Capítulo 20. Octavo Día. L@s Solter@s de Oro

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Me despierto al mediodía de la peor forma posible, pagando por los excesos de la noche donde alcohol y hierba se han mezclado, algunos me dirían que no es buena combinación, posiblemente los menos afortunados tras la velada entre los cuales me encuentro, porque si nos colocamos justo en el otro lado de la balanza, aun escucho como si estuviera a mi lado sus palabras «pues es de los mejores polvos que podrás encontrar en esta vida», cayendo una a una de esos labios que segundos después me comería en un intento por llevármela de allí conmigo, si bien sus palabras, gestos y hechos posteriores aun me escuecen, más si además de todo ello veo sus cosas encima de la silla.

Pero tengo que hacer el esfuerzo por levantarme, si bien hoy me quedaría todo el día en la cama me vienen las palabras que tantas veces le he oído decir a mi padre y que se han vuelto una máxima en mi vida «si estas para beber, estas para trabajar», así que pese a que aun siento punzadas de angustia tanto en el corazón como en la garganta, me incorporo un segundo en la cama justo antes de volver a caer abatido, mientras el eco continua en mi cabeza «tengo una proposición de trio... la pareja son Alex y Patricia y les he dicho que si».

El agua cae sobre mi cabeza en un intento de llevarse todo recuerdo, pero es cerrar los ojos y las visiones de nuevo vuelven en cascada, imágenes de cuerpos desnudos, el de Patricia junto a Sara, ambas entre mis manos, recorriéndolos con mis besos...

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El agua cae sobre mi cabeza en un intento de llevarse todo recuerdo, pero es cerrar los ojos y las visiones de nuevo vuelven en cascada, imágenes de cuerpos desnudos, el de Patricia junto a Sara, ambas entre mis manos, recorriéndolos con mis besos al tiempo que ellas me corresponden, para justo después dedicarse a ellas, antes de negarme al tiempo que me envían al banquillo donde todo se torna oscuro. Un golpe en el azulejo amenaza con romperlo, estoy rabioso si bien aún no se porque, por negarse a compartir el momento?, por sentirme utilizado? o solo por sentirme herido en mi ego de hombre, no lo sé la verdad pero esta última idea tal vez es la que mas fuerza tiene.

Sigo con el ronroneo en la cabeza al tiempo que me acerco a la cocina donde recojo un par de naranjas con la idea de hacerme un zumo, uno de los pocos vicios que estoy intentando mantener al menos los fines de semana, cojo una tostada como acompañamiento antes de volver sobre mis pasos en dirección al cuarto, donde levanto la persiana para abrir la venta con idea de ventilar, media vuelta pero antes de salir recojo mi móvil donde el led verde me indica que tengo mensajes. En la cocina de nuevo y sentado a la mesa desbloqueo el teléfono para entrar en el programa, solo un mensaje pienso entre aliviado y sorprendido, «¡solo un mensaje!» me vuelvo a decir para ver que no es otro que mi hermano, ni rastro de Pedro ni de Irene, si bien me lo esperaba uno no deja de tener cierta esperanza, pero al fin y al cabo cada uno tiene que lidiar con sus demonios o fantasmas.

Abro el mensaje donde aparece una foto en la que se puede ver a la familia sonriendo junto al texto que dice «de compras en el rastrillo del barrio, se te echa de menos» al que siguen varios emoticonos besando. «Al menos alguien se lo está pasando bien» me digo mientras esbozo una sonrisa al tiempo que con el dedo perfilo el contorno de todos ellos ,nostalgia? pienso justo antes de negar con la cabeza para seguir desayunando.

Acabado el mismo me acerco al armario donde preparo una camiseta y un vaquero que dejo encima de la cama para después cerrar la ventana, tras ello un velo de nostalgia recorre mi mirada al contemplar de nuevo sus cosas en la silla, «Sara» pienso, antes de empezar a vestirme deprisa, como si al hacerlo quisiera escapar de los recuerdos que de nuevo me vuelven a amenazar, así que en apenas cinco minutos me encuentro vestido, para empezar a sentir como el pecho me oprime mientras cierro la puerta tras de mí y contemplar la de mi vecina, su imagen me viene a la memoria «Patricia», recordando cada una de sus palabras dichas ayer en la cocina, «Alex es mi compañero de viaje... tu, espero que seas mi compañero de cama», palabras que me descolocan sin más antes de tomar rumbo a las escaleras.

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