‣ Capítulo 27

1K 103 5
                                    

Estaba en mi habitación en el búnker, decidí arreglarlo por falta de cosas mejor para hacer y encontré la pulsera que Crowley me regaló. Era muy bonita y con certeza bien cara, obviamente él no pagó por ella, pero tenía algo que me intrigaba ante ella; Era absolutamente normal. De cierto aquel demonio quiso dejarme confusa. ¿Qué ganaría dando un simple regalo?

Sam creía que tenía algo planeado para mí y tal vez esa pulsera era un rastreador, lo que era muy probable, pero aun así no podía llegar hasta el búnker.

— ¿Karina? —La voz de Kevin me interrumpió.

El chico estaba viviendo con nosotros hace unos días, sentía pena de él por haber sido arrancado de su vida normal sin más ni menos, sin derecho a las elecciones y sin al menos entender lo que estaba pasando. Y por eso, me sentía en la necesidad de ser agradable con él.

— ¡Hola Kev! —Le sonreí—. Entra, ¿cuál es el problema?

—Ninguno —Entró en la habitación y se sentó en la punta de mi cama—. Sólo estoy aburrido, como siempre, y entonces vine a ver si quieres ayuda con algo.

—Ah, gracias. Sólo estoy arreglando unas cositas, pero puedes quedarte aquí y hablar conmigo, para pasar el tiempo —Me encogí de hombros y puse la pulsera de vuelta en su caja, guardándola en el cajón de mi cómoda.

— ¿Crees que vaya a quedarme mucho tiempo aquí? —Kevin me echó una mirada un tanto desolada.

—Bueno, no sé... Espero que no —Le dije con una sonrisa solidaria—. Entiendo que tu debes estar odiando quedarte aquí encerrado con los tres, sé bien que somos insoportables a veces.

—No, ustedes no lo son. Es que siento la falta de mi vida, de mi madre, mi novia.

—Cuando elegimos seguir esta vida rodeada de cosas sobrenaturales, cuando aceptamos esto, normalmente somos conscientes de las consecuencias —Me senté al lado de él—. Claro que nadie te dio ninguna opción, pero renunciar a la buena convivencia familiar y de relaciones, está en los términos.

—Puedo imaginar el por qué, nunca las pondría en riesgo... Pero yo quería al menos haberme despedido de ellas.

—Mira, creo que vas a verlas de nuevo, así que tal vez despedirse no sea lo necesario —dije desordenando su cabello.

—Gracias, Karina. Eres muy genial y entiendo por qué los chicos se ponen a tus pies —Kevin se rio.

—¡Oh! Ellos no hacen eso —Fruncí el ceño con una media sonrisa—. Tal vez un poco.

Kevin se rio de nuevo, era bueno saber que al menos lo estaba distrayendo. Por lo que Castiel nos contó, este chico iba a pasar por malos ratos y por situaciones que él nunca podría imaginar. Él no podría volver a tener una vida normal, siempre existirán ángeles y demonios detrás de la única persona que puede descifrar unas tablas de piedras.

Cuando me levanté para continuar la disposición, el ruido de las alas seguido por el tintinear de la campana anunció la llegada de Castiel dentro de la habitación. Apareció tambaleando hacia adelante y tropezando con sus propias piernas, agarré su brazo para sostenerlo y acabó cayendo encima de mí, arrojándonos directamente al suelo.

— ¡Auch! —reclamé tratando de empujar al ángel hacia un lado.

Kevin se levanto a ayudarnos y saco a Castiel, haciéndole sentarse a mi lado, apoyando la espalda en la cama.

—Lo siento, Karina —murmuró girando en mi dirección. Sólo entonces noté que tenía hematomas en todo el lado derecho del rostro, arañazos que bajaban por su cuello y heridas en las articulaciones de las manos.

¹ 𝐎𝐉𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐂𝐀𝐙𝐀𝐃𝐎𝐑𝐀 ━━ SupernaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora