuentro con una habitación llena de rosas por doquier, había olvidado por completo que Kennan y yo nos íbamos a ver, escucho la puerta corrediza del balcón abrirse y tras la cortina aparece Kennan, mi corazón se acelera al ver su semblante molesto.

—Parecía que te la estabas pasando muy bien allá abajo —señala en dirección al balcón con su cabeza, Kennan me había visto con Dorek de eso no había duda puesto que mi balcón tenía vista hacia las albercas.

—Yo...

—¡Tú eres una maldita zorra! —me sobresalto ante sus gritos —pero yo te voy a enseñar una lección que nunca olvidarás.

Ante su amenaza me apresuro abrir nuevamente la puerta pero él es lo suficientemente rápido y la cierra antes que yo logré siquiera asomarme, él sujeta fuertemente mi cabello y me golpea contra la puerta, lo hace unas dos veces seguidas antes de que me lancé al suelo caigo sobre mi brazo y siento como este vuelve a romperse, grito de dolor por lo que Kennan enloquece y vuelve a golpear mi cabeza contra el suelo, estoy tan aturdida por los golpes en mi cabeza que incluso llego a pensar que esto es una pesadilla.

—Vas aprender que de mi nadie se burla —lo observo arrancar el cable de una de las lámparas.

—Kee... —intento levantarme del suelo pero sigo demasiado aturdida —detente por favor.

Su mirada parece la de un loco —tú no me vas a decir que hacer maldita zorra —su pie impacta contra mi rostro y un miedo inmenso me empieza invadir— se te veía muy cómoda hace unos momentos, ¡¿No es así?! —siento su pie impactarse contra mi estómago por lo que me cuesta respirar— ¡Contesta! —él vuelve a patearme dos veces más, una en las piernas y otra en el estómago, mis intentos de cubrirme no sirven de nada, él me sujeta por el cabello una vez más para levantar mi rostro— ahora no te ves tan feliz —deja caer mi cabeza sobre el piso frío y escucho como cruje mi cráneo, mi vista se nubla un poco y puedo escuchar sus pisadas a mi alrededor de pronto siento el impacto del cable sobre mi costado, un grito desgarrador sale de mi garganta y él vuelve a golpearme, está vez el cable impacta sobre mi espalda, Kennan sigue dando latigazos con el cable, ya ni siquiera puedo gritar del cansancio que siento, escucho a lo lejos como golpean la puerta y de pronto escucho varias voces, no se bien que sucede porque no logro abrir mis ojos.

—Cariño te vamos a mover un poco para subirte a la camilla.

Me imagino que son los paramédicos y a pesar de que tratan de subirme con cuidado, todo mi cuerpo duele y no puedo evitar quejarme.

—¡Ya les dije que yo la conozco!

Escucho la voz de Edric a lo lejos por lo que muy apenas logro pronunciar su nombre, intento abrir mis ojos y siento una caricia sobre mi frente.

—Tranquila pequeña —ante el sonido de la voz de Edric siento que estoy a salvo de alguna manera —él está abajo esperándote.

Sé que se refiere a Dorek pero mis fuerzas se me escapan y vuelvo a caer en la inconsciencia.

Corazón Vertiginoso (Saga #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora