Nunca conmigo

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Cailean

Es cierto eso que dicen de que las desgracias nunca vienen solas. Por si lo de Keenan no fuese suficiente, ahora estamos en el hospital esperando a que alguien nos informe del estado de Helena. Shea me llamó hace un par de horas para avisarme de que la había atropellado un coche. Estaba tan alterada que apenas entendía lo que me decía pero las palabras Helena y hospital bastaron para hacerme salir del trabajo de inmediato.

No quería decirle nada a Lía, para no preocuparla, hasta que supiese algo más sobre Helena pero fue ella quien me llamó cuando iba camino del hospital, alterada porque no le contestaba al teléfono y hacía demasiado tiempo que se había ido de paseo. No tuve más opción que contárselo y ahora estamos los dos aquí, esperando a que nos digan si todo está bien.

-Cailean - el ginecólogo que llevó el control de ambos embarazos de Lía viene hacia nosotros -, Lía. 

-Roger - lo saludo ansioso. Lía se limita a abrazarse a mí y mover la cabeza ligeramente hacia él. 

No he logrado sacarle ni una sola palabra desde que llegó salvo algún que otro monosílabo. La conozco lo suficiente como para saber que está pensando en el accidente de sus padres y que ahora mismo no debo insistirle sobre ello. Hablará conmigo cuando esté preparada, como siempre hace. Mientras tanto, mis brazos serán su apoyo y su consuelo.

-¿Cómo está? - le pregunto a Roger.

-Por suerte el golpe no ha sido tan fuerte como parecía. La pérdida de conocimiento se debió al susto y no a un daño interno como creíamos en un principio.

-Eso es bueno - respiro tranquilo y noto cómo Lía se relaja.

-¿El bebé? - pregunta ahora ella.

-Está perfectamente - nos sonríe y Lía deja escapar un suspiro de alivio -. Hemos hecho varias pruebas para asegurarnos de que no ha sufrido daño alguno y todo indica que fue Helena quien se llevó la peor parte.  Ahora más que nunca tendrá que guardar reposo. Ha estado sometida a un gran estrés en las últimas horas y eso no ayuda a estabilizarla. Necesita tranquilidad absoluta.

-No será fácil mantenerla en cama - digo.

-No es necesario que guarde cama pero los paseos se han acabado por una temporada. Al menos hasta la siguiente revisión. Lo valoraremos entonces.

-¿Podemos verla, Roger? - Lía está ansiosa.

-Por supuesto - nos indica con la mano que lo sigamos y continúa hablando -. Ya le he advertido que debe tomárselo con calma pero tendréis que ayudarla con eso porque me temo que Helena no es de las que se quedan quietas mucho tiempo.

-Es una mujer demasiado activa - admito.

-Tendrá que aprender a relajarse - dice Lía decidida -. Su bienestar y el de Miranda son lo primordial ahora.

-Haremos que guarde reposo - lo digo más para Lía que para Roger pero asienten ambos.

-No os asustéis por los cardenales en su cuerpo - nos advierte Roger una vez frente a la puerta de su habitación -. Son solo consecuencia de la caída. Nada resaltable. Desaparecerán en unos días.