Nunca conmigo

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Helena

Casi ni pestañeo por miedo a que sea un sueño. Después de tanta incertidumbre, después de pensar en lo peor durante semanas, Keenan está viajando de regreso a casa. Herido pero vivo. Y aunque debería sentirme feliz por ello, la pérdida de Nolan es demasiado dura y pesa en mi corazón. No puedo ni imaginar lo que estará pasando por la cabeza de Keenan en este momento. Ni puedo esperar a tenerlo junto a mí para abrazarlo y darle mi apoyo incondicional. El consuelo no lo hallará tan pronto, me temo.

-Ya voy yo - digo en cuanto escucho el timbre en la puerta y abro sin esperar a que me contesten. Se supone que Cailean y Lía están viniendo hacia aquí para llevarme al hospital donde ingresarán a Keenan hasta que se recupere de sus heridas.

Pero no es a ellos a quien me encuentro frente a mí al abrir. Shea me mira con ojos rojos e hinchados, probablemente por haber estado llorando durante horas. Sé que hace un par de días fueron a su casa para informarle de la muerte de su hermano. Cailean me lo dijo. Mi primer impulso, incluso después de lo sucedido entre nosotras, es abrazarla pero me quedo donde estoy, esperando a que hable primero. Por más penoso que sea su aspecto ahora mismo, me temo que seguirá siendo la misma mujer egoísta e infantil de siempre.

No volvimos a vernos después de la discusión que me envió al hospital. Tampoco sé si intentó acercarse a mí para disculparse como se supone que le pidió Cailean. Les dejé bien claro que no quería saber nada de ella. Ni para bien ni para mal. En aquel momento era lo mejor para mi propia tranquilidad. Y lo sigue siendo.

-¿Ya está aquí? - hay rabia en su voz. Y dolor. Mucho dolor -. ¿Ya volvió Keenan?

Como me temía, parece que no ha aprendido nada desde la última vez que nos vimos. Si pretende aplacar su sufrimiento culpando a Keenan por la muerte de Nolan, no pienso permitírselo. Shea ya ha hecho suficiente daño para toda una vida, es hora de que madure.

-Si vienes a gritarle o reprocharle algo vas lista - cruzo los brazos en mi pecho, por encima de mi barriga, que ya está muy crecida -. Lo que pasó no fue culpa suya.

-Él... - por un momento parece dispuesta a enfrentarme pero sus manos revuelven su cabello despeinado y su mirada se pierde en el infinito. 

-¿A qué has venido, Shea? - le pregunto al ver que no reacciona. 

No quiero que esté aquí cuando lleguen Lía y Cailean. Siguen insistiendo en que la denuncie aunque les he dejado claro que no lo haré. Sin embargo, si está aquí para complicarle más la vida a Keenan, juro que haré que dé con sus huesos en la cárcel. Él no merece su desprecio ni sus reproches después de haber perdido a su mejor amigo. Ni que lo cargue con más remordimientos de los que seguramente ya tendrá.

-No lo sé - las lágrimas caen por sus mejillas, pero sigue sin mirarme -. Solo salí de casa y caminé. Mis padres no estaban cuando llegaron los soldados. Tuve que recibir la noticia sola. Tuve que...

Guarda silencio y yo también. Me siento una mala persona al verla sufrir de este modo y no brindarle consuelo, pero no puedo hacerlo. Todo el daño que ha hecho ella antes me lo impide. No voy a decir que me alegre de que esté pagando por ello porque la muerte de Nolan no debería haber sido su castigo, pero se merece sufrir un poco.