En capítulos anteriores referentes a esta serie de ''Los personajes'' he descrito con exactitud la definición de que es un antagonista, por lo que no voy a repetirme. Muchas veces, al escribir nuestros relatos, no le otorgamos al antagonista la importancia que merece, cuando realmente, después del protagonista, va a ser la fuerza activa más importante de la historia. Para cumplir realmente su función, un buen antagonista ha de ser capaz de despertar tantas emociones como el protagonista, ya sean buenas o malas. Por ende a continuación me he dado a la tarea de meditar sobre algunos trucos para crear a nuestro villano personal:
Consejos generales:
1. El antagonista puede ser cualquiera: Desde un secundario hasta el mismísimo protagonista. A esto ultimo se le conoce como antihéroe y es una figura que ha proliferado con gran éxito en los últimos años. Todos luchamos contra nosotros mismos: miedos, problemas de carácter, creencias... Un ejemplo perfecto es el amado personaje de comics ''Dead Pool'' quien lucha por hacer el bien (en cierto modo), pero se ve siempre arrastrado por su irreverente forma de ser.
2. Toda novela ha de tener un antagonista. Mas allá de los conflictos que podamos crear para ponerle trabas al protagonista, ha de haber alguien pendiente que le impida superarlos, de lo contrario todo pierde intensidad e incluso en cierto modo, sentido.
3. El antagonista no siempre tiene que ser malvado: Se trata de una figura que simplemente se contrapone a los deseos u creencias del protagonista y teniendo en cuenta que solo uno puede alzarse con la victoria, luchara con ferocidad para ser él quien la consiga. El carácter de un antagonista puede ir desde:
* Una persona mala por naturaleza: Quizás un psicópata o un asesino. Alguien sin escrúpulos, sin corazón, que no busca redimirse y al que el lector no le resultara demasiado difícil odiar.
* Alguien falso: Un personaje que parece desde un inicio tener buenas intenciones, pero al final se acaba descubriendo todas las estratagemas que ha ido hilando a espaldas del protagonista para hacerle fracasar. Estos planes pueden ser tan obvios como quieras describirlos para el lector, pues este, siempre estará esperando por ese momento en el que la traición salga a la luz.
* Persona buena, llevada a hacer cosas malas: En ocasiones alguien naturalmente bueno puede llevar a transformarse en un ser horrible por diversas circunstancias. Estos son personajes complejos, ricos en detalles y que tienden a despertar una cierta ambivalencia entre la compasión y el odio en los lectores.
* Un antagonista moral: Aquel que tiene mas similitudes que diferencias con respecto al héroe, alguien que simplemente tiene una forma diferente de pensar y que es demasiado cerrada para escuchar las opiniones de los demás, entre ellos, el protagonista. No tiene por que tratarse de una contraposición de opiniones, también puede ser a la hora de luchar por un objetivo. El punto es que a pesar de lo que tengan en común, el desarrollo del conflicto los llevara a enfrentarse.
4. El antagonista no tiene por que ser una persona: Puede tratarse de un ente místico, una fuerza de la naturaleza, una enfermedad, la política, un problema de clases...
5. Si lo que buscas es reflejar un tema, como la pobreza, puedes personificar a una familia humilde que se ve acosada por las exigencias de una multinacional sobre su casa.
6. Es conveniente centrar el papel central del antagonista en un único punto. Es decir, si como antagonista hemos elegido a una organización o una fuerza superior conformada por varias personas, es importante para el éxito absoluto del protagonista que haya un líder supremo. Al cual pueda llegar a derrotar y acabar con todo definitivamente.
Ejemplo: En los juegos del hambre, Snow representa la crueldad del estado. En Divergente el enemigo central es el sistema de facciones, pero es representado a través de Jeanine Matthews.
7. Tiene que ser realista: De nada sirve que inviertas miles de horas en crear un protagonista perfecto, si después el villano no esta su altura. Un antagonista ha de ser complejo, atrevido, interesante y sobre todo realista.
8. El antagonista debería estar al mismo nivel del protagonista y aprovechar los momentos de debilidad de este para resaltar la fuerza del villano, igual a la inversa. Explotar esos instantes en los que todo parece perdido, para que el conflicto se vuelva más interesante y la lucha del héroe tenga más mérito.
9. Su misión es obvia, entorpecer al protagonista, pero no de cualquier manera. Como he mencionado las dificultades podrán venir dadas por los conflictos que establezcamos dentro de la trama, pero el antagonista ha de estar ahí, para hacerlo todo aun mas difícil para el héroe.
10. Opositores: En ocasiones existen personajes ajenos al antagonista que acaban poniendo trabas sin saberlo en la lucha del protagonista por conseguir sus objetivos. Estos obviamente se comportan por su propia cuenta y riesgo. Aclara que también puede tratarse de algo mas abstracto, como un defecto en el propio protagonista.
Ejemplo: El protagonista desea ser pastelero y se presenta a un concurso de pasteles, pero una de las juezas lo descalifica por llegar tarde, ya que el antagonista le ha pinchado la rueda del coche.
11. El ayudante del antagonista: Esos personajes que sirven al antagonista para lograr su objetivo, por supuesto, no obligatorios, ni tampoco poseen una relevancia semejante a la del mismísimo antagonista, pero resultan de gran utilidad a la hora de diseñar una estratagema.
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Guía para escritores.
RandomLa guía ideal para cualquier escritor o usuario, que tenga en mente comenzar una historia ya sea con fines de publicarla o por hobbie. Aquí no solo describo los puntos que me parecen imprescindibles a la hora de comenzar una novela, sino que también...