La guerra comienza...

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Cuando todos vieron lo que yo había visto, me voltearon a ver.

— No voy a hacer nada estúpido.— eso fue suficiente para que ellos soltarán un suspiro de alivio. Tal vez algo imprudente, pero definitivamente, no algo estúpido.

— ¿Qué haremos con ese mortal cuando ganemos la guerra? — preguntó Maya.

— Lo que usted quiera, madre. — respondió Hermes con voz monótona. Maya se puso una mano en la cabeza para concentrarse y pensar mejor. Jo, ¡Qué gran descubrimiento! Al parecer el espécimen sí puede pensar ¡Richard, ven a grabar esto!

— Creo que obligare a las moiras que corten su hilo de vida — se detuvo un momento y volteo a ver a Hermes con ojos brillosos—, ¡pero antes jugaré un poco con él!

Voltee a ver mis compañeros con cara de: "¿Le puedo pegar?" y ellos negaron inmediatamente.

—Tienes que mantener tu mente clara— me dijo Annabeth con voz de general al mando—, seguirlos es lo único que nos queda por hacer. No tenemos un plan, ni conocemos sus debilidades, no tenemos cómo atacarlos.

— Sí, además— convino Percy—  tal vez nos guíen a su guarida secreta o algo.

Solté un "OK" y seguimos avanzando. Pasamos por muchas cuadras; Maya de vez en cuando volcaba un par de coches para divertirse mientras las personas lo grababan, en un par de días habrá un vídeo titulado: "Fenómeno en las calles de NY, los coches se voltean solos de manera extraña" ese vídeo tendrá varias visitas y más de 73 teorías conspirativas.

Como sea, de tantas vueltas que daban pensé que no se estaban dirigiendo a ningún lado y considerando el nivel de inteligencia de Maya que se hayan perdido sería algo con mucho sentido. Bueno, lo era. Al dar una última vuelta a la derecha vimos a nuestras mejores amigas: Io y Leto junto con sus nuevas mascotas, Apolo, Artemisa y Dioniso, un segundo después se les juntaron Maya y Hermes.

De verdad, se supone que los dioses griegos tienen una apariencia poderosa, impotente, bella, orgullosa y que de confianza y al mismo tiempo miedo a los demás; pero los dioses que tenía enfrente tenían una apariencia desgastada, cansada y dominadas, parecían marionetas porque en ese momento eso es lo que eran.

— Bueno, ahora todo el grupito está completo.— soltó Leo.

— Ese no es el mayor problema— dijo Annabeth—, tan solo vean en dónde estamos.

Oh. El gran problema se contaba por sí solo. Estaban justo en la entrada del Empire State. La guerra entre dioses estaba a punto de comenzar.
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— Yo voto que nos vayamos y dejemos que los dioses se peleen entre ellos. Sólo rescatamos a Rogger del caos sin que nadie nos noté.

— Beth, no podemos hacer eso. — me regaño Percy.

— ¿Por qué no? — pregunté yo.

— Por la profecía. Debemos cumplir está misión. — la mirada de Percy era muy dura, por primera vez en todo el viaje me dieron ganas de esconderme de él.

— Entonces, esté es el plan— comenzó a hablar Annabeth—, es bastante simple: ayudar a los dioses que no están siendo manipulados a vencer.

— Entendido.— dijimos Leo, Percy y yo. Annabeth asintió. Sigo pensando que mi plan es mejor y coherente pero bueno, ellos son los que tienen más experiencia en esto.

Cruzamos la calle y entramos al edificio. Las luces del elevador indicaban que esté estaba subiendo, todo bien solo teníamos que pedirle al portero que nos llevará al piso 600... Oh no, el portero estaba en el piso con una herida en el costado. Todos nos acercamos a él rápidamente; pero él en vez de pedirnos ayuda o que llamaramos a una ambulancia, se paró del piso con ayuda de Annabeth, agarró una llave, la encajó en el tablero, el elevador se abrió y el simplemente dijo: "Siganlos". Se veía tan preparado, solo espero que la herida no sea grave y que sobreviva.

La hija de HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora