Se escuchaban varias voces que poco a poco subían de tono. Un pequeño ojo carmesi observaba la situación desde una delgada separación entre la madera que se suponía era el suelo de aquellos adultos discutiendo.El dueño de aquellos ojos carmesi se encontraba escondido bajo el suelo junto a otros niños; todos en aquel lugar subterráneo se encontraban sumamente asustados. La mirada carmesi fue desviada hacia una pequeña niña que estaba empezando a llorar, en ese instante ella misma tapo su boca para no ser escuchada.
Al momento de retomar la mirada hacia la superficie se escuchan algunos gritos, seguido varios disparos y algunos golpes en seco, todos los niños tapan su boca a la par, algunos muerden sus labios y manos para no dejar salir sonido alguno, mientras el silencio inquietante se apodera del lugar, sus pequeños ojos llenos de lágrimas podían distinguir cómo aquella apertura por donde habían estado espiando comenzaba a gotear lo que parecía ser sangre.
-¡Busca a todos en la casa y matalos, no importa si son niños o ancianos, no quiero a nadie vivo en este lugar! -escucharon las palabras de aquel hombre con voz aterradora.
Los ojos carmesi querían ver de quién se trataba, aunque todo su cuerpo temblaba de miedo necesitaba saber quién era ese hombre, acercó su mirada poco a poco al espacio donde goteaba la sangre, su corazón estaba realmente acelerado, sentía que en cualquier momento se saldría del pecho, sus ojos llegaron a aquella grieta, se aseguraría de grabar a fuego en su pupila el rostro de aquel desgraciado, logra ver la espalda del hombre pero justo cuando iba a voltear para verle la cara Bakugo despertó de golpe con el pulso acelerado. -Maldición otra vez ese estúpido sueño. -Dijo entre dientes mientras ponía una mano sobre sus ojos y una cara de malestar.
-¿Te encuentras bien? Pregunto Kirishima quien se encontraba recostado en la cama al lado de Bakugo. -Estoy bien, solo tuve ese estúpido sueño otra vez. -respondió indiferente mientras se levantaba de la silla donde conciliaba un poco de descanso.
-Sobre aquella vez eh. -dijo el pelirrojo un poco decaído. - De igual... -no termino de completar su frase cuando fue interrumpido por la entrada de aquel doctor peliverde. -Ehh mmm, buenos dias. -saludo Izuku un poco incómodo por la presencia del rubio, el pelirrojo le devolvió el saludo mientras que su compañero simplemente lo ignoro.
-Kirishima-san, según lo exámenes tomados ayer, usted de encuentra en un buen estado por lo que será dado de alta hoy mismo, se le entregará una hoja dond...
-¡Que demonios estás diciendo! -interrumpió el rubio. -¡Este idiota aún sigue herido y aún así! ¿¡pretendes darle de alta!?
-Lo... lo siento señor, pero sus heridas ya fueron atendidas, no corre ningún riesgo así que puede ir casa. -respondió con un poco nervioso ante la reacción de aquel sujeto.
-Me importa una mierda si está curado o no ¿¡acaso no entendiste lo te dije!?... -tomo al doctor de sus ropas y aproximó a su mirada -No nos iremos de aquí hasta que se me de la puta gana -soltó al peliverde de forma brusca haciendo que este diera unos pasos atrás.
Midoriya acomodo un poco su ropa, el rubio se hallaba enfrente de el pulverizandolo con la mirada, desvío su mirada a Kirishima buscando un poco de ayuda, pero este le hizo señas de no saber que hacer. No podían quedarse en el hospital a sí como a sí, sabía que sería regañado por su superior si no hacía que se marcharán.
-Lo...lo lamento, pero no me corresponde a mi dar esa orden... -se encogió entre hombros y cubrió su cara con el planillero que traía a la mano, estába seguro de que sería golpeado.
El rubio enarco una ceja al ver aquel hombre asustadizo esconderse detrás de un planillero, su paciencia estaba llegando a su límite -¡Entonces dime con quién demonios tengo que hablar, no me hagas perder el tiempo maldición!
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Mi salvación - Sñr. Yakuza Sñr. Doctor
FanfictionIzuku un doctor se encuentra con katsuki un Yakuza herido, mientras esté trata de sanarlo el Yakuza queda cautivado por el gentil toque de aquel doctor, que parecía una oveja asustada de un lobo. Pero señor Yakuza había perdido tanta sangre a causa...