No todos me odian

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Después de reírme un poco por la cara de confusión de Leo, le expliqué toda la situación. Y al final le dije.

— Por favor no me odies, ya tengo suficiente con todo el campamento.

— No te voy a odiar, no soy tan cruel.

— Como sea— me estiré—, supongo que solo puedo controlar al animal cuando estoy enfrente de el. No lo puedo invocar de la nada.

— Si, todos lo poderes tienen sus desventajas.

Mientras platicábamos me di cuenta de la tontería que estaba haciendo.

— ¡¡No!! — grité de la nada. Dejando desconcertado por segunda vez en el día.

— ¿Qué?

— Me estoy fallando. Ayer prometí aislarme.

— Ahh, ¿te preocupas por eso?

— Si. — Asentí con la cabeza.

— Pues no te preocupes. — me dijo sonriente.

Wow Leo Valdez, serías un gran psicólogo.

— ¿Ese es tu consejo?

— Si, es decir, todos en el campamento hemos estado a punto de tener una cita con la muerte. Es decir, Annabeth me contó que una vez pensaron que Percy había muerto, y le hicieron un funeral. Pero, lo gracioso es que Percy se apareció en su propio funeral.

— ¿Es broma?

— No, incluso una vez pensaron que yo estaba muerto.

— ¿Pero cómo? ¿Quirón no tiene un GPS de semidioses o algo así?

— Te explicó, hay un hermoso lugar en el cual yo y Percy acabamos. Se llama "isla Ogigia" y hay vive Calipso— su mirada se entristeció y suspiró— Calipso.

Después se percató que yo existía. Y yo le pedí que me explicara toda la historia. Y cómo soy muy buena amiga, me quedé a escuchar atentamente toda la historia. En resumidas cuentas, mi amigo animal se había enamorado de una chica inalcanzable. Y, no porque sus amigos se odien o algo por el estilo, sino porque nadie sabe dónde se encuentra la "isla Ogigia"

Nunca había visto a Leo tan triste.

— ¿Y sabes lo peor de todo?, lo juré por el Estigio. Así que tengo que volver a reunirme con ella. Pero es prácticamente imposible.

No sabía que decir, normalmente Leo y yo nos la pasamos bromeando. Y platicando sobre si una ardilla voladora es amiga de una paloma. Para muchos, eso no tendría sentido, pero para mí y para Leo, si que lo tenía.

Gracias a los dioses, esta vez incluyendo a Hera y a Zeus, apareció Rachel para sacarme de esa situación.

— Quirón los llama a la casa Grande, incluyendote Leo. Los demás jefes de cabaña ya están con Quirón. Es una reunión de emergencia.
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Honestamente yo no sabía cuál era mejor situación, ¿Escuchar los problemas románticos de Leo, o estar en una incómoda reunión con todos los jefes de cabaña?

Era un silencio incómodo, hasta que Rachel decidió hablar.

— Lo que dijiste ayer nos hizo pensar. Es cierto que la profecía no dice específicamente cuántos semidioses irán en la travesía, pero nunca ha habido una profecía en la que sólo participé 1 persona.

— ¿Entonces?— pregunté impaciente.

— Quirón y yo concluimos, que pueden participar las personas que quieran. El número es indefinido.

La mayoría se empezaron a quejar y a maldecir en griego. Quirón levantó la mano pidiendo silencio, y todos se callaron.

— Beth, puedes decidir.

Amm, ok, ahora tenía la respuesta clara, preferiría estar escuchando los problemas amorosos de Leo.

— Yo no quiero que nadie salga lastimado por decisiones mías, así que les otorgó a ustedes el poder de elegir.

— ¡Mi cabaña está fuera de esto!— concluyó Katie, que si no me equivoco es la jefa de la cabaña de Deméter.

Las otras cabañas dijeron lo mismo, y yo lo respetaba. Es decir, ¿Quien quería estás conmigo?, A veces ni siquiera yo quiero estar conmigo misma.

Cuando yo pensaba que la reunión había concluido en una completa perdida de tiempo, Annabeth se paró y gritó.

— ¡¿Por qué no entienden que cuándo una profecía incluye al Olimpo, incluye a todos?!

Todos guardaron silencio, porque se espantaron. Yo me asusté, Katie se asustó, Leo se asustó, Quirón se asustó. Todos se asustaron, menos Percy, él estaba orgulloso de lo que había hecho su novia.

Ya más calmada Annabeth dijo.

— ¿Cuántos semidioses han estado a punto de morir o han muerto? — cómo nadie respondió Annabeth miró a Percy y le preguntó— ¿Percy, cuántas veces has estado a punto de morir?

— Muchas

— Ven, son tantas que ni siquiera las recuerda. Así que yo me anoto.

— Annabeth...— la miré con alegría, al parecer alguien está dispuesta a participar en una misión probablemente suicida conmigo.

Percy se levantó de su asiento.

— Si Annabeth va, yo también voy.

— Me vendría bien un tiempo sin Drew, Quirón mientras no estoy procura que Drew no incendie la cabaña.

— Salir siempre es divertido. — dijo Leo.

— Yo también voy— dijo Nico— este campamento es un poco aburrido, la adrenalina me vendría bien.

Y, Will empezó a murmurar.

— Adrenalina igual a misión, misión igual a viajes sombra, viajes sombra igual a Nico desmayado, Nico desmayado igual a ayuda médica, ayuda médica igual a Will. — se levantó— Me apuntó.

Quirón sonrió.

— ¿Alguien más?

Nadie respondió.

— La reunión se ha terminado.

Todos salieron de la cabaña grande, pero antes de que todos se fueran, detuve a los elegidos.

— Ustedes lastiman mi orgullo, ayer digo que me aislare y hoy resulta que todos ustedes me acompañarán en mi misión.— dije bromeando.

Ellos me sonrieron.

— Pero, ¿Cómo sabemos cuándo hay qué partir?

— Pues, normalmente algo extraño pasa. — respondió Annabeth.

Supongo que es algo más extraño de lo extraño, es decir, aquí hay caballos con alas.

— Chicos, muchas gracias. — dije de la nada.

Ellos me miraron confusos, y Leo dijo.

— ¿Gracias? ¿Por qué?, Es decir ya se que deben agradecer mi existencia.

— Por no odiarme, gracias por eso.

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Bueno, amigos, en el próximo capítulo empezaran las cosas "extrañas".

La hija de HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora