Capítulo Dieciocho.- "El destino es caprichoso"

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La mañana siguiente se veía bastante prometedora para pasar un perfecto día fuera de casa. Y Changmin lo sabía. Él se había despertado primero y al ver a Minho a su lado, decidió que lo mejor para ambos sería pasar todo un día fuera. Como una cita, que a decir verdad, sería como la primera cita que ellos tuvieran.

Changmin tuvo mucho cuidado de no hacer mucho ruido al levantarse de la cama, puesto que no deseaba que su novio se enterase lo que él planeaba.

Así pues, caminó por la habitación. Salió del cuarto, continuó por el pasillo hacia las escaleras y bajó. Una vez en el recibidor, estuvo pensando en los lugares a los cuales le gustaría llevar a Minho.

Pero, ¿aquellos lugares serían agradables para Minho?

Minho era una persona muy entusiasta y alegre. Pero también parecía no necesitar de nadie. Changmin había llegado a pensar que era un joven demasiado autosuficiente y seguro de sí mismo como para apoyarse en otros. Y esto lo mostraba en todo momento.

Incluso, cuando estaban entre las sábanas, el joven era apasionado y caliente como nadie. Esa parte de Minho era lo que encantaba a Changmin. Además de su manera tan despreocupada y vivaz, lo maduro y seguro que era siempre.

En realidad, Minho siempre tuvo que valerse por sí mismo desde una edad muy temprana. Y eso había hecho que él madurase mucho con respecto a otros niños de su edad. Sin embargo y muy a pesar de lo que había pasado, cuando se proponía hacer algo no había persona más entusiasta y alegre que él. Su entusiasmo era casi comparado a la de un niño pequeño. Y poseía la curiosidad de un niño que recién abría los ojos a una vida llena de emociones y sensaciones.

El hecho de que haya conocido a Changmin, de alguna manera, cambió en él su forma de pensar con respecto a las relaciones amorosas.

Y vaya que cada día era más evidente aquel cambio.

Por lo general, cuando Minho decidía pasar la noche con un hombre. Buscaba un hotel lejano, y se divertía a lo grande. Al día siguiente, era muy probable que él mismo hubiese desaparecido del hotel, a las pocas horas de que el tipo con el que entró se hubiese quedado dormido.

Así que era muy improbable que uno de los tipos con los que muchas veces mordió las sábanas, nunca hubiese llegado a conocer su cama. Ninguno de los tipos con los que estuvo piso nunca su casa. Para Minho, su casa era lo único que tenía como recuerdo de su madre. Por ello, trataba de mantener a sus conquistas lejos de ahí.

Aquella casa era, después del recuerdo de su madre, lo más preciado para él. Porque ni la presencia de su padre lo alegraba tanto como el llegar a su hogar.

La historia que tenía Minho con su padre era un tanto difícil.

Hacía mucho que se había decepcionado de su padre. Ese mismo sentimiento que compartió con su madre. Atrás quedaron los años, en los que su padre había sido un hombre correcto. Todo cuando cierto día, él mismo les rebeló que tenía a otra familia. Lo más sorprendente de todo era que ellos jamás se percataron de nada. Su padre había mantenido una relación en paralelo con otra mujer además de con su madre, y ella le había dado dos hijas, que por su puesto eran menores que Minho.

Aquellas revelaciones generaron en Minho, no solo mucho dolor sino que también hicieron que el estado de su madre empeorara.

El estado de salud de su madre siempre fue delicado.

Después del nacimiento de Minho, le detectaron una enfermedad que yacía desde hacía mucho dormida. Pero aun así la bella dama siempre cuidó de su pequeño. Inclusive desde su cama, y a pesar de las limitaciones que su propia enfermedad le proporcionaba, ella nunca dejó de darle amor a su pequeño.

"Un novio de alquiler"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora