—Mi tonto hijo debió planear esto. —hablo el mayor mientras daba la última calada a su cigarro. —Yaoyorozu y Natzu debieron ayudarlo, si estoy en lo cierto, imagino que unos cuantos hombres me han traicionado... —miro de reojo a la asustadiza mujer en su cama.
Estaba temblando y su inmutable rostro había cambiado totalmente, trago en seco y siguió mirando un punto fijo en las sábanas blancas de la cama —No... No sé de qué me está hablando, señor. —respondió tontamente tratando de evadir esos ojos aqua que la miraban con intensidad.
Sonrió —Sabes Jiro Kyoka, odio a los traidores y debiluchos, pero más que eso, repudio a los mentirosos. —se acercó a la cama y la tomo de la barbilla. —Sería una pena que esta hermosa cara tuya y una de las mejores empleadas de ese viejo se echaran a perder en china ¿no crees?
El hombre habla en serio, sus ojos no mentían. Sus palpitaciones fueron aumentando y el miedo iba dominando con solo imaginar la tortura a la que sería sometida, le producía náuseas, había vivido toda su vida rodeada de Yakuzas y sabía perfectamente de lo que estos eran capaces con tal de hacerle soltar una palabra.
Una de las razones por la que prefirió la prostitución a estar envuelta entre gritos y sangre.
El agarre en su mandíbula se hizo más fuerte, sentía que en cualquier momento sus huesos faciales se romperían. No quería eso, tomo las muñecas del hombre con un poco de fuerza tratando de escarpar de tan aterrador enganche, no pudo, solo sintió como la fuerza iba en aumento.
No era una mujer débil, pero en ese momento, no podía negar el miedo y la desesperación que sentía, naturalmente, sus lágrimas fueron acumulándose en su parpado inferior. No quería llorar, no quería mostrar debilidad frente a ese hombre, pero le era inevitable.
Sus parpados se cerraron e inevitablemente sus lágrimas empezaron a caer en abundancia. Una jodida mierda.
La castaña no aparecía y sus esperanzas iban en descenso. Iba a morir, cada parte de su cuerpo se lo decía y cada lágrima viajando por sus mejillas la hacían desear por ese momento de la manera más rápida e indolora posible.
Cerró sus ojos y las últimas lágrimas cayeron, recordó aquel cliente amable que la visitaba algunas veces por un poco de compañía. Un hombre que nunca la vio con lujuria o desagradó, un hombre que iba verla no por sus caderas sino por ella misma. Podía ser la verdadera Jiro Kyoka, no tenía razón alguna de ocultar su escandalosa risa o actuar como una recatada dama frente a él. Un hombre que se enamoró de ella a primera vista y le había pedido matrimonio hace unos años... Lo rechazo, no podía aceptarlo, el miedo a sus propias raíces se lo impedía, además de la familia que el destino le había dado era otro obstáculo.
Ahora más que nunca, estaba malditamente arrepentida de rechazarlo, quería volverlo a ver.
— ¿Vas a hablar? —pregunto nuevamente el mayor. La respuesta de la mujer fue simple, un escupitajo en su fruncida cara.
Sonrió, definitivamente su saliva lucia perfecta en la mejilla izquierda de Enji Todoroki. —No diré una mierda. —ya nada importaba, si iba a morir, lo haría con orgullo y no traicionando a su familia entre suplicas vacías.
Elevo su mano hasta alcanzar el punto máximo y la empuño. Antes de que su hermoso rostro fuera golpeado, la chica cerró sus ojos tratando de no ver lo que se aproximaba...pero pasaron varios segundos y el dolor en su pómulo no hacia presencia. Poco tímida abrió sus ojos y el puño del Jefe Todoroki solo se encontraba a unos centímetros de ella. Miro al tipo, el rostro de este más que enojado parecía frustrado.
—No puedo hacerlo. —dijo mientras soltaba su agarre y la empujaba lejos de su alcance. —Hawks, inventa algo y llévala con los demás, de seguro ellos la harán hablar... —culmino mientras miraba la mano con la que casi golpea a la chica.
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Mi salvación - Sñr. Yakuza Sñr. Doctor
Hayran KurguIzuku un doctor se encuentra con katsuki un Yakuza herido, mientras esté trata de sanarlo el Yakuza queda cautivado por el gentil toque de aquel doctor, que parecía una oveja asustada de un lobo. Pero señor Yakuza había perdido tanta sangre a causa...