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Keenan

Han pasado tres días desde que estoy en este hospital y no he podido ver de nuevo a Helena. Cailean dice que es por su embarazo, que ha estado teniendo problemas de salud y no le permiten visitarme porque se pone en riesgo innecesariamente. 

Innecesariamente una mierda. No tienen ni idea de lo necesario que es para mí verla. Y no voy a llamarla por teléfono porque quiero tenerla delante y estudiar sus reacciones cuando le hable para contraatacar mejor si intenta alejarme de ella. No estoy dispuesto a permitírselo. Desde que la volví a ver, supe que si tenía que dejar que alguien entrase en mi vida aún a riesgo de hacerle sufrir por mis ausencias, esa era Helena. Y ahora no puedo decírselo porque le han prohibido venir a verme.

Mi padre tampoco ha podido volver por culpa del trabajo, pero me llama cada día para interesarse por mí. Aún me cuesta creerlo. Debería estar resentido con él, negarle la palabra para que sepa lo duro que ha sido, pero no puedo. A pesar de todo, lo he necesitado mucho a mi lado y ahora no voy a desaprovechar la oportunidad de recuperarlo por mi orgullo herido. Sería repetir sus errores y no seré tan estúpido. La muerte de Nolan me ha enseñado que debemos vivir al máximo, que no debemos conformarnos porque tal vez no tengamos un mañana donde rectificar.

Y por eso, a pesar de que me lo han prohibido, ya he empezado a levantarme sin que me vean para medir la fuerza en mi pierna. Después de casi semana y media en reposo está mucho mejor. Quiero empezar a ejercitarla para salir de aquí en pocos días. Necesito ver a Helena cuanto antes y si ella no puede venir, iré yo. Hasta que aclaremos lo que hay entre nosotros no podré estar tranquilo.

Un par de golpes en la puerta hacen que me recueste en la cama con rapidez. Me siento como un niño pequeño al que han pillado robando chocolate en casa de su abuela. Sonrío por un momento antes de dar permiso para entrar a quien está fuera.

-¿Se puede? 

Shea asoma la cabeza por la puerta, dubitativa y yo la miro con sorpresa. De todas las personas que esperaba que me visitasen, ella no estaba en la lista. Ahora mismo no se parece en nada a la Shea que vi la última vez. Tiene grandes ojeras y los ojos un poco hinchados. No lleva maquillaje y su cabello está despeinado. Mi corazón se estruja al pensar en todo el dolor que ha de estar pasando la familia de Nolan. Si para mí es duro, para ellos ha de ser infinitamente peor. En cuanto salga de aquí iré a hablar con ellos también. Es lo mínimo que puedo hacer. Se lo debo a Nolan.

-Adelante - la animo.

Camina cabizbaja y se para a unos pasos de la cama. Veo cómo retuerce sus manos, indecisa, e inspira profundamente antes de levantar la vista hacia mí. El dolor en su mirada me golpea con fuerza en el estómago y siento el impulso de abrazarla, aunque sé que no habrá abrazo ni palabras de ánimo que puedan mitigar su sufrimiento.

Verla tan dañada hace que las últimas horas junto a Nolan regresen a mi mente. Cómo me protegió en todo momento. Todas las veces que me ayudó a continuar cuando yo no podía más. Cuando me cargó en hombros para alejarme de nuestros enemigos. No debería haber sido él el que se quedó atrás, no se lo merecía. Su familia no se merece todo este sufrimiento.

Nunca conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora