AVISO IMPORTANTE: Este capitulo contiene escenas e imagenes de sexo que pueden no ser apto para todo el público o herir la sensibilidad del lector.
Mientras da un paso cierra la puerta a su espalda, ya dentro de su casa en la intimidad se puede permitir el lujo primero de temblar para después intentar calmar los nervios tal y como Claudia le explicó, «libérate de la ropa, del calzado, quédate desnuda por completo y que tu cuerpo se temple, date una ducha si es preciso, tócate bajo el agua si realmente lo necesitas, cuando termines mírate frente al espejo, céntrate en tu rostro, tus ojos, e intenta mantener la mente en blanco».
Con el pelo aun mojado tras la ducha, Patricia se viste de forma cómoda mientras pasea descalza por la casa, ya despojada de todo sentimiento que la arrastra hacia su oscuridad se aproxima a la puerta de entrada, recoge la ropa allí dejada minutos antes para ponerla en la lavadora, sus manos aun tiemblan mientras su cuerpo hormiguea, un trago de agua fría junto a fuertes inspiraciones hacen que vuelva a mantener el control. «Va a ser mejor evitarle durante un tiempo», se dice así misma como si el propio esfuerzo por pensarlo fuera suficiente, pero sabe que tarde o temprano lo volverá a ver, y entonces será irremediable. «¡Olvida esos pensamientos, reacciona!», se repite de nuevo mientras entra en el salón, pero su cuerpo no descansa, no la da tregua, así que mientras mira al cielo solo pide clementemente ayuda a su consejera que ya no está con ella «va a ser difícil Claudia».
A su cabeza le asaltan imágenes del encuentro que mezcladas con fantasías toman el control de su cuerpo, apoyada en la pared se va deslizando hasta tomar asiento en el suelo, como una niña desvalida, su mano izquierda tapa sus ojos, como si evitar mirar impidiera que la derecha se coloque en su sexo, sus dedos índice y anular separan unos labios ya húmedos al tiempo que el dedo corazón acaricia su clítoris, un fruto hinchado y enrojecido solo por la idea de ser cubierto por su boca, lamido por su lengua, mientras su rostro le viene a la cabeza, su mano ociosa no le da respiro acariciándose de forma precisa, caricias que se prolongan hasta que esta preparada para introducir sus dedos, sus movimientos se aceleran mientras su cuerpo se contrae, imaginando que es él quien la folla, quien la penetra hasta que el orgasmo le llega una vez más, el segundo en muy poco tiempo.
Acabado el juego su mano izquierda se retira del rostro mientras lagrimas caen de sus ojos, mas que vergüenza o tristeza son por puro deseo. Se levanta camino al baño donde se asea para una vez más calmada y recompuesta acercarse a la pequeña librería que tiene en el salón, extrayendo con cuidado un álbum artesanal, «recuerda quien eres, de donde vienes y el precio que has tenido que pagar por ello, pero no te avergüences, solo piensa en que esto forma parte de tu vida, así que cuando lo controles de verdad serás completamente feliz», las palabras de Claudia una vez más la consuelan mientras toca el libro que contiene los recuerdos de su vida.
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Vecinos de Comunidad
RandomEn algún momento de nuestra vida podemos vivir en Comunidad, pero que ocurre cuando realmente las puertas de cada casa se cierran. Agustín nuestro protagonista se embarca en una historia digamos poco convencional, donde las interacciones huma...