Capítulo 6. Lunes de Confesiones

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Agustín

De nuevo abro los ojos, miro la hora del movil una vez más para darme cuenta de que aun faltan 15 minutos hasta que suene la alarma,no he pasado mala noche ni mucho menos, simplemente ha llegado un momento en el cual no he podido seguir durmiendo, sin más. Me desperezo rapido para levantarme hasta el baño donde me doy una ducha, mi primera ducha en aquella casa si lo pienso realmente, el baño es perfecto pero no solo por el espacio o la distribución, sino que además dispone de ciertos detalles que son de agradecer, como el hecho de encontrar una caja surtida de jabones aromáticos y sales de baño, cosa que pocos hombres tendrían en cuenta. La zona de la ducha es amplia con un gran plato que permite moverme de forma cómoda sin tener que tocar la pared o la mampara, mampara que ahora fijandome tiene una serie de miniaturas digamos picantes, unos pequeños amantes entrelazados en distintas posturas, «jajaja», es más, juraría haber visto a dos hombres representados en una de aquellas posturas, «siii», aqui esta, pues es mejor que no se enteré Pedro, porque es capaz de robarme la mampara para instalarla en casa...

Con una simple toalla en la cintura me dirijo a la cocina donde me preparo un desayuno de soltero, que consiste en un café solo sin azucar, nada más, se nota que tras un año en casa de los papas el cuerpo se acostumbra a lo bueno, es mejor no pensarlo, en dos días me habituo rapido y además después salgo a tomar algo. Recojo mi tablet para ojear la prensa, sucesos política deportes, reviso las cabeceras de los titulares leyendo aquellas que me parecen interesantes, le dedico no más de diez minutos, justo el tiempo disponible que tengo, porque una vez mirada la hora me percato de que voy algo justo para llegar al trabajo.

Me visto un traje gris, camisa azul con rayas blancas junto a una corbata acorde a la misma, zapatos marrones y cinturón a juego, hoy toca reunión ejecutiva y me toca presentar el balance previsto para el semestre siguiente, me planto frente al es...

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Me visto un traje gris, camisa azul con rayas blancas junto a una corbata acorde a la misma, zapatos marrones y cinturón a juego, hoy toca reunión ejecutiva y me toca presentar el balance previsto para el semestre siguiente, me planto frente al espejo donde me coloco el nudo de la corbata al tiempo que veo mi reflejo, si me viera mi madre comentaba lo de siempre, «hijo que guapo estas, porque no vas siempre con traje, a lo que yo contestaría con una breve sonrisa mientras le lanzo un beso».

Un último vistazo antes de recoger el maletín y mi cartera, hoy nada de mochila impersonal donde habitualmente llevo mi portátil, hoy lo dejo en casa, entre unas y otras vamos a estar todo del día en un despacho, diez personas al menos, vamos toda una fiesta por lo menos en lo que respecta al personal, porque tendremos de todo en la misma, la jefa malhumorada de la que todo el mundo piensa que es una amargada, bueno, realmente eso lo piensan mis compañeras, el jefe gracioso al que hay que bailarle las aguas entre otras cosas, su secretaria, una chica muy mona que ha de soportar las babas no solo de medio departamento sino yo creo que también las de su jefe, el payaso de turno que se cree hasta gracioso, Pedro, la loca, que realmente si nos da alegria pero que nos hemos enterado que debe producir urticaria, porque Don Genaro nuestro CEO se sienta justo en la otra punta, seguido como no del consiguiente séquito de pelotas, y por último Lydia, una magnifica compañera que no solo fue la primera de su promoción, sino que tiene dos master, pero que es becaria con todo lo que ello conlleva,  marrones y tareas que nadie quiere cuando perfectamente podría desempeñar cualquier otra faceta. Extremadamente tímida me encanta su reacción  cuando habla conmigo,  un ligero  sonrojo que le da un aspecto muy inocente, además de interesante me parece atractiva pese a sus gustos por vestir, creo que más bien es como su forma de pasar desapercibida...

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