No Way Out [ambreigns]

Guerra Silenciosa

Tan pronto como apareció el sol, Seth corrió hacia las mazmorras. Necesitaba ver a Roman, limpiarlo y cuidarlo. Necesitaba compensarlo de alguna manera por la horrible noche anterior. El castillo estaba muy tranquilo, todos dormían pacíficamente. Solo soldados y esclavos caminaban alrededor de las torres.

Seth abrió la puerta de la mazmorra y corrió hacia la celda donde Roman y Dean estaban. La escena que vio le hizo sentir una amargura enorme.

Dean estaba dormido, sosteniendo a Roman en un abrazo protector. Roman se aferraba a él como si su vida dependiera de ello. Ambos eran tan diferentes y, sin embargo, incluso si dolía admitirlo, Seth sabía que encajaban perfectamente. Roman dormía plácidamente, incluso con una pequeña sonrisa.

"Nuevamente, Dean se interpone en mi camino." Seth pensó. "Pero esta vez no soy el chico ingenuo que todos pisoteaban. Ahora tengo la ventaja y lucharé por lo que amo."

Seth abrió la celda ruidosamente y esto despertó a Dean. Roman todavía estaba dormido, su mente necesitaba descansar. Dean sonrió al ver que Roman se aferraba a él, al igual que la primera noche que durmieron juntos después de hacer el amor.

—De nuevo estás tratando de meterte en los pantalones de Roman,— Seth escupió amargamente.

—¿Y usted dice eso?— Dean no le tenía miedo a Seth, —usted está destruyendo la mente de Roman solo por egoísmo, esperando que al lanzarse en sus brazos le haga el favor de meterse en su cama. Incluso si lo logra, él nunca lo amará. Él me dijo antes de beber la poción que soy yo quien ocupo todo su corazón y no hay lugar para nadie más. Él no lo ama a usted... nunca lo amará.

Seth estaba enojado. Trató de separar a Dean de Roman y esto hizo que el prisionero se despertara. Ambos jóvenes dejaron de luchar al ver a Roman despertando.

Roman abrió los ojos y sonrió al ver a Dean de pie junto a él. Había algo especial en este esclavo, algo que le daba paz y consuelo. Roman no sabía por qué, pero quería estar cerca de Dean.

—Tus ojos me recuerdan el mar,— Roman sonrió sinceramente.

Seth observó horrorizado cómo los ojos grises de Roman brillaban mientras miraba a Dean.

Dean le devolvió la sonrisa. —Seremos amigos Ro. Ambos somos esclavos en este castillo.

—Ro... me gusta el sobrenombre.— Roman sonrió.

—Ehmm...— Seth se aclaró la garganta.

Roman miró a Seth y sus ojos de inmediato perdieron toda emoción, ya no brillaban. Roman estaba en modo automático.

—Seth, has venido por mí.— Roman sonrió, pero sus ojos parecían vacíos.

Roman soltó a Dean de inmediato y fue en busca de Seth. El joven príncipe recibió a su amado guerrero y, sin la menor vergüenza, lo besó apasionadamente. El samoano lo besó de regreso. Roman tenía los ojos cerrados, Seth nunca cerró los ojos, se aseguró de mirar directamente a Dean y sonreírle en el apasionado beso.

Roman rompió el beso. —Estoy tan sucio. No deberías haberme besado.

—Eso no importa Roman. Voy a bañarte muy bien y te alimentaré.— Seth dijo con ternura. —Hoy será un buen día. Te compensaré por todo lo que sufriste anoche. Vamos a ser muy felices.

Varios soldados llevaron a Roman a la torre. Seth sonrió satisfecho por la ira de Dean.

—Toma esto como un recordatorio amistoso,— dijo Seth en un tono amenazante. —Si le dices algo de lo que hicimos... todo lo que vas a conseguir será destruir su hermosa mente. Si él sabe la verdad que tratará de recordar, la poción lo obligará a obedecer y se volverá loco.