Capítulo 14

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-Alexander tómate tu medicina –insistía Maryse exasperada con su hijo.

Ese mismo día el chico ya salía del hospital y se encontraba en su casa a cuidados de su madre, que por el momento no había dejado acercar a Magnus mientras esperaba que Jonathan llegara a casa. Ahora se encontraba dándole la medicina a Alec que se negaba rotundamente.

-Madre eso es realmente asqueroso, no quiero...

-Pero...

-No quiero –gruñó Alec frunciendo el ceño; antes de que Maryse dijera algo, el moreno ya cansado de no estar con Alec, entró a la habitación. La mujer lo miró irritado.

-Te dije que...

-Sí, pero quiero ver a Alec –dijo Magnus y se sentó junto ojiazul sonriéndole abiertamente–. ¿Qué está pasando Alexander?

El chico hizo un puchero.

-Mi madre me quiere envenenar.

Magnus rió divertida y negó.

-Dudo que esa sea la intención de tu madre –Magnus rió –tómate la medicina amor mío, debes tomártela por favor.

-Pero no quiero Magnus.

-Mira el lado bueno –Magnus le acarició suavemente el pecho al chico sin importar que allí estaba la madre de éste –si te tomas tu medicina, te recuperarás pronto y pronto podemos salir juntos.

Alec sonrió abiertamente ante la idea, pues sí, había estado con Magnus todo el tiempo en la habitación del hospital, había exigido que fuera él quien lo acompañara a la noche a pesar de las protestas de su madre y cuando no estaba ella en su habitación en la casa Magnus permanecía allí, pero quería salir con Magnus como una persona normal, quería recuperar la normalidad de su vida.

- ¿Madre me puedo robar mi medicina?

La mujer le dio su medicina soltó un gruñido molesta, molesta porque aquel chico había logrado que su hijo se tomara la medicina con tal facilidad, molesta por las caricias que el moreno le brindaba a su hijo, molesta porque no era Jonathan quién lo había hecho.

-Bueno creo que alguien sobra aquí.

Alec asintió con fervor.

-Tienes razón, madre ¿podrías retirarte?

La mujer miró ofendida a su hijo pero asintió y a regañadientes se fue; Magnus soltó una risita.

-Creo que no le agrado.

-No es eso –Magnus lo miró escéptico –es solo que ella adora a Jonathan, en verdad lo adora en demasía, pero ya se dará cuenta que tú eres mucho mejor.

Magnus sonrió abiertamente mientras le acariciaba suavemente el pecho a Alec.

- ¿Lo soy?

- ¡Pero por supuesto que sí!

-Alexander...

- ¿Sí, amor?

-Bésame.

Alec suspiró suavemente y lo abrazó contra sí mismo.

EL INFIERNO DE ALEXANDER (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora