Es nuestro hogar, somos nosotros, ahí viven o han vivido todos tus seres queridos, todas las personas a las que conoces, todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido jamás. Todas las parejas de jóvenes enamorados, todas las madres y padres, todos los niños esperanzados, todos los santos y todos los pecadores de la historia de nuestra especie vivieron allí, en la mota de polvo suspendida en un rayo de sol. Cuan frecuentes sus malentendidos, con cuanto fervor odian. Nuestra supuesta importancia, el espejismo de que ocupamos una posición privilegiada en el universo, todo eso queda en entredicho ante ese punto de luz pálida. Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve. En toda esa inmensidad no hay ningún indicio de que nadie vaya a venir en nuestra ayuda para salvarnos a nosotros mismos. Tanto si nos gusta cómo si no, en este momento la tierra es donde nos vamos a quedar. Puede que no haya mejor demostración de la demencial arrogancia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo, recalca la responsabilidad que tenemos de tratarnos los unos a los otros con más amabilidad y compasión y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido.
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PoetryTe quiero para un café, dos cigarros, cien besos, mil caricias y toda la vida.