Un payaso es mi psicólogo

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Cuándo salí del Empire State, no ví a la camioneta, pero no me preocupe.
De seguro, Argos fue a comprar algo para comer, ¿Que le gustaría comer a Argos?, ¿Ojos de gelatina?, ¿Pizza de aceitunas?, ¿Donas?, Quien sabe.

Decidí aprovechar el tiempo e ir a ver a Rogger para explicarle todo, de seguro está muy preocupado. La última vez que desaparecí por más de 24 horas se puso como loco, había ido a las autoridades pero no le hicieron caso. Y cuando aparecí me abrazó por más de 9 minutos.

Cuando me preguntó en dónde había estado, le dije que iba a llegar tarde a "nuestra casa" , (callejón en el que siempre dormíamos), así que había decidido dormir en otro callejón y al siguiente día había conseguido limosnas.

Pero en realidad hubo un robo en una joyería y yo estaba cerca de ahí, en otras palabras estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado, y los oficiales pensaron que fuí yo y me encerraron toda la noche, aunque no tenía las joyas. Y al siguiente día me hicieron la prueba del polígrafo y cuando vieron que no tenía nada que ver, en forma de disculpa me dieron 20 dólares y un sándwich.

Asi que decidí ir a "casa", avance por un par de cuadras y me asome en el callejón, pero no había nadie. Así que, decidí ir a la calle en la que Rogger normalmente pedía limosna. La Quinta Avenida.

Caminé por toda la calle, pero no ví a Rogger. Y, se que habían muchas personas, pero Rogger siempre se ponía en la esquina. Y, no estaba.

Me empecé a preocupar. No encontraba a Argos, pero probablemente él me encontraría. Pero, Rogger...., Él es parte de mi familia, él es mi familia.

Justo en ese momento, alguien me tocó la espalda. Yo me ilusioné, pensé que era Rogger, rogaba a los dioses, excepto a Hera y a Zeus, que fuera Rogger, una sonrisa se dibujó en mi cara. Me volteé y en ese instante la sonrisa dibujada que tenía, se borró por la realidad. Era un payaso, que daba globos.

- Hola, pequeñita, ¿Quieres un globo? - me preguntó con una voz demasiado animada.

- No, estoy bien. Pero, ¿Tienes otras cosas para dar? - le pregunté.

- Claro.

- ¿Me podrías dar una familia?- pregunté-, o si no puedes con eso, sólo alguien que me quiera. Que no me rechaze, ni me abandone en el basurero, que no desaparezca.- se me quebró la voz.- Alguien que me ayude cuándo más lo necesito, o mínimo que me noté. Qué no me vea cómo un bicho raro, y me vea como una persona.

- Pequeña- el payaso me miró con compasión-, lamento no poder darte eso. Pero puedo darte un abrazo.- el payaso abrió sus brazos.

Y lo abracé, ¿Que más da?

- Ven, te invitó un helado.

- No- me negué-, es tu dinero. No podría dártelo luego.

- Yo pagó, insisto.

No sé cómo pasó, pero terminé sentado con un payaso en una banca comiendo helado de vainilla.

- Eres huérfana, ¿no?- me preguntó el payaso. No lo seguiré llamando payaso, es raro, se llamará... Dr.Clown.

- En cierta forma.

- ¿Cómo?- me preguntó extrañado el Dr. Clown.

- Bueno, mi padre me abandonó cuando era apenas un bebé y mi madre,....ella nunca apareció.

- Mmmm interesante, pero ¿Te llevaron a un orfanato, o alguien te cuidó?

- Me cuidada... Un amigo, casi hermano. Pero desapareció, o eso creo. Y ahora estoy en un orfanato.- no podía decir campamento de semidioses. -, pero todos ahí me miran raro, y siento que me odian.

- No encajó en ningún lugar. - concluí.

Y de la nada empecé a llorar. Todo lo que me había guardado durante esos años, todo eso que me mataba por dentro al fin salía.

Cuando me calmé, pensé en la situacion de hace un rato. Yo, al lado de un payaso, digo, Dr. Clown, llorando mientras comía helado de vainilla.

- Me siento mucho mejor- miré a Dr. Clown- , muchas gracias.

- De nada.- se levantó- Tengo que ir a entregar globos, nos vemos.- se despidió.

Al acabar mi helado también me levanté, y decidí usar mis poderes. Se supone, que Hera solo tiene el poder de bendecir matrimonios y proteger a la mujer, también podía controlar a los animales. Así que me acerque a una un basurero y lo abrí y obviamente ví a una rata.

- Detente- le ordené a la rata, literalmente le estaba dando órdenes a una rata. Pero la rata, me miró con un brillo en sus ojos.

- Guíame a Argos.- la rata salió de el basurero y comenzó a andar muy rápido. Con tantas personas no era fácil seguir a la rata y choque con muchas. Me tuve que disculpar un par de veces, e insultar otra veces.

Pero, cuando la rata se detuvo, ví a un tipo rubio con muchos ojos por todos lados, Argos. Y, el también me vió.

Se me acercó y, si las preguntas fueran balas, estaría muerta.

- ¿Dónde estabas? ¿Estás bien? ¿Te hiciste daño? ¿Le diste a Hera saludos de mi parte? ¿Tienes hambre?- y, apuesto a que me preguntó otras cosas pero, lo único que escuché fue:"bla, bla, bla, bla, bla, bla...."

Lo agarré de los hombros y le respondí.

- Tranquilo, estoy bien, y si le di a Hera tus saludos. Por cierto, hoy hice algo nuevo e increíble.— dije con una sonrisa.

- ¿Visitar el Olimpo, y ver a tu madre?

- ¿Que?, No. — exclamé—Abracé, lloré, y fui al psicólogo con un payaso.

La hija de HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora