Nunca conmigo

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Es jueves y no hay mucho que hacer por la noche en Inverness, aún así decido invitar a Helena a cenar fuera para que mis tíos tengan unas horas para ellos solos, que falta les harán viendo lo que se avecina en dos días. Se han empeñado en celebrar el bautizo en su casa y se juntará, una vez más, toda la familia. Y sería un caos si no fuese por la eficacia de Fiona para organizar eventos de ese tipo. No sé cómo no se vuelve loca.

-Hay un lugar cerca de aquí al que podemos ir andando - le digo a Helena mientras caminamos por la calle - Se llama La tortilla asesina. El dueño es...

-¿En serio? - me interrumpe - ¿Y por qué Lía no me llevó nunca a él?

-Porque según ella la comida que dan no es española - rio - De hecho, sus palabras exactas fueron 'debería llamarse Asesinos de tortilla'.

-Si Lía tiene tan mala opinión de él, no sé si debamos ir a cenar ahí - frunce el ceño y en ella queda totalmente encantador.

-Si me dejases terminar de hablar - hace un puchero de disgusto por mi reprimenda y sonrío - te diría que la cerveza está buena y podríamos tomar una copa antes de ir a cenar a un lugar con comida más sabrosa.

-¿Cerveza española? - alza una ceja.

-Gallega.

-La cerveza gallega es la mejor del mundo - dice con suficiencia.

-¿Quién está siendo prepotente ahora?

-Cuando es cierto, es cierto - se encoge de hombros.

-Después probarás el whisky escocés - le digo - y veremos quien es el mejor del mundo.

-No compares cerveza con whisky - ríe - Nada que ver.

-No hablaba del whisky - le guiño un ojo y ella blanquea los suyos. Creo que se está convirtiendo en una rutina para nosotros.

-Llévame con esos asesinos de tortilla - engancha su brazo con el mío y nuestros pasos se acompasan al momento - Quiero beber la mejor cerveza del mundo.

En cuanto dejamos de hablar, sólo se escucha el sonido de sus tacones en el pavimento. Debo admitir que me gustan las mujeres que se arreglan para salir de casa y Helena hoy está impresionante. Se ha puesto un vestido negro muy ajustado que le cubre desde el cuello hasta las rodillas y aún así se ve más sexy que si hubiese enseñado más piel. A punto estuve de volver a mi cuarto a cambiarme de ropa. No voy ni la mitad de elegante que ella.

-Guarda sitio para el whisky - le digo.

-Y para la comida. No creas que te permitiré emborracharme sin haber comido antes.

-¿Emborracharte? Nada más lejos de mis intenciones. Yo solo quiero que te diviertas esta noche. Mañana llegará Kirsty y se habrá acabado la tranquilidad.

-Es un torbellino de energía - asiente - Pero me encanta. La gente positiva siempre sabe cómo animarte. Y sin esfuerzo.

-¿Necesitas que te anime?

-Necesito que me alimentes - alzo una ceja y continúa antes de que pueda decir nada - A mi estómago. Que alimentes a mi estómago.

-Bueno - finjo resignación - si eso es lo que quieres, eso es lo que obtendrás. Luego no vengas reclamándome más.