Encuentro

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ADVERTENCIA

La siguiente historia es un BL basado en el anime/manga "Boku no hero academia" todos y cada uno de los personajes pertenecen a su debido autor Kohei Horikoshi. Al igual que las imágenes presentadas.

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Por las calles de Japón un hombre con bata blanca y cabellos verdes, cirujano de un prestigioso hospital se dirigía a su casa dispuesto a descansar después de una larga jornada de trabajo, el chico se encontraba un poco intimidado puesto el horario pasaba un poco más de las tres de la madrugada, aunque aquellas calles estuvieran bien iluminadas no dejaba de preocuparse por la gélida noche.

Un sonido inquietante se escuchaba en un callejón a pocos metros de el, pensaba que la noche y el viento le estaban jugando una mala pasada, al acercarse un poco más a aquel lugar pudo percatarse de un hombre rubio que se encontraba aparentemente herido, puesto un poco más arriba de su pectoral derecho se encontraba una gran mancha carmesí que desentonaba con su camisa. Aquel doctor se encontraba asombrado además de asustado, su conciencia humana no le permitió marcharse del lugar, así que con una distancia prudente trato de llamar aquel hombre postrado en el suelo -Señor, ¿se encuentra bien?...¿Señor? -incluso le lanzó una pequeña piedra que se encontraba a su alcance, pero este no obtuvo respuesta alguna, se hallaba realmente asustado, decidió meditar un rato sobre que debería hacer, entonces luego de un momento se dispuso a abandonar el sitio un poco inseguro pues su moral como doctor no lo dejaba tranquilo, un pequeño quejido de aquel hombre lo detuvo, con un poco de miedo volteó su mirada hacia el cuerpo y pudo notar que no muy lejos de el se hallaba un arma de fuego haciéndolo entrar en razón de que aquel hombre se hallaba realmente herido. Rápidamente se acercó a él para darle auxilio, desabrocho su camisa e inspecciono la herida supuestamente causada por aquella arma, noto que la bala aún seguía dentro del cuerpo, rasgo una manga de su bata para hacer presión y poder detener el sangrado, con su mano libre tomo su celular dispuesto a llamar al hospital donde ejercía para que prontamente los recogiera una ambulancia, pero antes de que este pudiera pronunciar alguna palabra una mano lo tomó fuertemente por la muñeca -Cuelga. -dijo aquel hombre tirado en el suelo con un rostro amargo y voz ronca quien acababa de recuperar la conciencia. El doctor trago saliva y dejo el celular a un lado, estaba asustado pues aquella mirada con pupilas carmesí que se dirigían director hacia el.

-Será mejor que no llames a nadie -volvió a decir aquel rubio -el doctor asintió con un poco de nerviosismo pero no podía quedarse de brazos cruzados ante tal situación, tomo un poco de valor y replico. -Mi... mi nombre es Midoriya Izuku; so... soy doctor y trabajo en el hospital Yuei, así que no se preocupe estará bien -dijo mientras apretaba un poco más la herida. -¡Maldición! -gruño el rubio de dolor. -Lo... Lo siento, pero si no lo hago el sangrado no se detendrá, lo mejor sería movilizarse a un hospital -ante tales palabras el rubio lo fulminó con la mirada -Mira pequeña perra, si voy a un hospital será problemático, no necesito tu ayuda así que desaparece mierdecilla -dijo mientras apartaba bruscamente al chico y se ponía de pie, se quedó con aquel pedazo de tela que pertenecía a la bata del doctor y por si solo presionó la herida mientras caminaba.

El peli verde estaba sentado en el suelo sin decir una solo palabra pues estaba contemplado la espalda grande y musculosa de aquel chico, pero lo que más llamaba su atención era un hermoso tatuaje de un lobo aullando a la luna que combinaba perfectamente con el cuerpo del rubio, por un momento quedo estupefacto pero inmediatamente reaccionó al darse cuenta que le había dicho su nombre y lugar de trabajo aquel hombre de la Yakuza. Totalmente invadido por el miedo se dispuso a escapar del lugar aunque el sonido de un golpe en seco lo detuvo, haciéndolo volver aquel lugar y encontrar al hombre rubio nuevamente desmayado, el asustadizo doctor se encontraba en un gran dilema, puesto no sabía si ignorar aquel sujeto o ayudarlo, tomo una gran bocanada de aire y golpeó sus mejillas con ambas manos -¡BIEN! -comenzó a correr rápidamente dejando el cuerpo de aquel chico abandonado.

-Maldición hace frio, mi cuerpo duele y pesa ¡aaghh! -pensaba aquel hombre herido y desamparado, había perdido mucha sangre, tanto como para que su cuerpo dejase de responderle, quería largarse de ese mugroso lugar pero no podía, su cuerpo no se lo permitiría, por lo que cayó en un profundo sueño.

Pasaron unos minutos y los párpados del rubio se abrían lentamente dejando ver esos hermosos ojos carmesí, sintió un suave toque en la su herida, un toque gentil y tranquilizador tanto así que sintió el aullido del lobo en su espalda.

"Alguien lo estaba tocando" pensó, pero no tenía fuerza para luchar, su vista seguía nublada al igual que antes, no podía identificar aquella persona que lo estaba tocando. Interrumpiendo en sus pensamientos sintió un pinchazo en aquel lugar lastimado haciéndolo hacer pequeño respingo -Lo... lo siento mucho -dijo aquella persona que al parecer lo estaba curando -No pude conseguir un analgésico así que tendrás que aguantar el dolor -le decía mientras cogía unos puntos en seco a la herida. El rubio miro a un lado y con el poco de vista que tenía pudo diferenciar un montón de trapos rojos, supuso que era su sangre, también había una pinza la cual sirvió para extraer la bala, solo podía sentía un poco de dolor, aún se sentía adormilado.

-Listo, creo que con esto bastará, pero aún así deberías acudir algún hospital por tratamiento. -al escuchar esas palabras supo que se trataba de la persona que trato de auxiliarlo anteriormente, chasqueo la lengua y dijo -¡Te dije que no necesitaba tu maldita ayuda! ¡Lárgate de aquí antes de que alguien venga y te encuentre!...¡Maldición porque mierdas hace tanto frío! -al escuchar aquellas palabras el joven doctor se asustó, supuso que alguien vendría a buscarlo y no quería estar ahí cuando eso sucediera. Antes de marcharse se aseguró de que su supuesto paciente se encontrara bien, era una noche fría por lo que se quitó la bata y la puso en el cuerpo del rubio para que no sufriera del frío de la noche.

Recogió las herramientas usadas para devolverlas al hospital, dejando aquel hombre en la soledad.

El rubio aun conservaba un poco de conciencia, estaba seguro de que alguien de su grupo vendría ayudarlo pero aún así no podía sacar de su cabeza aquel gentil toque que hizo aullar al lobo.

-¿Quien demonios ayuda aún Yakuza en tal situación?...Tch¡Maldita mujer extraña!...

Continuará

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Espero que les guste este comienzo, soy una noob en esto así que espero me guíen y tengan paciencia.

Muchas gracias por haber leído

Mi salvación - Sñr. Yakuza Sñr. DoctorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora