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_____________________________________Douglas
Mi orgullo casi me hace perder a mi hijo. Y no solo figuradamente. Durante años me negué a aceptar que Keenan hubiese decidido buscar su propio camino, lejos del que yo había planeado para él. Creía que negándole la palabra y el apoyo volvería a mí con el rabo entre las piernas, tal y como hice yo cuando mi padre me obligó a continuar con el negocio familiar. Pero él siguió avanzando sin mí y, con el paso del tiempo, la situación se complicó. No, yo la compliqué por no querer dar mi brazo a torcer. Dejé que pasase el tiempo y que ganase mi resentimiento.
Tuvo que venir una mujer sin pelos en la lengua y más que decidida a criticarme por todo para que abriese los ojos. Y el hecho de que mi hijo estaba perdido en medio de ninguna parte y yo no podía hacer nada por él. Jamás en mi vida he tenido tanto miedo. Siempre confié en que sabría salir adelante, que nada sería demasiado difícil para él, que regresaría a casa sano y salvo. Pero no fue así esta vez. Y mi mayor miedo era perderlo sin haber arreglado las cosas con él. Sin que supiese que estoy orgulloso de sus logros. Maldito estúpido soy.
Ahora está delante de mí, postrado en una cama, y me siento aliviado, aún a sabiendas de que no tengo derecho a ello. No me porté como el padre que debería, sino como el que tuve yo y no habrá tiempo suficiente en esta vida para compensarlo por ello. Ni debo esperar un perdón de su parte, aunque en el fondo lo hago.
Puedo ver la determinación en su mirada mientras espera una explicación. Esa que siempre tuvo, desde pequeño. La misma que le hacía enfrentarse a mí una y otra vez por lo que quería. Lo admiro por labrarse su propio destino, tal y como hizo mi bisabuelo en su día, pero nunca se lo dije. Me negué a aceptarlo, esperando a que recapacitase y regresase conmigo. Demasiado tiempo esperé y más que lo habría hecho si Helena no me presionase. Le debo mucho a esa mujer. La mujer que me dará una nieta.
La veo situada en un extremo de la habitación, tratando de pasar desapercibida, y comprendo entonces que los he interrumpido. También ellos tienen una charla importante pendiente, pero no pensé en ello al llegar al hospital. Lo único que quería era ver a mi hijo. Me disculpo con la mirada y ella niega con la cabeza para hacerme saber que no hay problema. Finalmente se retira recordándole a Keenan que hablarán más tarde.
-¿Cómo estás? - Jessie no deja de observarlo y acariciarle el rostro, temiendo que desaparezca en cualquier momento.
Tampoco con ella fui justo. En mi enfado, permití que sufriese sola por las ausencias de nuestro hijo, no la apoyé ni la consolé. Me temo que lo he hecho todo mal en los últimos doce años. Puede que incluso más, porque las discusiones con Keenan empezaron mucho antes de irse. Ahora mismo no me siento el mejor padre del mundo, ni el mejor esposo. Aunque no negaré que me lo busqué por mi propia mano.
-Estoy bien, mamá. Nada que unos días de reposo no solucionen.
-¿Unos días? - la madre que lleva dentro está saliendo a flote y no puedo evitar sonreír, incluso cuando el ceño de mi hijo se arruga cada vez que me mira -. Esta pierna tardará meses en curar.
-Para nada - intenta incorporarse y Jessie le ayuda, colocando varias almohadas en su espalda -. Estaré bien antes de lo que crees.
-Estaba tan asustada - no la veo pero sé que sus ojos están aguados. Me siento mal por todas las veces que me habrá estado ocultando su preocupación, seguramente creyendo que yo no lo entendería.
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Nunca conmigo
RomanceUn francotirador es observador y calculador. Un francotirador es paciente y disciplinado. Un francotirador es certero y letal. Un francotirador no comete errores. Es implacable. Keenan Mackenzie es francotirador. Su meta en la vida es ser el mejor y...